La actualidad no deja de mostrarnos situaciones en las que los representantes de los empresarios se lavan las manos ante las urgencias de las familias trabajadoras en plena pandemia. Si hace unos días la CEOE hacía saltar las alarmas por el Ingreso Mínimo Vital, se trata ahora de la Patronal del agua quien saca a pasear su lado más mezquino.
La Asociación Española de Gestores de Servicios de Agua (AGA) se ha dirigido por escrito al Ministerio de Transición Ecológica para que les permita cortar el suministro de agua a las viviendas que no paguen los recibos. En esa carta, informa Eduardo Bayona en el diario Público, la Patronal del agua manifestaba su inquietud al Gobierno por haber limitado estas acciones.
El Gobierno aprobó el pasado 31 de marzo un paquete de medidas en el que quedaban suspendidos los desahucios sin solución alternativa y el corte de suministros básicos (agua, luz y gas) por impagos mientras permaneciese la situación actual, para paliar el efecto que pudiera producir el cese de actividades económicas durante el confinamiento por el coronavirus.
Sin embargo, la Patronal del agua del grifo estima ahora que estas medidas sociales suponen una invitación indiscriminada al impago, pues -consideran- se fomenta de ese modo el abuso de quien no lo necesita e incrementar la morosidad. El blindaje de estos servicios mínimos conducirá, según los responsables de los empresarios, a la insolvencia y a la caída de las gestoras del agua corriente, cuya actividad se estima que factura unos 3.500 millones anuales.
Ya supone cierta extrañeza que exista una patronal que agrupe a empresarios que obtienen amplios beneficios con un servicio fundamental como el agua corriente, cuando nos llega la sorpresa de esta cicatera petición. Resulta chocante que se pretenda especular con algo tan esencial como el agua corriente, cuando además los expertos han recomendado desde el inicio de la pandemia medidas de higiene básicas como el lavado de manos reiterado, el aseo frecuente o poner lavadoras con la ropa que se usa a diario en el trabajo.
El grifo de los escrúpulos para los grandes empresarios parece que se ha quedado sin suministro ante esta situación angustiante que nos ha tocado vivir y los poderosos no sienten rubor en mostrar su verdadero rostro de codicia cuando el foco de la emergencia muestra sus vergüenzas.
