La Patronal, alarmada: teme que renta básica obligue a subir salarios

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La Confederación Española de Organizaciones Empresariales, CEOE, ha manifestado su intranquilidad ante la propuesta del Gobierno sobre el diseño de un Ingreso Mínimo Vital Puente, una renta temporal de enlace mientras el ministerio correspondiente desarrolla el proyecto de una especie de renta básica.

Este Ingreso Mínimo Vital iría dirigido a familias sin ingresos y que estén padeciendo de manera más acusada la actual crisis del coronavirus, en previsión de que el proyecto de la renta básica que se pretende crear se alague unos tres meses. Rondaría los 450 euros mensuales y encajaría dentro de la intención del Gobierno de no dejar desatendido a ningún ciudadano en estos momentos de dificultad.

La CEOE ha calificado de «desleal» la actitud de los responsables de este proyecto por parte del ejecutivo y estima que se trata de una medida política que los ministros toman de manera unilateral, sin considerar el diálogo social y a los empresarios españoles.

Consideran los representantes de los empresarios que ese ingreso mínimo obligaría a subir los salarios y dificultaría la creación de empleo, de modo que va en la línea contraria de la reactivación económica. Dicho en palabras llanas, los empresarios temen que un ingreso a los ciudadanos más desfavorecidos disminuiría su posibilidad de hacer contratos en los sectores de menor escala salarial, esto es, a los trabajadores que no tienen más remedio que aceptar los contratos efímeros y de sueldos jibarizados.

Pese a la polémica que suscita el tema de las rentas básicas en todo el espectro político (expertos como Juan Torres López, cofundador del programa económico original de Podemos, han expresado en medios su oposición a esta medida por considerar que si al mismo tiempo no se inyectan ingresos a las empresas a la larga provocaría un desplome económico, y a la inversa neoliberales como De Guindos la ven con buenos ojos), no deja de ser llamativa la reacción de la Patronal.

Los poderes económicos no han dudado en poner en evidencia su mínimo interés en la vida de los seres humanos en momentos en que miles de personas han fallecido desde el inicio de la pandemia. La presidenta del Banco Santander, Ana Botín, ya indicaba la tendencia hace unos días cuando reclamaba la vuelta al trabajo de los españoles. No quedan a la zaga en inmoralidad las altas instancias de la UE en las recientes reuniones de los Veintisiete en las que representantes de los países más poderosos cuestionaban la prioridad de proteger a los más mayores. Se une ahora la Patronal española sacando a relucir que los empresarios prefieren desempleados en estado de necesidad para poder así desplegar su macabra oferta de contratos miserables con los que aumentar, a costa de la sobre explotación de los más necesitados, su cuota de beneficio.

La formación de un contingente de reserva -como explicó Marx- es condición indispensable del régimen capitalista, pues le proporciona una fuente de material humano dispuesto a ser explotado a medida de la necesidad del empresario. Los capitalistas rivalizan entre sí por provocar más despidos: la creación de colas de parados favorecerá su futura contratación pero cada vez, por supuesto, a un coste más bajo. Ese es el temor, realmente, que inquieta a la Patronal.

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