Julián Jiménez, el profe rojo de Twitter

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Una vez más han cerrado la cuenta a Julián Jiménez, el profe rojo de Twitter. Aunque ahora esta parece ser definitiva. Y créanme que me ha dolido. Y no sólo porque lo que le ha pasado a él, le podría pasar a cualquiera de nosotros, ya que somos muchos los que estamos en la diana de los grupos de extrema derecha dispuestos a emplear mucho tiempo en cerrar nuestras cuentas y así silenciar nuestra voz. Esto va más allá. Porque yo a Julián lo admiro, y consultaba su cuenta a diario aprendiendo junto a él muchas de esas cosas que nos están vedadas en los medios de información convencionales. Pero es que además de admirarlo, a Julián le tengo mucha simpatía, y no sólo ideológica, pues en ese plano casi siempre solemos coincidir pero también a veces no estar de acuerdo. Mi simpatía no es por eso sino porque su valor humano es extraordinario. Y nunca olvidaré que cuando fui señalado y difamado por OK Diario hasta en mi centro de trabajo por ser candidato de Adelante Andalucía en las últimas elecciones autonómicas, él fue uno de los pocos que me llamó, mientras que la mayoría de los dirigentes de mi propio partido me ignoraban. Y sólo lo hizo para preguntarme cómo estaba. Haciéndome saber que mi pesar no acababa en mí mismo.

Por eso lo he llamado ahora yo a él, porque he querido –iluso de mí- hacer de altavoz en esta causa, aunque pronto me he dado cuenta de que él no necesita de muchos altavoces. Y es que mientras redacto esta entrevista, Julián ha sido la primera tendencia en España de la red social que lo ha echado, y todo por haberse ido a la plataforma Mastodon. Y es que con él se han creado tantos usuarios nuevos en esa red social que hasta el fundador de la misma se ha preguntado qué estaba pasando. Así que eso. Que él no necesita de ayudas y se vale por sí mismo. Y yo me alegro, pero aquí tienen la entrevista de todas formas.

Tenías una de las cuentas de Twitter más significativas de la izquierda española y en pocos meses han bloqueado hasta en tres ocasiones. ¿Cuál crees que es la explicación?

Han sido cuatro cuentas en realidad. Y en cinco meses. Yo alucino. A la primera me suspendieron por llamar imbécil a una persona. Es decir, que a mí me cierran una cuenta con 123.000 seguidores por llamarle imbécil a una persona que además se borró la cuenta. La segunda, con 47.000 seguidores, aún no sé ni por qué me la han suspendido a día de hoy, porque no me han mandado ni un correo. Yo he escrito una apelación pero a mí no me han explicado el porqué.

Tanto la cuenta de La Reportadora como el grupo de extrema derecha, Unga Unga Army, se han atribuido el cierre de tu cuenta. ¿Sabías que han cerrado hoy mismo la cuenta de La Reportadora? Se podría decir que te han vengado.

Sí, ellos se han atribuido la hazaña, pero en ningún momento a mí Twitter me ha informado, como sí hizo con la anterior suspensión, de los motivos. Respecto al cierre de La Reportadora, no lo sabía, pero mira yo te digo la verdad, igual sienta mal lo que voy a decir porque dentro de la izquierda hay gente que sí es favorable a la censura, pero yo siempre pensé que la censura, tarde o temprano nos acabará afectando más a nosotros que a ellos. Independientemente de lo que sea, por principios, por la situación actual, y por cómo está la cosa, no podemos defender la censura porque corremos el riesgo de acabar sufriendo esa misma censura de una forma aún mayor. Es más, hace unos días yo escribí unos tuits defendiendo que al imbécil de Isaac Parejo –que es un imbécil redomado, un bloguero de derechas- a mí me parecía mal que le cerrarán, porque al final el mensaje que transmitimos, si lo censuramos, es que pueden aplicar la misma medida conmigo y encima le estoy victimizando. Si a mí me cierran una cuenta, sólo me demuestran que no son capaces de argumentarme. Si tú crees que estás en una posición correcta y consideras que la mía es incorrecta, yo te rebato, ¿no sé si me entiendes?

Perfectamente, de hecho hace unos meses recibí mil ataques por advertir ante la petición de ilegalización de Falange, que si eso ocurría, al final a quienes acabarían ilegalizando sería a los partidos comunistas de este país.

Efectivamente, porque si se ilegaliza a unos, ¿por qué no se iba a ilegalizar a otros? Y estamos cayendo en un juego terrible. Yo recuerdo en el debate electoral que Pedro Sánchez habló de crear una ley contra el totalitarismo. Estoy seguro de que esa ley al final acabaría aplicando lo que ya se ha aplicado en algunos países del este contra el comunismo: convertir la defensa del ideal comunista en un delito. Pero en fin. Yo lo que pienso es que Twitter tiene un sesgo. No es neutral por mucho que lo hayamos llegado a creer. Se ha notado por ejemplo con el cierre de cuentas de periódicos cubanos, que eran oficiales y les han argumentado que estaban lanzando spam ¿tú dime qué periódico no realiza labores de spam, que hay a veces tuits que son superrepetitivos? Mientras tanto, en Bolivia han permitido la creación de hasta 350 cuentas que tienen una intencionalidad y nadie ha censurado eso. Twitter es una empresa norteamericana y barre para su lado, un lado que todos sabemos cuál es.

Has anunciado que no volverás, ¿es seguro?

Pues en principio la intención es de no volver. Si no me devolvieran la cuenta principal, no tendría ningún sentido volver. Porque aparte, las condiciones que va a poner Twitter a partir del 1 de enero, yo no sé si la gente se las habrá leído, pero son leoninas. Le otorgan a la compañía más poder, y con motivo o sin él pueden cerrar cuentas. Twitter no necesitará argumentarte por qué te cierra una cuenta, te la cierra y ya está. Entonces la intención es no volver. Porque no soy la primera persona a la que le pasa. La mayoría de los cierres son a cuentas de izquierdas, aunque alguna vez caiga alguna de derechas, pero de manera muy puntual, porque estas redes sociales tienen un sesgo claro. Y a partir del 1 de enero tienen la posibilidad de poder silenciar a un usuario sin que este sea siquiera consciente. Entonces eso supondrá una merma de libertad de expresión que ya se está dando en parte. Ya hay gente que pierde seguidores, se silencia, sus mensajes no llegan, … pero a partir de enero será oficial. Me quedaré en Facebook, usaré Mastodon también, que es una red social libre que encima tiene una cosa que Twitter no tiene, que es que los mensajes de contenido nazi son eliminados. Y es una condición de la red social, con lo que muestra un compromiso que Twitter no ha tenido nunca. Yo he recibido –y tú lo sabes- amenazas de muerte, insultos, publicación de datos personales,.. y creo que habré reportado unas treinta veces, y todas ellas me han respondido que el mensaje no incumplía las normas de Twitter.

Yo tengo una tercera parte de los seguidores que tú has llegado a tener, si bien es cierto que yo aparezco con mi nombre real en la red y soy reconocible, con lo que no es raro que me paren por la calle. Y eso a veces da que pensar ¿a ti te ha perjudicado Twitter en tu vida personal?

A mí en ocasiones sí. Yo ya te conté que en 2014 mi primera cuenta la tuve que cerrar yo. Tuve hasta una denuncia de una organización ultraderechista ante mi centro escolar. Tuve la suerte de que la dirección de entonces y el AMPA se pusieron de mi lado. No vivíamos los tiempos de hoy en que las antorchas están encendidas con el tema de los docentes, y consideraron que lo que yo opinase fuera del centro era asunto mío. La denuncia fue respaldada por Alfredo Perdiguero, el policía sindicalista -que encima tiene la poca vergüenza de hacer eso cuando él ha llegado a retuitear los audios de una víctima de violación menor de edad-. Pues ese señor se atrevió a mí a darme lecciones ¿pero qué lecciones me vas a dar tú? Es que es vergonzoso… pero en fin. Ese señor apoyó esa denuncia que por suerte fue archivada, pero he tenido problemas: amenazas, insultos…, he llegado a tener trolls, por no decir gentuza, que me han acusado de 40.000 burradas de las que me he tenido que defender como buenamente he podido. No sé si recuerdas la famosa defensora aquella de los rebeldes sirios que me llegó a decir que yo le había acosado, que claro, la gente se río con eso porque soy homosexual, y al final tuvo que borrar el tuit porque amenacé con denunciarla por calumnias.

A ese respecto, ¿a quién temes más en Twitter? ¿A los ataques de la extrema derecha o de la izquierda posmoderna? Porque su manera de actuar es muy similar.

Sí. Pero yo la verdad es que la mayoría de los ataques que he recibido han venido de la extrema derecha, aunque sí que es verdad que he recibido mensajes verdaderamente repugnantes, que han llegado a desearme la muerte, viniendo de gente que se supone que está de mi lado de la trinchera. Y todo por no comulgar con determinadas cosas. Incluso no sé si serán gente de derechas que fingen ser de izquierdas, porque desde luego la forma de actuar es de matones. Y sí. La he tenido alguna vez con ese tipo de gente. En un caso planteé hasta una denuncia y la mujer se tuvo que retractar y decir que le habían dado una mala información. Pero tuve a un montón de gente, incluso a los de SOS Racismo, diciendo que yo acosaba a mujeres musulmanas, cosa que es obviamente falsa. Y me llamaron racista, simplemente porque yo no comulgaba con unas ideas que no casan con mi forma de ver el mundo, que es laico. Fue bastante desagradable pero al final quedaron ellos mismos retratados.

Ayer fue Trending Topic nacional el Hashtag #TodosSomosProfeRojo, ¿qué te parece?

Me quede alucinado. Yo no esperaba esta reacción. Yo puse unos mensajes en una cuenta personal de un curso que hice hace siete años y nunca la había usado. Y aproveche que era la única cuenta que me quedaba para explicar por qué me iba de Twitter. Que es básicamente por la censura y por el silenciamiento de una cuenta que podrá tener sus errores, y podré sulfurarme porque soy humano, pero que es un caso claro de censura, y de censura conocida por Twitter en la que la empresa no ha hecho nada porque es plenamente consciente de lo que pasaba. Porque llamar imbécil a alguien resulta que es un tuit que ataca a las minorías, cuando yo he visto cientos de tuits nazis diciendo barbaridades de judíos, de homosexuales, de negros…, sin que hayan sido obligados a borrarse. Sin ir más lejos, los audios de la Arandina con conversaciones de una menor no los borró Twitter. Y yo no sé ni la de gente que denunció esos audios. Lo del algoritmo es una mentira como la copa de un pino. Y la prueba más clara la tienes ahí, que no borraron los audios sino que los borraron finalmente ellos.

¿Qué va a ser ahora del personaje, del profe rojo?

Pues nada, yo simplemente estaré en Facebook y en Mastodon, y desde allí intentaré hacer más o menos lo que ya hacía en Twitter. De otra manera. No sé si en un tiempo decidiré volver, porque necesito desconectar, pero creo que la decisión la tengo tomada y en principio mi idea es no volver a Twitter, más que nada por convencimiento ya que censura y no respeta la libertad de expresión. Y desde estas plataformas publicaré las cosas, y también tirare de mi blog que es algo que tenía abandonado debido a Twitter. Yo antes escribía mucho en mi blog y tenía entradas semanales. Intentaré tirar de allí en función de lo que el tiempo y el trabajo me permitan. Y yo creo que no hay nadie imprescindible. Al final, la misma dinámica que hace que surjan liderazgos personales es lo último que yo habría querido. A mí me hubiera gustado ser anónimo. Y tengo claro que si volviera a Twitter sería un ente, profe rojo y ya está. Y simplemente intentaría hacer la misma función que hice hasta que no me han dejado hacerla, que era concienciar, hablar de Historia que es lo que yo sé. Yo tenía una cuenta de unos 3.000 seguidores en la que hablaba de lo que salía en los medios de comunicación, y llegó un momento en que me di cuenta de que la forma de destacar en Twitter era hacer algo que otros no hicieran, y a raíz de eso pues empecé a hacer hilos. ¿Y de qué sabía yo? Pues de Historia. Y empecé a hacer hilos de Historia, de datos de países socialistas. Y la gente se fue sumando a la cuenta. Luego esto lo complementé con contrainformación, porque los medios de comunicación dicen media verdad, y a veces ni media, por no hablar de los que dan datos falsos. Y mi labor era aportar un poco de luz en casos como Yemen, Chile, Colombia o Bolivia, cuyo tratamiento ha sido vergonzoso, y gracias a las redes hemos podido dar a conocer otra realidad.

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