Había que dejar reposar un poco el día 25N por la Eliminación de la violencia contra las mujeres. Esperar a que las aguas volvieran a su cauce, si es que han llegado a amansarse, y analizar qué clase de sociedad y medios de comunicación sufrimos. La primera impresión que me viene a la cabeza es que los ultras se han salido con su propósito. Acapararon buena parte del espacio que debía corresponderle por derecho propio a las mujeres y sus reivindicaciones. Pero con Ortega Smith como mascota visible y tratando de reventar el acto que celebraba el Ayuntamiento de Madrid, realizó una intervención en el gobierno municipal que debería asquear hasta la náusea a cualquiera con un mínimo de empatía. Los medios entraron cual miura al capote que enseñó el portavoz municipal del partido de extrema derecha. Y lo hicieron a sabiendas que la mierda vende y vende bien. Y de mierdas varias VOX es especialista.
Una víctima de la violencia machista, Nadia Otmani, invitada al acto del consistorio, indignada y enfurecida, increpó con toda justificación al ultraderechista de VOX que minutos antes había negado la naturaleza de la violencia que tiene postrada en una silla de ruedas. A partir de ese enfrentamiento, la mayoría de los medios de comunicación televisivos y escritos dedicaron más espacio a este personaje que a las propias víctimas.
El espectáculo estaba servido, sin duda con una polémica cuidadosamente planeada para solapar un día tan necesario como el 25N y los medios entraron al trapo con todo conocimiento de causa. Me imagino a VOX aplaudiendo con las orejas tan rotundo éxito y a Smith, celebrándolo al brindis de Acuña: «Pensé poco, recé mucho»… En un segundo plano quedaban las movilizaciones feministas, las distintas opiniones de asociaciones de mujeres y juristas especializados sobre cómo afrontar esta lacra que no parece disminuir y de cómo se podría mejorar la LVG.
Así pues, si echamos la vista atrás al pasado lunes y tratamos de retener en nuestra retina una imagen sobre el día contra la Violencia de Género, nos viene a la memoria al ex COE cobardemente dando la espalda a Nadia Otmani pero obteniendo toda la atención de los medios. ¿Por qué? Por una sencilla razón, y es que los derechos de las mujeres a seguir vivas no vende tanto como los rebuznos de un hooligan que las insulta. Los cómplices tienen nombres y apellidos.