Antonio Gil
El pasado lunes 23 de septiembre, CGT Andalucía ha publicado un comunicado en su página web en el que denuncia la situación vivida por dos trabajadoras, afiliadas al sindicato y que son pareja.
La empresa MAKITO, dedicada a la producción de regalos y material promocional, ha despedido a ambas trabajadoras tras un largo proceso de presión contra las mismas por su condición sexual y por su apuesta por hacer trabajo sindical en la empresa. Desde que empezaron a trabajar allí, hace dos años, ambas trabajadoras denuncian que, por ejemplo, no se les permitía tomar el descanso juntas, como sí hacen otras parejas en la empresa, y narran testimonios de otros empleados que afirman que los jefes les decían que no les gustaba que se juntasen con ellas.
Ante esta situación de discriminación y las malas condiciones laborales, decidieron sindicarse, lo que provocó que la empresa castigase su actitud asignándoles las tareas más duras. Tras meses de sufrir esta situación, ambas trabajadoras fueron dadas de baja laboral, y, meses después, la empresa ha procedido a realizar un despido disciplinario.
CGT Andalucía ha denunciado en su comunicado que, de esta forma, la sección en la empresa ha quedado desmantelada, dado que también han despedido a otra sindicalista que se encuentra en situación de incapacidad temporal, quedando solo una que también está de baja tras una intervención quirúrgica.
El sindicato describe una situación en la empresa de intolerancia a la presencia de mujeres (y peor aún si son lesbianas) y a la actividad sindical y de conculcación de los derechos laborales más básicos: los salarios no alcanzan el SMI; los uniformes femeninos son rosas, frente al azul de los hombres; en la línea de envasado sólo trabajan mujeres; se castiga a las que quedan embarazadas; no hay en la empresa ni plan de igualdad ni plan LGTIBQ; se boicotea la organización de los trabajadores, ya que la empresa con 700 trabajadores no cuenta con comité de empresa y los intentos de elecciones sindicales son abortados, según CGT Andalucía, con la colaboración de “uno de los sindicatos mayoritarios”.
De este modo, en palabras del sindicato, “Con ese golpe de efecto mete el miedo al resto de la plantilla para erradicar cualquier conato de reivindicación en materia de igualdad, de alcanzar el SMI, de conciliación familiar o de control de excesos de jornada”. Esta empresa, como otras consideradas por la Junta de Andalucía, fue beneficiaria este año 2024 de la declaración de “proyecto estratégico andaluz”.
Ello le permitirá acometer una inversión de 100 millones de euros en los próximos cinco años con facilidades administrativas de todo tipo, con la cual la empresa planea desarrollar un centro logístico de 74.000 metros cuadrados en Pulpí en el que centralizar la distribución de sus productos y que generaría unos 150 puestos de trabajo, más otros tantos durante la construcción. Y, aunque no lo destaquen otros medios de comunicación, le generará aún mayores plusvalías y beneficios a la empresa.
Las acciones de protesta no se han hecho esperar: este mismo lunes 23 han comenzado, “como reacción a este atropello empresarial”, acciones ante las puertas de la empresa entre las 12 y las 14,30h de cada día hasta que rectifique.
Los objetivos son: la readmisión de las despedidas; garantizar el respeto a la igualdad y a las mínimas condiciones sociolaborales así como el derecho a sindicarse libremente y contar con un comité de empresa, “poniendo fin a la política del miedo y abusos”; exigir el derecho a la prevención de riesgos, “especialmente los psicosociales y ambientales en el centro de trabajo, que minimice los altos índices de incapacidades temporales que padece la plantilla”.