El ejército de Israel reconoció haber disparado ayer contra una multitud de personas que se agolpaban en torno a un convoy de camiones de ayuda humanitaria, tratando de recoger alimentos, en la ciudad de Gaza. Según el Ministerio de Sanidad de Palestina murieron al menos 112 personas y otras 700 resultaron heridas.
Portavoces del Gobierno israelí calificaron como «tragedia» la muerte de los palestinos y asegura que investigarán lo sucedido, argumentando que los civiles asaltaron los camiones de ayuda y esto causó que los conductores atropellaran a la multitud.
Sin embargo, fuentes de EFE aseguran que fueron atacados mientras aguardaban la llegada de camiones con ayuda humanitaria en una amplia avenida de Gaza. Otras fuentes afirman directamente que las fuerzas de ocupación abrieron fuego con tanques y artillería pesadas contra estos ciudadanos.
Autoridades palestinas califican sin ambages lo sucedido como una «masacre atroz sin precedentes en la historia de los crímenes de guerra».
Personalidades políticas de todo el mundo mostraban su indignación por la masacre. Así, Gustavo Petro, presidente de Colombia, expresó: «pidiendo comida, más de 100 palestinos fueron asesinados por Netanyahu. Esto se llama genocidio y recuerda el Holocausto así a los poderes mundiales no les guste reconocerlo. El mundo debe bloquear a Netanyahu. Colombia suspende toda compra de armas a Israel».
El atentado colmaría las terribles escenas que se han visto durante el proceso de genocidio en Palestina, pues se trataría de aprovechar la hambruna provocada en la población, la que ha resistido los masivos bombardeos, para atacar en las aglomeraciones que se producen en torno a los repartos de comida. Según la relatora de la ONU, Paula Gaviria, «Israel está usando la comida como un arma de guerra contra la población palestina«, Una población que no solo tiene que sobrevivir a los barridos de bombas, sino que además se encuentra en peligro crítico de hambruna. Según una escala de Naciones Unidas que analiza la gravedad de las crisis alimentarias en el mundo, Gaza se encuentra en la fase de «condiciones catastróficas», la más grave de riesgo de hambruna.
Gobierno de España sigue mirando hacia otro lado dada su dependencia de la OTAN
Precisamente en la tarde de ayer se sometía a votación en el Congreso español una proposición no de ley para la ruptura de relaciones de España con Israel. Las derechas, representadas en sus diversidades nacionales (tanto PP como PSOE) como en las versiones catalanas (Junts), votaron en contra de romper esas relaciones.
Las votaciones variaron de unos a otros partidos en las propuestas sobre suspender la venta de armas y proponer sanciones contra Israel. Sólo uno de los puntos, el referido a «redoblar los esfuerzos para lograr la apertura de corredores humanitarios y la entrada de ayuda humanitaria en Gaza» era aprobado, circunstancia irónica dado el ataque referido en el inicio de esta entrada.
Es remarcable que Agustín Santos Maraver, diputado de SUMAR, votó NO a la ruptura de relaciones con Israel, con permiso de la formación fucsia. Sumar objetó que dada su carrera de diplomático (se trata de uno de los fichajes estrella de Yolanda Díaz elegidos a dedo para SUMAR por ser actual embajador de España en la ONU) consideró que la mejor manera de lograr el alto el fuego era mantener las relaciones diplomáticas, vía que el diputado considera aceptable mantener con el Estado que está perpetrando el genocidio de Palestina.
