¿Dónde está el padre?

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Por Sara Garrido Díaz

Encuentran a un niño de dos años semidesnudo y descalzo caminando por las calles de Tudela.. Encuentran a la tía del niño para que se encargue de él. Encuentran a la madre borracha en un bar. Encuentran al padre en ningún sitio. La noticia no tiene a bien informar del paradero del padre, pero somos muchas las que nos lo preguntamos, ¿dónde está el padre? No parece importar.

Nos dicen que las arpías que preguntamos por el padre es para eximir de responsabilidad a la madre, que obviamente ha cometido una negligencia grave dejando a un niño de dos años solo en casa, sin supervisión, sin nadie que responda a sus necesidades, le proteja si siente miedo o le auxilie si se daña en un accidente en el hogar. También hay quien cree que lo hacemos por despecho, y un poquito igual si se acierta aquí, porque estamos hartas de que cada vez que le ocurre algo a una niña o un niño pequeño todas las miradas acusadoras se vuelquen (sin necesidad de pruebas) sobre la madre, sin que ni una sola se percate del resto de la escena.¿Dónde está le padre? Sigilosamente saliendo por el foro, puede.

Créanme si les digo que la mujer que deja solo a un niño de dos años semidesnudo en febrero en Tudela no me despierta simpatía alguna y compasión la justa, que quizá se evapora mucho antes que el alcohol de su embriaguez. Así que es de recibo que la policía y los servicios sociales intervengan por el interés superior del niño y sinceramente espero que las intervenciones sean realmente beneficiosas para él. Y, aún así, no puedo dejar de preguntar, ¿dónde está el padre? Desaparecido, quizá.

El niño de Tudela tiene un padre. Vivo, muerto, ausente, perdido, trabajando, ingresado en un hospital, en casa de su madre, escribiendo sus memorias, cuidando de otras hijas e hijos, estudiando los gorilas en El Congo o viajando por el espacio sideral. Existe. Aquí, allá o más lejos. Ocupándose de cosas importantísimas para la humanidad o sacándose pelotillas de moco del aburrimiento. Le veamos o no. Lo que es 100% seguro es que el niño de Tudela es hijo también de un hombre que lo engendró. Ese padre existe de manera omnipresente en el hecho de que todo niña y todo niño del mundo tiene un padre y eso se traduce en responsabilidad parental. ¿Dónde está el padre? Imposiblemente inexistente.

Ser padre y ser figura paterna no es lo mismo. Cierto: igualmente cada persona nacida en este planeta tiene un padre. A veces desconocido, a veces buenos y presente y a veces un padre de mierda que mejor que no se tenga. Pero se tiene. Y cuando además la madre no cumple con su responsabilidad tampoco y comete negligencias que dañan profundamente a un niño pequeñito, con más razón hemos de saber qué pasa con ese otro progenitor. Así que, ¿dónde está le padre?

Ay, me dicen, si fuese al revés, si hubiese sido el padre al que hubiesen encontrado borracho en un bar y nombraran a la madre implicando que ella es responsable de la negligencia de él, pondrías el grito en el cielo. Posiblemente, pero no será necesario, porque lo más seguro es que no nos enteremos nunca: que un hombre deje solo a un menor para irse al bar no suele calificarse como noticia de sucesos. Además, si ocurriera, no es justo ni acertado simplemente cambiar la dirección de la causa y efecto en eventos similares a éste. No es cierto que la asunción de culpabilidad por asociación ocurra en los dos sentidos: si un padre falla siempre está la madre para recoger las culpas, si una madre falla ¿dónde está el padre? Echando balones fuera.

Pues, déjenme que les diga que es muy necesario saberlo. Porque los niños y las niñas se merecen a ambos progenitores, ser cuidados y protegidos por ambos, y cada vez que la sociedad ignora la responsabilidad parental del padre está negándole a la infancia uno de sus derechos humanos más básicos. Más allá de lo que puede suponer para menores el desequilibrio de responsabilidades que por defecto carga sobre los hombros maternos, es el tratamiento infantiloide hacia hombres adultos, padres, que se suponen que tienen que ser medianamente funcionales.

“Cuando seas padre comerás huevos” se supone que ha de ser un alegato al inexperto por edad, no un “chincha rechincha que tengo una piña que tiene piñones y tú los comes” y, sin embargo, se pregunta “¿donde está el padre?” y las hordas salen en defensa de su paradero perdido, para protegerle, para que no le responsabilicen de la negligencia de la madre, para que ni siquiera le responsabilicen de tener un hijo. Pobrecito, ¿qué culpa tiene él? Es como si la compasión e instinto protector que se debiera tener hacia el niño se desviara por completo para hacerle una ofrenda al padre, que existe pero no sabemos dónde.

¿Dónde está el padre? Si se pusiera sólo una décima parte del empeño que se poner en buscar a la madre cada vez que un niño o niña sufre una desgracia o es víctima de un abuso, encontrábamos a todos los padres del mundo. Vivos o muertos. Un padre viola repetidamente a su bebé de seis meses y lo graba, un padre lleva a su bebé al hospital con fractura craneal que él le ha causado, ¿sabemos dónde está a madre? Sí, se encargan de contárnoslo. Es importante conocer la historia completa, y la historia de un niño o una niña parte de sus dos referentes, independientemente de que la historia sea dolorosa o tan terrible que la audiencia de personas adultas tenga que apartar la vista y no querer saber. Esos referentes de origen son la madre y el padre, y ni la una está para cargar con todo el peso de la sociedad cuando se mira a la infancia, ni al otro se le debe permitir escaquearse continuamente de las responsabilidades parentales más básicas. Es simple decir “no se conoce el paradero del padre del niño”. Eso también es saber dónde está el padre.

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