El Papa es la mujer del año

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Por Juana Gallego

Como ahora vivimos en la sociedad de los deseos y los sentimientos, y no la de los hechos empíricos y las realidades, propongo que se le dé el premio de Mujer del Año 2023 al Papa. ¿Por qué no?  A fin de cuentas, si lo que hace a las mujeres es el hábito, los ropajes, el papa también lleva falda, razón más que suficiente para que, si se quiere, todos convengamos en que eso lo convierte en mujer.

La sociedad ha decidido vivir en una ficción permanente, algo fácil de entender si se tiene en cuenta que la realidad es mucho más dura que la fantasía. En estos días en que asomarse a las noticias (la realidad) resulta tan deprimente, tan nefasto y tan cruel es mucho más agradable extasiarse ante la publicidad (la ficción), esos escenarios de ensueño donde todo es felicidad y todos los problemas tienen solución.

Vivir la vida como si fuese un anuncio publicitario tiene muchas ventajas. Y una de las mayores es no tener que enfrentarse con nadie que acepta vivir en la mentira. Total, a mi qué me importa, dicen muchos, si Carla Antonelli ha sido nombrada Senadora Revelación de 2023. Y a mi qué si Lía Thomas fue presentada por su centro para el premio Mujer del Año de la NCAA tras ganar un campeonato de la Ivy League. Qué pierdo yo si se nombra un varón autodentificado mujer como Embajadora de ONU_Mujeres en Reino Unido. Qué gano yo con negar que 20.000 especies de abejas naturaliza la idea de que un niño puede nacer en el cuerpo equivocado, nada; y en cambio puedo perder el fervor de la gente que acepta sin sonrojarse que hay tantas mujeres como cuerpos se identifiquen como tal, como si los cuerpos fueran espectros astrales sin características diferenciales entre sexos. Sí, si niego lo que tienen en común todas las mujeres, y que no tienen los hombres, puedo perder seguidores, followers, prestigio, fama e incluso dinero.

Hoy día toca vivir haciendo como si la realidad exterior no existiera. Como si cada cual pudiera decidir qué quiere ser, como si fuésemos entes libérrimos que eligen un camino u otro sin condicionantes, sin circunstancias vitales. Como si todos partiéramos del mismo punto, como si todo dependiera de nuestra voluntad. Como si…

Quienes más niegan la realidad son los mismos que se encogen de hombros cuando les preguntas qué derechos no tienen las personas LGTBI que tengan los demás; los que niegan el adoctrinamiento transgenerista en las escuelas, los que defienden con uñas y dientes los derechos humanos e incluyen entre ellos hormonar a los menores, mutilarlos o convertirlos en pacientes de por vida por no adecuarse a los roles de género asignados a cada sexo. 

En fin, vivimos en un mundo que hace como si nuestros cuerpos no respondieran a unas características sexuales diferenciadas, entre las cuales producir óvulos o espermatozoides es la fundamental. Pero hoy la gente hace como si los hombres pudieran producir óvulos, tener la menstruación, engendrar criaturas o dar de mamar. Hacen como si…porque todo el mundo sabe que sólo menstrúan las mujeres, que solo producen óvulos las mujeres, que solo pueden gestar las mujeres, que solo pueden parir y dar de mamar las mujeres. Incluso si no lo hacen siguen teniendo el cuerpo de mujer, y compartiendo las mismas características comunes con todas las mujeres del mundo. Y precisamente porque tienen el cuerpo que tienen son vendidas, compradas, casadas, traficadas, alquiladas o violadas. Pero como todo eso no interesa, pues hagamos como si el mundo estuviera lleno de individuos que eligen lo que quieren ser… como esos anuncios de perfumes que transcurren en lugares paradisíacos, poblados por seres de luz, como ángeles esparcidos por un universo donde no existe la desigualdad.

Hagamos como si el Papa fuese una mujer, total lleva falda y lo que tenga entre las piernas es una cuestión meramente circunstancial que no le define y que a los demás no nos tiene que importar. Y por si fuera poco se ha manifestado contra los vientres de alquiler, que es más de lo que muchas mujeres todavía no han hecho. Él también tiene derecho a ser la Mujer del Año.

Sé que es una pueril convención, pero mis deseos para el 2024 son que se restablezca un poco la sensatez, que finalicen las guerras en curso, y que hagamos como si el mundo pudiera ser un poco mejor. Igual hasta lo conseguimos.

1 COMENTARIO

  1. Una propuesta sugestiva ante la crisis de ser mujer, pero aún más ante la callada manifestacion de las mujeres ante la barbaridad de los vientres de alquiler que es la mercantilización extrema de nuestros cuerpos. Me preguntó que pasará con la inteligencia artificial y nuestros cuerpos.

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