¿Cuándo empezó todo en Palestina?

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Lidia Falcón, presidenta del Partido Feminista de España.

La hipocresía y la mentira con que los gobiernos de los países occidentales y sus voceros- políticos, filósofos, profesores, medios de comunicación- están describiendo la masacre de la población de Gaza por el ejército de Israel, debería ser motivo de un proceso del Tribunal Internacional de Derechos Humanos, si no fuera porque son esos mismos gobernantes quienes lo dirigen.

La primera afirmación, que se repite interminablemente en las declaraciones de nuestro Presidente de Gobierno, así como de los demás gobernantes europeos y estadounidenses, es que los bombardeos israelíes en la Franja de Gaza se producen después del ataque de Hamás a los israelíes que participaban en una fiesta. Es un insulto a la inteligencia del pueblo español que los dirigentes españoles pretendan hacerle creer que el enfrentamiento entre Israel y Palestina comenzó el 8 de octubre de 2023.

La verdadera historia de esta tragedia interminable, en la que Israel está practicando el genocidio de la población palestina, tiene su comienzo cuando una vez terminada la Segunda Guerra Mundial en 1945, al amparo de las organizaciones pro-Estado de Israel se produjo una migración masiva organizada a los territorios palestinos, que Gran Bretaña fingió impedir, cuando cientos de barcos cruzaban los océanos camino de Palestina para transportar allí a miles de judíos de todas partes de Europa y EEUU. En aquel momento aparecieron varios grupos armados judíos (como el Leji y el Irgún), formados con el objetivo de recurrir a actos terroristas para acabar con las dubitaciones del mandato de los británicos. De esta forma, ante la resistencia de los palestinos a ser desalojados de su tierra, el Reino Unido recurrió a las Naciones Unidas, que, en la reunión del 29 de noviembre de 1947, decidieron la partición de Palestina en dos Estados, uno árabe y otro judío, quedando Jerusalén bajo la administración de las Naciones Unidas. En 1948 el Presidente de Israel, Ben-Gurion, declaró unilateralmente la constitución del Estado de Israel y las últimas tropas británicas salieron del territorio abandonando a los palestinos a su suerte, bajo la ofensiva israelí.  En consecuencia, Israel ocupó el territorio que le había asignado las Naciones Unidas, más una buena parte del asignado a los árabes y la parte occidental de Jerusalén (Israel aumentó su territorio en casi un 50%)

750.000 palestinos fueron expulsados por el ejército israelí de los territorios en los que habían vivido durante miles de años. Se les evacuó por la fuerza, entre agresiones y matanzas, se les incautaron sus casas y terrenos y las naciones vecinas se encontraron con la primera gran diáspora del siglo XX de casi un millón de personas sin posibilidad de subsistir, abandonados por las “democráticas” naciones occidentales, que se inhibieron ante la invasión israelí de los territorios palestinos.

En junio de 1967,  Israel atacó por sorpresa la fuerza aérea de Egipto y en lo que se llamó la guerra de los 6 días ganó el control de la península del Sinaí, la franja de Gaza y los Altos del Golán, así como la región occidental del Río Jordán, incluyendo el este de Jerusalén. De los enfrentamientos armados que se han sucedido en el territorio palestino desde esa fecha, Israel ha salido siempre ganador, con la inestimable ayuda económica, militar y diplomática de EEUU.

En medio siglo de guerras, Israel ha ocupado el territorio de Cisjordania y ha convertido la Franja de Gaza en la prisión al aire libre más grande del mundo, según declaración de Naciones Unidas. Dos millones doscientos mil palestinos se amontonan en una extensión territorial igual a la de la isla del Hierro de Canarias, en condiciones “inhabitables” según declaración también de Naciones Unidas, aislados por la vigilancia militar israelí, con verjas y alambradas que hacen imposible la salida. La denominada Palestina es un territorio en el que se encuentran varios confinamientos, aislados entre sí, como los batustanes de Sudáfrica, rodeados de territorios israelíes y vigilados férreamente por el ejército hebreo.

En estos setenta años, Israel ha bombardeado sistemáticamente las ciudades de Gaza y Cisjordania, incluyendo casas, mercados, escuelas y hospitales y expulsado de sus viviendas y territorios a la población civil, manteniendo en prisión, sin acusación ni defensa a miles de resistentes palestinos, demoliendo las casas de los familiares de los presos sin proceso judicial, y hundiendo a la nación palestina en el apartheid más duradero de la historia.

Israel es el único Estado del mundo que fue creado directamente por Dios. Según escribe el Antiguo Testamento que indica que es la Tierra Prometida por Dios al primer patriarca, Abraham y a sus descendientes: «Yo soy Jehová, el Dios de Abraham, tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia» (Génesis 28:13). Con esta promesa Moisés recibe directamente de Jehová las Tablas de la Ley, que son la constitución del Estado hebreo, todavía hoy.

Con tal mandato divino es comprensible que Israel se considere privilegiada para perseguir y erradicar a los palestinos, y los gobernantes no estén dispuestos a cumplir ninguna de las resoluciones de la ONU que ordenan repetidamente devolverles los territorios ocupados, mantener Jerusalén como la capital de ambas naciones y establecer dos Estados en la región: el hebreo y el palestino.

En ningún momento, los gobiernos judíos sean laboristas, conservadores o ultra ortodoxos ha contemplado cumplir los mandatos de la ONU. Con la bendición divina se propone erradicar completamente a la población palestina de ese territorio: evacuándola por las amenazas, los bombardeos o las matanzas. Como ya expuse con detalle en mi anterior artículo, durante setenta años la ONU ha emitido resoluciones que obligaban a  devolver a Palestina los territorios ocupados, retirar las tropas de Jerusalén y establecer otro Estado que garantizara la paz entre las naciones contendientes, sin que ningún gobierno judío las haya cumplido.

El 80% de la población de Gaza subsiste por la ayuda humanitaria de los países ricos, el nivel económico de la población es el de pobreza y pobreza extrema. El PIB per cápita es un muy buen índicador del nivel de vida y en el caso del Estado de Palestina, en 2022, fue de 1.034 € euros, por lo que se encuentra con esta cifra en la parte final de la tabla, en el puesto 169. Sus habitantes tienen un bajísimo nivel de vida en relación a los 196 países del ranking de PIB per cápita.

En cuanto al Índice de Desarrollo Humano o IDH, que elabora las Naciones Unidas para medir el progreso de un país y que en definitiva nos muestra el nivel de vida de sus habitantes, indica que los palestinos se encuentran en el puesto 107.

Y en estas mediciones no se explicita la destrucción de viviendas, negocios, hospitales, escuelas, que causan los bombardeos sistemáticos que el ejército israelí realiza en los territorios de Gaza y Cisjordania, controlados férreamente por el régimen hebreo.

Hay ocho millones de palestinos exiliados en todos los países del mundo, a partir de la “Nackba”, “el desastre”, de 1948, cuyo regreso se está haciendo cada vez más imposible a medida que el paso del tiempo ha matado a los protagonistas de aquella fecha y a varias de las generaciones que les siguieron, y a los que Israel no piensa permitir regresar.

La gente de buena voluntad debe preguntar a sus dirigentes políticos cuando les cuenten los atentados terroristas de Hamás como justificación de los bombardeos actuales de Gaza: ”¿Cuándo empezó el enfrentamiento entre Hamás e Israel?“, porque es bueno saber la verdad y no dejarse engañar nuevamente por la propaganda sionista. 

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