«Los atacaremos con una fuerza inimaginable, y esto tendrá consecuencias devastadoras tanto para Hezbolá como para el Estado libanés. (…)Estamos preparados para cualquier escenario». De esta forma tan explícita ha amenazado a los libaneses el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, durante un acto con militares de su país estacionados en la frontera con Líbano.
Netanyahu señala al movimiento chiita Hezbolá, advirtiendo que «cometerá el error de su vida» si decide defender a los palestinos que están siendo masacrados por su ejército, pero también al pueblo libanés ante el silencio de una Europa y unos Estados Unidos que han decidido dar barra libre en sus crímenes al estado de Israel.
Así, mientras el estado sionista intensifica sus bombardeos indiscriminados en la Franja de Gaza e interviene en Cisjordania, Israel se prepara para atacar Líbano extendiendo el conflicto en la región ordenando hoy mismo la evacuación de otras catorce comunidades del norte, próximas a la frontera libanesa.
Por su parte, Hezbolá resiste a las amenazas advirtiendo que la ocupación militar de la Franja por parte de Israel supondrá una derrota sin precedentes para los sionistas advirtiendo que están dispuestos a entrar en el conflicto en defensa de sus «hermanos palestinos».
