La actitud mostrada por el Partido Popular y su dirigente, Alberto Núñez-Feijóo, invita a pensar que lo previsible se cumplirá: no reunirá apoyos suficientes para la investidura. El líder popular, llamado a formar Gobierno en las sesiones que se celebrarán la última semana de septiembre, ha adoptado una actitud de oposición para tratar de torpedear las posibilidades del PSOE.
La llamada amnistía hacia los líderes independentistas que en 2017 proclamaron durante unos segundos la República Catalana está inflamando y copando todo el debate político y Feijóo, consciente de que las posibilidades de Sánchez pasan por el acuerdo con Junts, ha decidido sumarse a las movilizaciones que condenan los puntos que tendrá que acordar Sánchez para lograr una investidura.
Lo cierto es que la posición tomada por el Partido Popular no sólo tiene que ver con una asunción de la nula posibilidad de Feijóo para ser elegido presidente el próximo 27 de septiembre, también es un modo de hegemonizar un espacio político, el de VOX, que ya mordieron en las pasadas elecciones y al que podrían dar una buena estocada si logran abanderarse del discurso antiindependentista y hay una repetición electoral.
El líder popular sigue jugando, a su vez, la carta de un gran pacto entre PP y PSOE que deje fuera a lo que Feijóo, depende del foro en el que hable, ha convenido en llamar «los extremos».
