Cómo ser una víctima creíble en pocos pasos

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Por Sonia Mauriz

¿Harta de no ser del agrado de los amigos de Sánchez? ¿El cuestionamiento de tú propia vivencia te crea estrés y te sientes acosada y exhibida? ¿Miedo a denunciar? ¿No puedes creer que se difundan tus imágenes privadas? 

¿Has ganado un Mundial o se casa tú prima y no sabes si celebrar? 

Acaba con tú inseguridad y miedo como víctima de abuso en pocos pasos cumpliendo con las expectativas del patriarcado y monas voladoras. Si lo crees lo que creas y con un poco de disciplina en poco tiempo serás una víctima incuestionable. 

1. Empecemos por el principio «Crea tú marca antes del abuso/maltrato»

Tenemos ejemplos conocidos como Diana Quer. 

¿Qué tipo de vida llevaba esta muchacha? La de una joven normal y corriente que salía a divertirse. 

Pero la excelencia se alcanza siendo excepcional. Salir por las tardes a tomar un helado con supervisión de un familiar masculino o una mujer de edad, vestida al uso con un bonito y discreto vestido y una coleta habría conseguido que la masa social machista la hubiera considerado digna de empatía, la que horas de fotos de sus redes y ropa en medios esfumó.

2.«Consumo de alcohol y drogas»

Cuidado aquí, recuerda que lo que puede ser un eximente para el abusador/maltratador es tú agravante. 

Es una confusión comprensible. En un país donde el consumo de alcohol y ciertas drogas está normalizado como festivo podríamos equivocarnos fácilmente y creer que las mujeres también podemos consumirlas. 

Incluso, que tomarlas sin querer porque alguien las eche en tú bebida no es responsabilidad tuya.

Error de principiante. No rigen las mismas normas para cada sexo. 

Como mujer debes proteger tú propia virtud, bebe agua y ponle el tapón. Los depredadores no tienen porqué saber que tú bebida desprotegida o tú borrachera no son señales de cortejo. 

3. «Espacio público»

Relacionado con el punto anterior. Como podéis ir deduciendo todos los puntos son transversales y coinciden en un eje estructural, el patriarcado. 

La presencia en espacio público inadecuado de una mujer es sancionable socialmente. Tenemos restringido su uso a horas, lugares y actividades que durante siglos nos han sido indicados por lo tanto una buena víctima sabe reconocerlos y evitarlos. 

La calle por donde llevas a tus hijos al colegio a las 8:00 no es tú sitio a la 01:00, aunque vengas de trabajar, y mucho menos si vas de copas y minifalda. Si empezáis a ver la transversalidad de puntos sois alumnas aventajadas. 

4. «El poder es masculino»

Así mismo puede que tú ambición te lleve a querer ocupar cargos de decisión, de responsabilidad o alcanzar hitos culturales, deportivos o científicos. 

En suma lugares poco femeninos. 

Amiga, corres un alto riesgo.

Como mujer ya eres un objetivo deseable pero tú cuestionamiento del status quo te hace diana aceptable de todo dardo y coacción machista, verbal o física. 

Desde la puesta en duda de si tus méritos son de formación, experiencia y esfuerzo o son fruto de tú apariencia o intercambio sexual mercantil. 

Asegúrate de quedarte en puestos medios y sectores feminizados de cuidados propios de tú sexo, no seas amenazante para el sistema. 

5. «Tu aspecto es tú tarjeta de presentación»

Vístete para el puesto que quieres y quieres ser creída.

 Sí, el día que denunciaste que robaron tú bolso a nadie le importó tú outfit pero recuerda los robos no diferencian sexos y por tanto al verse incluídos como posibles víctimas  los abusadores y fratria sí condenan cualquier robo sin defender al victimario. 

Algo que puede confundirte es que socialmente no se condena que tengas un aspecto considerado «sexy» en el espacio privado con tú pareja reglamentaria y que esa misma apariencia sea condenable en espacio público. 

Pero es que amiga, juegas con la percepción masculina abusiva, si ese es el aspecto normativo de llamada sexual en pareja puede parecer invitación, incluso consentimiento. 

Una vez más es tú responsabilidad no dar un mensaje equívoco. 

6. «Duelo normativo»

A lo largo de los siglos la sociedad ha elaborado un corpus sobre lo adecuado en cada situación vital, como por ejemplo ante el dolor. 

Es cierto que al contradecirse muchas veces con la emocionalidad humana ha provocado represión, neurosis y depresión. 

Pero soslayemos nuestro bienestar personal, no podemos caer en el individualismo y mucho menos perder el focus, nuestra credibilidad. 

Echa mano de la disciplina y tras levantarte a las 5 y cumplir todas las tareas del hogar, tú jornada debe transcurrir acurrucada con el gato y el chándal, por supuesto sin duchar y con la casa a oscuras. 

Quizá sientas la tentación de seguir con tú vida, incluso puede que el psicólogo o psicóloga te aconsejen retomar aficiones y amistades. Quizá tú equipo quiera celebrar la victoria, o es tú boda o tenías un viaje mochilero con amigas planeado. 

¡No caigas! 

Ese garrafal error puede echar por tierra todo atisbo de credibilidad. Las fotos de tus redes o una investigadora con poca conciencia de clase sexual  ( sororidad para dummies) pueden ser utilizadas en tú contra. 

El inapelable escrutinio social dirigiría todos sus focos y jueces de sofá hacia ese vídeo donde bromeas por no llorar. 

Sí, cuando tú primo se recuperó de las lesiones de la bronca de la verbena del pueblo todo el mundo se alegró de verlo bien en redes. 

Céntrate amiga, en este tablero el juego tiene dos manuales de instrucciones y a ti te tocó mujer. 

En conclusión, en pocos pasos cualquiera puede ser una víctima cómoda y creíble, que emocione lo justo en los Telediarios y a Ana Rosa, que no exija demasiados cambios sociales o legislativos, que se acomode al concepto neoliberal de consentimiento, con un aspecto y actitud adecuados y que viva en una libertad debidamente acotada por su sexo. 

Y como punto fundamental amiga, no vuelvas a divertirte jamás, no vayas provocando con tú risa. 

«La risa acaba con el miedo. Sin miedo no hay fe»

(El nombre de la Rosa)

Y nos quieren con miedo para que no cuestionemos el tablero de juego y sus normas. Así que reíd malditas. 

@soniaradfem

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