El fútbol femenino y su ascenso a los cielos: gracias, Legendarias

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Por Marian Lorenzo

Hace unos años, allá por mayo de 2019, escribí este artículo en el que hablaba sobre la desigualdad en el mundo de deporte femenino en general y en el fútbol en particular. Por aquél entonces, la Asociación de Futbolistas Españoles, por medio de su presidente, David Aganzo, estaba negociando un convenio que permitiera a las futbolistas españolas recibir salarios justos, que se establecieran medidas contra el acoso y la regulación de los derechos por embarazo y por la maternidad, además de una mayor visibilidad al futbol femenino, que se obtendría jugando sus encuentros en estadios de primera división y que estos formasen parte de la quiniela.

La negociaciones entre los clubes y los sindicatos se paralizaron, y en noviembre de ese mismo año, las futbolistas de la Primera Iberdrola convocaron una huelga indefinida por el primer convenio colectivo del fútbol femenino español. Después de 13 meses de negociación, y pese a la mediación de la Dirección General de Trabajo y del Consejo Superior de Deportes, las posturas no se acercaban, especialmente en cuanto a salario mínimo y parcialidad.

La huelga permitió que se llegara a un acuerdo entre clubes y los sindicatos y garantizó un salario mínimo de 16.000 euros brutos anuales para una jornada completa. Los contratos a tiempo parcial aseguraban al menos un 75% de esa cantidad, es decir, 12.000 euros brutos al año a cada futbolista de la plantilla; se reconocía el derecho de explotación de imagen por parte de las futbolistas, vacaciones anuales retribuidas, cobertura en caso de baja o incapacidad temporal del cien por cien de las retribuciones de la futbolista o una indemnización por muerte o lesión invalidante de 60.000 y 90.000 euros, respectivamente. En caso de embarazo de una futbolista durante su última temporada de contrato, esta podría renovar una temporada adicional en las mismas condiciones que tenía en su contrato.

Podría contemplarse como una victoria, aunque pírrica si comparábamos esas cifras con las que percibía sus homólogos masculinos. El camino hacia la igualdad es lento, sin duda, pero el primer paso estaba dado.

Un alud de señoros replicaron a mi artículo: Ellas no generaban los mismos ingresos que ellos y, si generas menos, aún haciendo lo mismo, no mereces ganar más porque no eres un hombre; los partidos de las mujeres no despertaban ni el mismo interés ni el mismo negocio, al margen de lo estrictamente deportivo (Algo perfectamente entendible si tenemos en cuenta que ellas no jugaban en estadios de primera división y que los horarios de sus partidos eran prácticamente incompatibles con la vida) Y por supuesto, el fútbol femenino adolecía de la calidad que ostenta el masculino. Todo esto era señoros dixit. 

20 de agosto de 2023. La selección femenina española de fútbol (a pesar de su entrenador, quién se ha referido a las jugadoras en masculino y con el que han existido discrepancias, algo que Paula Dapena explica aquí perfectamente) gana su primer mundial, realizando un partido de máxima calidad futbolística y con un golazo de Olga Carmona que firmarían sin dudar Messi o Cristiano Ronaldo.

La selección femenina española ha paralizado a un país entero. Pueblos y ciudades se han  reunido ante pantallas gigantes habilitadas para ello. Ya el encuentro de semifinales entre España y Suecia fue lo más seguido del día en España con casi 4 millones de espectadores únicos. (Dato: la final del mundial femenino de Francia 2019 fue vista por 260 millones de espectadores de todo el mundo. Ardo en deseo de conocer las cifras de esta final) 

El futbol femenino no para de crecer 

Nuestras futbolistas han podido mostrar al mundo toda la calidad que atesoran en sus botas en cuanto los horarios les han sido propicios y han podido jugar en campos con más aforo, y aún así, jugadoras de la talla de Salma Paralluelo o Jenny Hermoso tienen fichas de 250.000€/año, que están muy lejos de las de delanteros de su mismo nivel en la liga española. A partir de hoy esto tiene que cambiar. Va a cambiar.

En la fase de grupos, en la que España disputó tres encuentros, las futbolistas ganaron 27.102€ por partido. En la siguiente fase del Mundial se destinaron un total de 54.200€ por partido; en los cuartos de final, 81.889€ y 245.669€ como campeonas del mundo.

La retribución económica se ha triplicado respecto al Mundial de 2019 y van a repartirse 150 millones de dólares, diez veces más que en el Mundial de Canadá de 2015. Y va a seguir subiendo, no me cabe duda.

Es indudable que esta victoria va a revalorizar las ligas de fútbol femeninas (sobre todo la española) y ha quedado demostrado que el fútbol que hacen nuestras chicas ni es malo ni es aburrido.

Y además, hay algo que trasciende a lo económico y va más allá de la constatación del hecho de la evidente calidad del fútbol femenino español, y es que esas niñas que prefieren balones a muñecas, esas niñas que sueñan con marcar goles ya tienen referentes exitosas a las que emular. Mujeres que representan el punto de inflexión ascendente del fútbol femenino y son un modelo a seguir por miles de niñas, niñas que son felices dando patadas a un balón y que ya pueden parecerse a Olga, a Aitana, a Alexia, a Cata, a Salma…  

No quiero terminar sin mencionar a Sarina Wiegman. La seleccionadora inglesa es la primera que alcanza una final de Mundial con dos selecciones diferentes, Países Bajos e Inglaterra.

Una mujer que ha derribado barreras durante toda su vida. Siendo niña y teniendo en cuenta que entonces en Países Bajos estaba prohibido que las chicas jugasen en equipos masculinos,  se rapó el pelo, haciéndose pasar por chico para poder jugar al fútbol. Sus inicios profesionales se remontan a sus años universitarios en North Carolina (Estados Unidos) donde, mientras estudiaba Arquitectura, militó en el Taar Hills. A su regreso a Países Bajos, su paso por el Ter Leede (con el que ganó el campeonato nacional en dos ocasiones) le llevaría a vestir la camiseta ‘Oranje’ hasta en 104 ocasiones. Colgó las botas en 2003 y tiene muchas papeletas para dirigir el combinado holandés masculino, algo que le permitiría seguir derribando barreras y haciendo historia. De momento tiene contrato con la selección inglesa hasta 2025.

Hoy, 20 de agosto de 2023, es un día grande en la historia del fútbol femenino español. Hoy empiezan a cambiar muchas cosas y se ha dado un paso más hacia la igualdad entre hombres y mujeres en el deporte.

Gracias, Legendarias.

@_marian_is_back

1 COMENTARIO

  1. Curioso. Suena Wiegman para dirigir al combinado masculino, pero no se ha escuchado ni media palabra acerca de Vilda haciendo lo propio con la roja.
    Si tan buen entrenador es, por qué no?

    A ver si van a tener razón esas lenguas viperinas que dicen que son tan buenas que han ganado a pesar de su entrenador y de la federación española?

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