El odio como motivo 

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Siempre me he preguntado cómo es posible que una gran masa de personas voten masivamente a auténticos ignorantes. Cómo puede ser posible que exista tal cantidad de personas que no sean capaces de ver que tal o cual candidato o candidata son unos auténticos imbéciles. Quizá el sistema haya dejado de presentarnos candidatos realmente dignos porque nos considera a la ciudadanía realmente indignos y ya se sabe que el candidato se tiene que parecer al pueblo. Sea cierto o no parece que les funciona. Nos creemos a nosotros mismos indignos porque si no ya nos habríamos liberado.

En su libro, El amanecer de todo, David Graeber y David Wengrow comentan en relación a la etnografía comparada que las diferencias culturales entre los grupos tienden a aumentarse con el tiempo en una especie de escalada que busca destacar la identidad personal y el poder sobre los grupos contrarios. Nos conocemos mejor y por eso nos detestamos más. Esta teoría fue llamada por George Bateson, esquizogénesis complementaria.

Creo que se puede aplicar en España en cuanto al análisis de las estructuras mentales que hacen autocalificarse a una persona como de izquierdas o como de derechas.

Si en el análisis de pueblos próximos los autores antes citados utilizaban términos económicos, agricultores contra cazadores recolectores o incluso sociales, esclavistas contra no esclavistas, en el caso de la política española podríamos resumirlo de la siguiente manera: Odio. 

La gente vota porque odia al contrario. Puede que no le guste la persona elegida por su partido político pero el odio al contrario le mueve para depositar su voto. No es un voto pensado, no es un voto decidido por el programa electoral, que sólo se leen cuatro periodistas, es un voto decidido por el odio que se profesa al otro. 

Estando como estamos en el mundo posmoderno nos encontramos con la exaltación de los sentimientos para movilizar a un electorado defraudado por mil votaciones anteriores. ¿Están engañados los votantes? ¿Son estúpidos? ¿Se dejan llevar como ovejas al matadero? NO, como decía el gran José Luis Sampedro, simplemente están MANIPULADOS. 

Tras las elecciones de 2004. Aquellas de los atentados que costaron la vida a 192 personas. Tras las mentiras e intento de manipulación del PP, dio comienzo en España la llamada “crispación”. El PP no asumió su derrota y llevó a los tabloides nacionales al paroxismo de la manipulación mediática y a iniciar un proceso que, veinte años después, ha convertido a los mass media españoles en los más mentirosos de Europa. 

El camino del odio es muy corto pero sus pasos se escuchan por generaciones. Ahora estamos pagando las consecuencias de aquel despropósito. Las fake news no son algo de ayer, llevan ocurriendo muchos años y su propósito no es otro que incidir en lo más hondo de nuestro ser. Cuando se ha captado la atención, y el odio enerva, y logras el monumental cabreo de la gente, después, todo lo que venga será valorado por la emoción y no por el intelecto. Las tripas ganan elecciones en nuestro país. 

Si un candidato es guapo, el contrario presentará a un candidato feo solo para poder decir que él no es tan solo un adorno. Si una candidata es conocida por su simpatía, el contrario presentará un candidato antipático solo para poder alejarse más de los antagónicos. Si uno tiene un plan de nación el otro tendrá simplemente España. Si uno quiere más control, el otro querrá más libertad. ¿Es que consideran que la gente es idiota? NO. La gente está dopada de odio. Necesita su dosis diaria para que no pueda pensar por sí misma. Después de veinte años de estrategias de manipulación la gente necesita enemigos y desea sentir que está viva. El odio te mete en el cuerpo un chute de testosterona, un efluvio de víscera, un espasmo de complicidad con el odiador de turno y así se olvida fácilmente el sufrimiento al que las personas son sometidas constantemente con unas malas condiciones de vida, con un trabajo precario, un jefe sinvergüenza, unas comunicaciones penosas, una sanidad saturada, una educación deficiente, una información deformada.

La búsqueda de la verdad se ha olvidado, la mayoría de la población busca su dosis de odio. Necesita villanos y héroes. La infantilización es una realidad en nuestra sociedad alienada y enferma. Hemos abierto la puerta de par en par para que comiencen a desfilar los monstruos y la izquierda no ha hecho nada de lo que debía hacer. Nos han robado la conciencia de clase y nos la han cambiado por una conciencia de consumidor precario con ínfulas de heredero de Marqués. Nos han hecho odiar a quienes se rebelan porque vernos a nosotros mismos como meras comparsas del sistema duele y es mejor hundirse en la desesperación del odio al diferente que contemplar a tus hermanos que sufren gracias a los mismos que a ti te hacen sufrir. Es pertinente entonces ponerlos en la diana y disparar contra ellos odio de clase, odio de raza, odio de aflicción. 

Solo diré una cosa más, los mayores culpables son los medios de comunicación masiva, TV, Radio y Prensa escrita, ya sea en papel o en digital. Son verdaderos distribuidores de odio, son una perfecta cinta de distribución de vísceras humanas. En esto, tal vez, las redes sociales han incrementado el odio, creo que es absurda la idea de que la tecnología es capaz de resolver los problemas sociales, aquello de a más tecnología, más información y más democracia, ha resultado ser una quimera. El incremento de la información no crea necesariamente más comunicación, sino más imposibilidad de llegar a la información real. En vez de aproximarnos, muchas veces lo que ha hecho es alejarnos de una forma total. Nos hemos creado enemigos en las redes y hemos bloqueado otras formas de pensar y así es imposible el entendimiento. Por eso hay que estar avisado de lo que produce el exceso de odio. Cada vez que algo te cabree hasta el punto de gritarle a televisor, ¿Quién no lo ha hecho alguna vez?, piensa que seguro que te están intentando manipular. Relájate. Pon en orden tus pensamientos. Expón causas, motivos, busca más información. Contrasta y espera. Pregunta y aprende. Y utiliza tu indignación, que no tu odio, para organizarte, encontrar a personas con tus mismos intereses y destruir este sistema basado en el odio.

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