Parole Humanitario, explotación imperialista versión Biden

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To be on parole quiere decir en inglés estar en libertad condicional. La alternativa a la prisión que consiste en ser libre bajo una vigilancia estricta. El término se aplica también al permiso temporal con el que el Gobierno de Biden abre sus puertas a ciertos inmigrantes, aunque acompañado de un calificativo piadoso, más cercano al ideal demócrata, el Permiso Humanitario o Parole Humanitario.

Con este permiso, personas extranjeras que se encuentren fuera del país reciben autorización para traspasar las fronteras, que de otro modo les estarían vetadas y les provocaría persecución. La licencia se otorga, como su nombre indica, bajo la palabra del demandante, además de la de un patrocinador, quienes deben comprometerse a cumplir una serie de requisitos.

El fetiche del sueño americano es el gran señuelo. El país de las oportunidades ejerce de reclamo sirénico para miles de americanos que nacieron más abajo del río Bravo. Como es natural, a cualquier trabajador le parecería tentadora una oferta que prometiese trasladarse a otro país donde el trabajo se encuentra con facilidad y donde los salarios triplican o cuatriplican los que un trabajador raso puede cobrar, por ejemplo, en España.

Pero bajo esta promesa laboral aparentemente beneficiosa se esconden una serie de intereses velados que están muy lejanos de su supuesta humanidad. En esta entrada se desgranan de forma breve.

La promesa de una «opción más segura para inmigrantes» y «asilo político».

El programa ofrece una ampliación especial de los exigentes visados de entrada al país, pero sólo para cuatro países: Haití, Venezuela, Nicaragua y Cuba.

En el caso de Haití, la nueva norma pretende dar respuesta a la masiva llegada de inmigrantes haitianos a las fronteras estadounidenses a raíz de la extrema situación de pobreza, agudizada tras el terremoto de 2021 y por supuesto también a causa del infame abandono de los países desarrollados (Haití carece de los recursos naturales que resultan de gran interés en otros países). La descomunal marcha humana, sumada a la de otras nacionalidades, puede recordarse a través de las imágenes en las que vimos a cowboys aduaneros apaleando a caballo a personas indefensas que trataban de cruzar el Río Bravo, frontera natural entre Texas y México.

La desesperación de muchos inmigrantes, que los lectores españoles bien conocen dada la proximidad con África, provoca en el continente americano centenares de muertes cada año. Según organizaciones humanitarias, el año pasado fueron más de 800 las personas que fallecieron tratando de cruzar la frontera de México con Texas (1), cifra superior pero no muy lejana a la que se produce anualmente.

Esta contabilidad no tiene en cuenta a las personas que pierden la vida en el periplo que significa alcanzar la frontera de EEUU, pues muchos de ellos inician su viaje en zonas del sur continental y de otros países centroamericanos. La odisea que supone este traslado incluye el gasto de unas cantidades que para muchas de estas personas son los ahorros de una vida. En el gasto deben incluir el pago a coyotes que cobran por ayudar a pasar el desierto a escondidas, lógicamente, de las autoridades. Por tanto, la cifra debe ser considerablemente mayor, teniendo en cuenta a las personas que se dejan la vida en el desierto sin que haya constancia de ello, más las que tratan de entrar a EEUU a través del mar y no lo logran.

El parole, según sus creadores, propone una inmigración más segura (obviamente, pues al interesado se la da un visado para viajar en avión y superar la extrema vigilancia aduanera) y organizada (controlada).

En el caso de Venezuela, Cuba y Nicaragua la nueva propuesta de la Administración Biden añade un cariz político. Las personas acogidas a este programa reciben así una alternativa a la «crisis migratoria» causada por los «regímenes» de sus países y se les concede una oportunidad de asilo político, que como veremos a continuación tiene una serie de condicionantes.

Extracto del formulario que el «patrocinador» debe rellenar para traer a su beneficiado al país. Al programa ya existente con Ucrania se añade en la solicitud la aceptación de los otros 4 países.

Requisitos del parole.

El demandante de la solicitud debe tener la ciudadanía de estos cuatro países únicamente y no haber sido deportado de los Estados Unidos ni haber ingresado ilegalmente. Pero el requisito prioritario es que la persona debe tener un patrocinador.

Este patrocinador (término literal usado en la norma) debe tener la ciudadanía americana y residencia permanente en el país. Además, deberá pasar un chequeo criminal y contar con los suficientes ingresos para costear la estancia del beneficiario.

Como puede imaginarse, los patrocinadores serán en su mayoría familiares, esto es, naturales de Nicaragua, Cuba o Venezuela que previamente realizaron su entrada en USA, por la vía que buenamente pudieron, y que ahora tienen la «oportunidad» de ayudar a su familia.

Es la figura que inicia el trámite, a través de la presentación de una solicitud (formulario I-134A). Esta solicitud (2) es fácilmente accesible y gratuita por internet, a través de las páginas oficiales del gobierno norteamericano y también de las innumerables páginas que ofrecen sus servicios de asesoramiento, previo pago.

Otro párrafo de la solicitud en la que se explica que el «patrocinador» debe aportar los documentos que demuestran que posee recursos para sostener la estancia de su acogido (muestra anual de ingresos en el banco, contrato de la empresa en la que trabaje y nómina) y que de no cumplirse pueden suponer la denegación del permiso o la deportación.

Una vez presentada la documentación, los funcionarios norteamericanos realizarán la comprobación de la solvencia de los mecenas de la libertad condicionada del asilado, que luego deberá someterse a una siguiente verificación por parte de agentes policiales y aduaneros.

Superadas todas esas exigencias, el asilado ya está preparado para acometer la otra parte de su promesa apalabrada y que es necesaria para la estancia de los dos años permitidos, buscar un trabajo.

Aspectos velados tras la ayuda «humanitaria».

Tras la magnánima oferta de una vida mejor es posible distinguir algunos aspectos que no se mencionan pero que pueden aflorar con un análisis sencillo:

  • La supuesta «crisis migratoria» no tiene una única explicación en la gestión económica de los «regímenes» de los países señalados. Los responsables políticos de los Estados Unidos han procurado, previamente, que estos países sean perseguidos, sancionados y marginados en las relaciones internacionales por el entorno de los países afines a la OTAN.
  • La explotación laboral ya existente gracias a la presión imperialista de las grandes empresas (subrogación de la mano de obra en otros países para su abaratamiento) realiza así un nuevo tipo de presión pues arranca directamente del país perseguido el capital humano. EEUU extrae del país repudiado políticamente la mano de obra para insertarla en su propia maquinaria productiva.
  • Esta doble jugada resulta para EEUU, además, gratuita, pues son los patrocinadores (familiares en su mayoría) quienes corren con los gastos de viaje, estancia y los gastos que conlleve, como por ejemplo gastos médicos que sean necesarios.
  • El beneficiario del parole procurará, por su bien y el de su mecenas, buscar enseguida la primera oferta de trabajo que aparezca. Será una mano de obra dispuesta, diligente y expuesta a las condiciones laborales que se le propongan por parte de los empleadores.
Palabras de un senador «senior» del Partido Demócrata. Tras su apariencia menos conservadora, bajo el mandato de Biden y Kamala Harris, como antes hizo Obama, se prolonga una política abusiva sobre la inmigración que no es diferente de la perpetrada por Trump.

Hiper explotación imperialista.

Según datos del Departamento de Seguridad Nacional, ya son más de 72.000 las personas que ingresaron legalmente en la nación a través de este medio. El plazo iniciado en enero debería tener un término en el mes de junio, pero se prevé que sea prorrogado, pese a que algunos congresistas del Partido Republicano han tratado de cancelarlo. Es improbable que se cancele. Así como en España se teatraliza una parodia bipartidista izquierda/derecha, en EEUU los más conservadores siempre son recelosos en cuanto a la inmigración, aunque finalmente las supuestas diferencias ideológicas se reconcilian cuando los intereses económicos coinciden.

Como explica Helena Villar en su cuenta, @HelenaVillarRT, la crisis en la frontera es «en buena parte prefabricada políticamente por el actual gobierno estadounidense». Mientras, la inmigración sigue siendo maltratada. «Al resto se les sigue deportando igual y siguen siendo víctimas de una política migratoria quebrada. Son aquellos venidos de países de gobiernos no alineados con Estados Unidos quienes tienen trato preferencial. Lo que siempre sucedió con los cubanos».

Casi sin tapujos, la Administración Biden reconoce que es la mejor estrategia de crecimiento para la Economía de los Estados Unidos. La teórica escasez de mano de obra que sufre el país, más la inflación, pueden verse de este modo reducidas. Aumentando significativamente la población del país -en edad de trabajar- se ampliaría la fuente de mano de obra, escogida además entre las personas más necesitadas y resignadas a someterse a la nueva vuelta de tuerca de la explotación empresarial que necesita el ritmo de producción nacional condicionada por la guerra de Ucrania, con la que EEUU trata de resistirse al nuevo orden multipolar.

A las exigencias imperialistas poco les importa que existan inmigrantes en jaulas (3) o niños separados de sus padres en la aduana, que se producen tanto con Trump como con Biden y antes con Obama. La mascarada de la ayuda humanitaria es bien conocida en las relaciones internacionales de los Estados Unidos. Por otra parte, recientemente vimos cómo en diversos estados norteamericanos se relaja la permisividad para contratar a mano de obra infantil (4).

La supuesta escasez de mano de obra en EEUU contrasta con los miles de ciudadanos que malviven en sus calles -sin hogar-, arruinados por los gastos médicos o los costes universitarios, que les lleva a la indigencia y les expone al abuso de drogas en comunidades de personas desamparadas cada vez más numerosas.

Las señales que advierten de la progresiva decadencia del anteriormente conocido como país de las oportunidades son elocuentes. El otrora sueño americano se está transformando en una pesadilla en la que los responsables políticos miran hacia otro lado mientras su supremacía económica, sustentada en la dominación militar de otros pueblos, va dejando paso a un mundo abierto a un nuevo orden. Para aferrarse a los restos de ese naufragio, los intereses empresariales occidentales no aparentan cuestionarse los más elementales criterios humanos.


(1) Récord letal de muertes en la frontera tejana durante 2022, enlace a reporte.

(2) Página de la administración USA en la que se entrega el formulario y se obtiene la información de estos permisos.

(3) Helena Villar explica la otra cara del american dream en su libro Esclavos Unidos.

(4) Estados de USA relajan la normativa sobre trabajo infantil.

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