Las aportaciones del presidente Mao a la dialéctica materialista

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La dialéctica materialista es la ciencia de las leyes generales del movimiento y la transformación de la materia, que fue descubierta y desarrollada por los fundadores del marxismo-leninismo, Marx, Engels, Lenin y Stalin. No obstante, esta ciencia no es estática ni dogmática, sino que se enriquece y se perfecciona con la práctica revolucionaria de los pueblos y con los nuevos avances del conocimiento humano. En este sentido, el presidente Mao hizo un gran aporte a la dialéctica materialista, profundizando y concretando sus principios en las condiciones históricas de la revolución china y mundial.

De esta forma, Mao Tse-tung escribió varias obras filosóficas que reflejan su dominio y su aplicación creadora de la dialéctica materialista, como Sobre la práctica, Sobre la contradicción o Sobre el tratamiento correcto de las contradicciones en el seno del pueblo. En estas obras, expuso con claridad y rigor los aspectos fundamentales de la dialéctica materialista, como la relación entre la práctica y el conocimiento, la unidad y la lucha de los contrarios, el papel de las contradicciones en el desarrollo de las cosas, la negación de la negación y el salto cualitativo.

La práctica es el origen y el criterio de la verdad del conocimiento humano, y el conocimiento es un proceso que va de lo perceptivo a lo racional y de lo racional a lo perceptivo. Por eso, la práctica social es el único medio para verificar y desarrollar el conocimiento y de ahí que Mao criticara las teorías idealistas y metafísicas que niegan o separan el conocimiento de la práctica, como el dogmatismo, el empirismo, el revisionismo y el subjetivismo.

Mao Tse-tung insistía en que la contradicción es la ley universal del movimiento de la materia y que todo fenómeno tiene su propia contradicción principal y sus aspectos principales. La contradicción principal determina la naturaleza del fenómeno y su desarrollo depende del cambio de los aspectos principales. Por ello, deben analizarse las contradicciones específicas de cada etapa histórica, como las contradicciones entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción, entre la base económica y la superestructura política e ideológica, entre las clases sociales y sus formas de lucha, entre los países socialistas y capitalistas, entre los países oprimidos y los opresores, entre el imperialismo y el socialismo.

El desarrollo de las cosas es un proceso dialéctico que implica la negación de la negación, pero esto no significa aniquilación o abolición absoluta, sino superación o conservación relativa que implica también afirmación o creación. Por tanto, el desarrollo es un proceso espiral que combina continuidad y discontinuidad. El presidente Mao aplicó este principio al análisis de las etapas históricas de la sociedad humana, desde el comunismo primitivo hasta el comunismo superior, pasando por el esclavismo, el feudalismo, el capitalismo y el socialismo.

Por otro lado, los cambios cualitativos se producen cuando se acumulan suficientes cambios cuantitativos y estos cambios cualitativos son saltos o revoluciones que rompen con lo viejo y crean lo nuevo. Mao ilustró este principio con ejemplos históricos como la revolución democrático-burguesa, la revolución proletaria, la revolución cultural proletaria y la guerra popular prolongada.

Sin lugar a dudas, podemos afirmar que el presidente Mao Tse-tung hizo una gran aportación a la filosofía marxista-leninista, esencial para poder comprender la dialéctica materialista y, con ella, el marxismo-leninismo como guía para la acción y no como dogma. Es tarea de los revolucionarios del siglo XXI estudiar su obra y aplicarla concretamente en su práctica cotidiana.

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