Fichaje estrella

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Yo aún sueño con que me llaman para el Madrid. Ancelotti da mi nombre en la convocatoria y mi teléfono se pone a echar humo ¿Te lo esperabas? ¿Estás preparado para el reto? Si, si, a tope, ¿aquí cuándo se cobra? Portada del As con la cami nueva encima de un titular enorme «Fichajazo» Llaman a mi viejo de El Larguero «Buah, es que se le veían maneras desde bien pequeño» Hay una expectación de la hostia en ver mi debut «El nuevo Messi» titula Sport.

La cosa es que cuando me tocase saltar al césped y al tocar el primer balón, pues, lo único que podría demostrar es que soy un tuercebotas incapaz de meter un gol al arcoíris con una capacidad nula de coordinación y un desborde que ríete tú de Faubert. Me tocaría pedir perdón, recular, admitir que no soy futbolista, que no he bregado en campos de tercera regional, que nunca vestí, muy a mi pesar, la camiseta del glorioso Spartac de Manoteras que no pienso devolver el pastizal. Un desastre.

Con esto de la futbolización de la politica, una situación tan surrealista como la de mi convocatoria para cualquier pachanga más allá de un solteros/casados se ha convertido en la norma. Más Madrid ficha a no sé quién del PSOE, CR7 suena para la lista de Podemos en Navalcarnero, once concejales de Ciudadanos rescinden contrato y llegan libres a VOX en Villarriba, Jorge Javier Vázquez alcaldable en Madrid, García Castaño seguirá en el ayuntamiento esta temporada defendiendo los intereses del PP. Un no parar.

Una de las consecuencias de la futbolización de la política es que no importen los proyectos, que importen los jugadores. Todos juegan al mismo juego, con las mismas reglas, lo más que pueden ofrecer son fichajes mediáticos en cada mercado electoral que oculten el fracaso deportivo de la anterior temporada. Unidas Podemos no derogó la Ley Mordaza, no pasa nada porque con este pedazo de fichaje este año se opta a todo. El fútbol es así, son once contra once y siempre se hace lo que diga Florentino que es quién maneja al estamento arbitral.

Todo consiste en tocar los sentimientos. Mi equipo de esta temporada es mejor que el tuyo, os vamos a ganar de goleada.

A mí, lo que me pasa es que odio profundamente tanto el fútbol moderno como la nueva política, llamadme clásico, romántico o rancio, me la pela.

No puedo entender que gran parte de la militancia sea una masa acrítica de subnormales deseando estar en el estrado a cualquier precio, aunque solo sean usados para hacer el trabajo sucio a pie de urna. No entra en mi cabeza que un día seas cargo del PSOE y al siguiente te presentes de cargo en MM si son dos proyectos con fines diferentes, o deberían serlo al menos. Quiero creer que si la cagas, tienes que dimitir e irte a tu puta casa y no pedir disculpas «do dziento bucho, no vodvera a ocudrir» (Si ya está todo inventado) No me parece ni medio normal que si la dirección de tu partido te ningunea, te vayas a otro y listo, de cargo en cargo hasta la derrota final. No es de rigor que quienes no cumplen con lo que prometen sigan dando la turra.

No me deja de parecer curioso, por no decir vomitivo, que los mismos que vinieron a luchar contra la casta (???) sean ahora una casta inamovible de su sillón y de su sueldo. Lo de «Ya está bien de que siempre pillen los mismos» debe ser que funcionaba solo hasta que ellos fueran los que pillasen. Las puertas giratorias no son para tanto si en vez de a un puestazo en el consejo de dirección de Iberdrola, te llevan a la tertulia nocturna de Prisa.

Yo soy de los que piensa, lo que no entiendo es porque tanta peña es capaz de mirar para otro lado, que lo de ahora es sólo la evolución lógica e irremediable de lo que pasaba en la antigua IU. Y, aunque lo de ahora es ya descarado y sin escrúpulos, no tengo yo muy claro que lo de antes, eso que tanto os gusta, tuviese como fin el cambio radical de las reglas del juego y más cuando recuerdo que el cabeza de lista de la única candidatura en que fui incluido ya lleva dos legislaturas de concejal del PSOE más las chopocientas de antes en IU.

No sé, igual, la nueva y la vieja política no eran tan diferentes y ni en eso han sido novedosos los preparados. Igual el Capital ha hecho demasiado bien su trabajo. No importaba mucho mientras nosotros éramos los subnormales acríticos que aplaudíamos abajo y lo de ahora solo es lo mismo, pero con alguna cara nueva.

Bueno, aquí os dejo que tengo que tener preparado mi discurso de renuncia a jugar la Champions, por si acaso me llama Carletto, uno tiene que conocer sus límites y es importante no hacer el ridículo. Eso sí, como me llame Javier Clemente….

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