Crónicas de la Operación Especial Militar: análisis de la retirada táctica de Kherson

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«Nada se hace con prisa. No es difícil tomar una fortaleza, pero sí ganar una campaña. Y para esto no necesitas asaltar y atacar, sino paciencia y tiempo”.
Mariscal Kutuzov en «Guerra y Paz». León Tolstoi.

Ante la amenaza de un ataque ucraniano masivo con misiles a la presa de Kakhovskaya (contiene 18 millones de m³) y el desastre humanitario que provocaría la anegación de la cuenca fluvial, el general ruso de las Fuerzas Armadas rusas, Sergei Surovikin, anunció que las fuerzas rusas se replegarían formando posiciones defensivas en la margen izquierda del río Dniéper, advirtiendo que “habrá una amenaza adicional para la población civil y el completo aislamiento de nuestro grupo de fuerzas en la margen derechadel río Dniéper. En estas condiciones, la opción más apropiada será establecer una defensa a lo largo de la línea [izquierda] de barrera del río Dniéper”.

Lo más importante es que salvaremos la vida de nuestros militares y, en general, la capacidad de combate de nuestro grupo de fuerzas” en una situación en la que “mantenerlos en la margen derecha dentro de un área limitada sería inútil”, subrayó Surovikin.

Los civiles

Las preocupaciones del general Sergei Surovikin se encontraban sobre el peligro que representaba para la población civil de Kherson teniendo en cuenta que en las etapas iniciales de la Operación Militar Especial de Rusia en la primavera, miles de civiles murieron o resultaron heridos en Mariupol, Popasnaya, Volnovakha y otros lugares urbanos después de que las fuerzas ucranianas y los batallones neonazis se atrincheraron, a menudo deliberadamente, en áreas civiles, escondiéndose en bloques de apartamentos o cerca de ellos, centros comerciales, escuelas, guarderías e incluso hospitales, para atraer a las fuerzas rusas a sangrientas batallas callejeras y recibir un pretexto conveniente para acusar a Moscú de crímenes de guerra cada vez que un edificio civil fue dañado o destruido.

Al retirarse del margen derecho del Dniéper, las Fuerzas armadas rusas señalaron su rechazo a esta costosa y sangrienta estrategia. Durante tres semanas, mientras las fuerzas ucranianas acumulaban tropas cerca de Kherson e intensificaban los bombardeos de la ciudad, se inició una evacuación de civiles a gran escala. Surovikin informó que más de 115.000 personas fueron evacuadas (de una población de más de 180.000 residentes) y llevadas a Crimea y zonas más profundas dentro de la Federación Rusa.

La estrategia militar de evacuación y la creación de una línea defensiva que se puede asegurar tuvo como objetivo mostrar que Rusia no está interesada en «victorias pírricas» y que Moscú no sucumbirá a los esfuerzos de la OTAN y sus clientes en Kiev para ahogar la región en sangre, matar a decenas de miles y atrapar a Rusia en una situación estratégica y táctica desesperada de la que sería casi imposible escapar.

En el período previo al anuncio del miércoles, los comandantes ucranianos no ocultaron su evaluación de la situación. El 29 de octubre, el jefe de inteligencia militar ucraniano, Kyrylo Budanov, predijo que, en medio de la concentración de fuerzas ucranianas, mercenarios de la OTAN y armas pesadas cerca de Kherson, la «liberación» de la ciudad se procedería por el acordonamiento de la ciudad y el aislamiento de las fuerzas rusas, seguido de batallas para aplastarlas gradualmente. La estrategia es familiar para los historiadores de la 2ª Guerra Mundial en el Frente Oriental, que contó con el uso intensivo de pinzas para rodear a las tropas, dejarlas sin suministros y cercarlas gradualmente en bolsas para eliminarlas o tomarlas prisioneras.

La estrategia militar de evacuación y la creación de una línea defensiva que se puede asegurar muestra que Rusia no está interesada en «victorias pírricas» y que Moscú no sucumbirá a los esfuerzos de la OTAN y sus adláteres ucranianos para ahogar la región en sangre, matar a decenas de miles y atrapar a Rusia en una situación estratégica y táctica desesperada.

En el contexto histórico hay precedentes de repliegues: la Gran Guerra del Norte contra Suecia (1700 – 1721) la invasión napoleónica (1812) y la Gran Guerra Patria contra las tropas nazis (1941-1945), los rusos retiraron sus fuerzas decenas o incluso cientos de kilómetros cuando fue necesario, pero nunca perdieron de vista el objetivo estratégico.

El tiempo parece estar del lado de Rusia.

Ucrania y sus aliados occidentales enfrentan un futuro sombrío de crisis económica y energética, el agotamiento de las infraestructuras ucranianas por los bombardeos selectivos rusos se expresa en una creciente vacilación occidental para apoyar el saco sin fondo de armas y créditos otorgados a Ucrania.

 La UE cubrió inicialmente el 85% de las solicitudes de reembolso de las donaciones a Ucrania, (derivados de los Fondos por la Paz de la UE), ese número luego quedó reducido al 46% y el arsenal militar se debilita llegando a mínimos. Se suma que los FGM-148 Javelin  estadounidenses no son infinitos y EEUU se acerca a un límite en las armas que pueden suministrar, los fabricantes Raytheon y Lockheed Martin, no dan abasto para su reposición.

EEUU ha comprometido 60.000M dólares de los 100.000 millones en apoyo económico y militar enviados a Kiev en los últimos ocho meses, las elecciones intermedias con los Republicanos a punto de tomar la Cámara de Representantes y disputando a los Demócratas por el control del Senado. Hace un mes, el líder de la minoría republicana en la Cámara, Kevin McCarthy, advirtió que no habría un “cheque en blanco” para Ucrania en una Cámara controlada por el Partido Republicano. Marjorie Taylor Greene enfatizó la semana pasada que “ni un centavo más irá a Ucrania” bajo los republicanos, que en cambio concentrarán la energía y los recursos de Washington en la porosa frontera de EEUU con México.

Otra instancia es la matemática militar que debe ser evaluada, el hecho es que Ucrania no puede continuar operando en condiciones en las que sufre siete u ocho veces más bajas que sus oponentes rusos si esperar salir victoriosa de este conflicto. La tasa de bajas es demasiado alta. Es insostenible y, en última instancia, si continúa, conducirá a la derrota estratégica de las fuerzas armadas ucranianas.

Scott Ritter, analista militar y ex oficial de inteligencia del Cuerpo de Marines de EEUU ha explicado por qué la decisión de trasladar las tropas rusas a la orilla izquierda del río Dniéper no debe verse como una «derrota rusa«, sino más bien como una «victoria pírrica de Ucrania».

Y añadió:

«en primer lugar, esto debería demostrar a las madres, esposas e hijas rusas que el gobierno ruso se toma muy en serio la vida de sus seres queridos, los hombres que han sido enviados al combate y no está dispuesto a sacrificarlos innecesariamente. Esa es una declaración extraordinariamente importante hecha por el gobierno ruso, donde están dispuestos a aceptar la vergüenza a corto plazo a cambio de preservar la vida del bien más preciado de Rusia, que son sus recursos humanos, en este caso, los hombres que visten el uniforme del Ejército ruso».

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