La Federación Rusa ha planteado repetidas acusaciones de una red en expansión de laboratorios biológicos secretos financiados por Estados Unidos en Ucrania y repúblicas asiática ex soviéticas al principio del conflicto armado, y desde entonces ha publicado con frecuencia una gran cantidad de documentos de denuncia sobre el asunto.
El 11 de marzo de 2022, la OMS ordenó al Ministerio de Salud de Ucrania y otros organismos responsables que destruyesen los patógenos de alta amenaza para evitar «derrames potenciales» informaba Reuters, aunque sin especificar cuáles son los patógenos o toxinas que se habían recomendado destruir. La recomendación de la OMS coincidió en el tiempo con la información desvelada por las Fuerzas Armadas rusas sobre el programa biológico militar financiado e implementado por Estados Unidos en Ucrania.
A lo largo de la operación militar las tropas rusas han obtenido más de 20.000 documentos relacionados con los programas de investigación biológica estadounidenses en Ucrania anunciaba en enero de 2023 el Ministerio de Defensa ruso.
En abril 2023 el jefe de Fuerzas de Defensa Radiológica, Química y Biológica de las Fuerzas Armadas de Rusia, Ígor Kirílov ha denunciado que: ««A pesar de una pausa forzada debido a la operación militar especial, ahora se han reanudado las actividades del programa. Las principales tareas en esta etapa son continuar la construcción de biolaboratorios en Ucrania y ampliar el formato de formación de los biólogos ucranianos»
Kirílov llegó a esta conclusión basándose en el análisis de las actas de la reunión del 20 de octubre de 2022 del grupo de trabajo de especialistas estadounidenses y ucranianos, encabezado por representantes de la DTRA (Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa de EEUU) [1], sobre los planes de aplicación del programa BTRP, Biological Threat Reduction Program (Programa de Reducción de Amenazas Biológicas en Ucrania).
Para ocultar la verdadera naturaleza de los trabajos de investigaciones biológicas EEUU cambió el nombre del programa Investigación Biológica Conjunta, cuyo objetivo real es desarrollar componentes de «armas biológicas«, ahora pasó a llamarse «Biosurveillance Research«
(Investigaciones para el Monitoreo Biológico). Entre sus tareas futuras estarían la consolidación de colecciones de patógenos peligrosos, el despliegue de sistemas para gestionar los riesgos biológicos y monitorear la situación epidemiológica.
Según la hoja informativa del propio Pentágono, desde 2005 EEUU a través del programa BTRP, ha invertido aproximadamente 200 millones dólares en Ucrania apoyando a 46 laboratorios, centros de salud y sitios de diagnóstico de Ucrania. En 2012 un informe de la Academia Nacional de Ciencias de EEUU indicó que las instalaciones ucranianas se habían actualizado para trabajar con algunas de las sustancias más peligrosas del mundo, incluido el ántrax.
Algunos ejemplos de los muchos proyectos de investigación colaborativos que el BTRP a través de los cuales científicos ucranianos y estadounidenses han trabajado conjuntamente:
-Prevalencia del virus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo y hantavirus en Ucrania
-La propagación del virus de la peste porcina africana (ASFV) en cerdos domésticos y jabalíes en Ucrania
-Biovigilancia de la ASFV (peste porcina africana) y evaluación de riesgos regionales.
-Evaluación de riesgos de EDP (patógenos especialmente peligrosos) en Ucrania, incluida la influenza aviar, la enfermedad de Newcastle, la brucelosis, la salmonelosis y el ántrax.
En 2018 se estableció el FETP (Programa de Capacitación en Epidemiología de Campo) para investigar y responder a los brotes de enfermedades. Planes para trabajar con patógenos, cuyo uso puede disfrazarse de brotes naturales, como el cólera, la tularemia, la peste, la fiebre del Congo-Crimea y los hantavirus. Estados Unidos tiene prohibido este tipo de investigación en su territorio debido al gran peligro bacteriológico y virológico.
El Ministerio ruso ha publicado nombres de las personas relacionadas con los biolaboratorios, que incluyen representantes del Partido Demócrata de EEUU, funcionarios del Departamento de Defensa y contratistas del Pentágono. Kirílov dió a conocer la lista de responsables de la investigación biológico-militar del Pentágono en Ucrania que incluye a: Eliot Jacobs Perlman, jefe de la organización no gubernamental «Instituto Internacional de Problemas de VIH y Tuberculosis» en Kiev, estuvo directamente involucrado en la creación de una base de laboratorio para la implementación de la investigación biológica militar en Ucrania.
Greg Glass, profesor del Instituto de Patógenos Emergentes de la Universidad Estatal de Florida, que estudió la propagación del patógeno de la tularemia en la república postsoviética. El científico también participó en el proyecto UP-8 sobre la propagación de los virus y hantavirus de la fiebre hemorrágica de Crimea-Congo en Ucrania.
El profesor Andrew Stanley Pekosz fue contratado como uno de los principales consultores del proyecto U-Pi-2 para aplicar sistemas de información geográfica, vigilancia remota y diagnósticos de laboratorio para detectar la tularemia y el ántrax en humanos y animales en el país.
Colin Johnson, becario de la Universidad de Tennessee y director del Instituto de Sistemas de Huéspedes-Patógenos, quien supuestamente estudió la fiebre de Crimea-Congo y los hantavirus en Ucrania y estuvo a cargo de recolectar muestras biológicas del personal militar ucraniano.
Karen Saylors, directora ejecutiva de Labyrinth Global Health, quien supuestamente trabajó en Ucrania como consultora principal de un proyecto que estudió la propagación de la peste porcina africana.
Las ucranianas: Natalia Rodina, directora general adjunta de la institución estatal «Centro de Laboratorio Regional de Kiev» del Ministerio de Salud de Ucrania y ex empleada de la empresa estadounidense Black & Veatch Desde 2020 es asesora del comandante de las fuerzas médicas de la AFU en diagnósticos de laboratorio. Elena Nesterova, directora del Instituto Ucraniano de Investigación sobre Problemas de Salud Pública, también participó en los proyectos. Coordinó las actividades de Labyrinth Global Health, que llevó a cabo la interacción entre las agencias gubernamentales ucranianas y Metabiota.
Kirillov también expuso que, en enero de 2023, el gobierno de Ucrania publicó un nuevo conjunto de requisitos para la “contabilidad, almacenamiento, transporte y destrucción” de varios patógenos, que incluía instrucciones para el transporte internacional por aire de sustancias de alto peligro. Las plantillas de transporte presentaban laboratorios estadounidenses como destinatarios o remitentes de biomateriales peligrosos.
Rusia llevó el tema de los biolaboratorios a la ONU en octubre de 2022 solicitando una investigación internacional. El Representante Permanente ruso Vassily Nebenzia en la reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas presentó la denuncia de la Federación de Rusia en virtud del artículo 6 de la Convención sobre Armas Biológicas y Toxínicas, sin embargo, la moción fue rechazada por el Consejo de Seguridad de la ONU. Estados Unidos, Reino Unido y Francia votaron en contra.
Kirillov reiteró la preocupación de Rusia por los riesgos potenciales asociados con los programas de “doble uso” que implementa EEUU en su propio territorio y en el exterior e insistió en la posición de Rusia de que el principal objetivo de los bioprogramas de EEUU en todo el mundo era «establecer un control biológico global» degradando los sistemas nacionales de salud de otros países y subvirtiendo las disposiciones de la BTWC (Convención sobre Armas Biológicas y Toxínicas) con su propias reglas hegemónicas.
[1] DTRA, la Defense Threat Reduction Agency es una de las 18 Agencias del Departamento de Defensa de EEUU.