A la presidenta de la Comunidad de Madrid, responsable de la muerte de 7.291 ancianos por un protocolo criminal que prohibía su traslado en lo más duro de la pandemia a un hospital la reciben en la Universidad Complutense para entregarle el título de “alumni ilustre”.
A la presidenta de la Comunidad de Madrid, responsable del desmantelamiento de la sanidad pública, de una lista de espera con 77.997 personas, de la inversión más baja en sanidad pública la reciben en la Universidad Complutense para entregarle el título de “alumni ilustre”.
A la presidenta de la Comunidad de Madrid, responsable de la inversión más baja en educación pública y alta en la concertada, la reciben en la Universidad Complutense para entregarle el título de “alumni ilustre”.
A la presidenta de la Comunidad de Madrid, responsable del recorte de 135 millones de € en 2023 en la inversión en discapacidad, y de una lista de espera de 28.494 personas para evaluación, la reciben en la Universidad Complutense para entregarle el título de “alumni ilustre”.
Pues con este historial de éxitos en el desmantelamiento de lo público, en el desprecio por los más débiles es lo que el equipo rectoral de la Universidad Complutense ha valorado como logros para honrar a una de sus alumnas más ilustres: Isabel Días Ayuso.
Sin duda son motivos suficientes, además, el ser la primera periodista de la UCM que ocupa la presidencia de la Comunidad de Madrid un motivo para el nombramiento, que imagino estará a la altura de los logros de Rodrigo Rato, otro ilustre de la UCM injustamente ignorado, que debería reivindicarse para futuras ediciones de este “alumni ilustre”
Y con este historial de Díaz Ayuso, olvidado por los otorgantes del premio y afines, lo resaltado del acto es la intervención de Elisa Lozano, que con 9,46 de nota, presenta el mejor expediente académico de su promoción e intervino en el acto de la entrega del premio a Díaz Ayuso.
Y lo que los educaditos de la derecha resaltan de la intervención de Elisa Lozano es su mala educación, su inoportunidad, la mala construcción del discurso, su gesto… Lo de pensar en los 7.291 ancianos muertos, las listas de espera, o los recortes en lo público no les afecta.
Son los que se escandalizan con una intervención desabrida, y callan cuando “esos gachós trajeados que viven de na. Que lo roban, lo roban, con cuatro palabritas finas lo roban” se lo llevan crudo antes nuestras narices. Entonces ponen cara de haber pisado una mierda.
Cuando Andrea Fabra deja caer en el Congreso un “¡que se jodan!” ante los recortes que anunciaba Emepunto Rajoy a los parados les parece gracioso, y recoge aplausos de las educadísimas señorías de su bancada. De colegio de pago que es la Sra. Fabra. Como sus colegas.
Elisa Lozano es de colegio público, de beca y codos para sacar la mejor puntuación de su promoción, pero es una deslenguada maleducada, no como García Gallardo, un ejemplo de buen hacer, y decir por lo bajini “imbécil” a Igea desde su sillón de vicepresidente.
A los educaditos les molesta sobre manera la falta de formas, lo de la falta de vergüenza lo llevan de otra manera. Son cosas de buena familia que se aprenden desde la cuna y has tenido tata que llevase de la mano al parque y chófer al salir del colegio de El Pilar.
Sí hay una cosa que afearle a Elisa Lozano, y es que no llevase su intervención preparada, y más sabiendo con tanta antelación que iba a intervenir y ante quien. No tener un guión para una recién licenciada en audiovisuales con un 9,46 es para bajarle la nota.
Y si hay que improvisar, y no se debe en estos casos, hay recordar siempre a José Antonio Labordeta, que ante los educaditos de la derecha en el Congreso los mandó ¡A la mierda!