Por Enrique Madrazo Gutiérrez.
Todavía te recuerdo
entraste a mí como quien empuja una lápida
rebosante de bolsillos vacíos
de un invierno como luces de emergencia
ahora no ahora tampoco ahora no ahora tan
poco
luces que se iban se iban
se te iban evaporando en la piel
te ofrecí un rincón y el calor
que sólo pueden dispensar
los cajeros automáticos
y nos hicimos amigos
cuántos sueños compartiste conmigo
cuánta soledad con partida
fue una amistad sin interés
si tenías frío te ofrecía mi calor
si tenías hambre te arropaba
nunca la sed te hizo tiritar
y tú siempre estabas para hacerme compañía
abrigándome con tu memoria
ni más ni menos nos hizo falta
a pesar de las necesidades que las hubo
jamás te ofrecí ni me pediste
la amistad no puede comprarse
ni se le presta dinero
te entregaste tú a plazo fijo
un viejo con mirada caducada y sueños de niño
perdido entre anónimas declaraciones de utopía
entre enigmas de cartón mojado
la clave de una vida plena dijiste
la esencia del universo
ése es el gran misterio la felicidad
me enseñaste el camino y luego
apagándose la llama
me hiciste prometer
guárdalo como un secreto
así lo haré amigo mío
jamás traicionaré nuestra amistad
tranquilo
seré una tumba.