Recalculando ruta…

0

Cuenta la leyenda que un camionero, en una carreta de Eslovaquia, siguiendo los consejos de su GPS y tras varios días de “recalculando ruta…” acabó atascado en un callejón de un concejo en Ourense.

Cuando los mapas se quedan anticuados porque hay nuevas carreteras y la tecnología ofrece otras formas de guiarte fiarse de ellas parece la mejor opción, pues son lo último y siempre están actualizadas. O al menos eso es lo que venden. Ya no tienes que preguntar a un paisano: “Buenos días, voy bien para… Sabe usted dónde queda…”.

Al caer el muro de Berlín, reunificarse Alemania, desmantelarse la URSS y darse por acabada la historia y con ella las clases sociales y su lucha, una buena parte de la izquierda se encontró huérfana. Se creyó el relato de que el marxismo era decimonónico, y ya no se llevaba.

La izquierda se encontró sin sujeto revolucionario hasta que le presentaron a Greta Thunberg tomando unos batidos en Stonewall Inn con Carla Antonelli mientras hablaban del escándalo de las gallinas violadas y cómo montar un onlyfans para “monetizar” como su amiga Amarna Miller.

Una vez redescubierto el nuevo sujeto revolucionario, múltiple y racializado, el resto estaba hecho: Había que hacer una “hoja de ruta” para cada lucha de cada colectivo oprimido por el colectivo vecino. Así se desarrolló en los laboratorios de las facultades la nueva guía.

Los investigadores de nuevas formas de llegar a no se sabe dónde debían llegar habían desarrollado el Gender Position System (GPS), que lo mismo te identifica una ruta alternative a la miseria de toda la vida que te ofrece un trabajo sexual empoderante o emputiza una camiseta.

El GPS está siempre disponible, no pesa, ni abulta y cabe en el bolsillo; no como las antiguas guías, tomos encuadernables en tapa dura. Y eso vino a ser Podemos en aquel aún cercano 15-M de 2011, el GPS que iba a guiar a los miles de huérfanos y huérfanas que acampaban en las plazas.

 Los autores de la antiguas guías eran una casta encerrada en sus despachos, rodeados de asesores que legislaban para mantener lo de siempre sin preocuparse ya, siquiera, de disimularlo. Sus guías se habían convertido en mapas que no recogían las nuevas rutas transversales, inclusivas, LGTBI… que los nuevos autores habían ido descubriendo entre másteres a golpe de Erasmus y lecturas desconstructivistas al borde del Sena.

La guía GPS-Podemos vino a marcar un nuevo camino, y en su éxito absorbió a un vieja editorial que había tenido algún best-seller: Izquierda Unida, al tiempo que daba un producto atractivo, ágil, con un “lenguaje fresco” a los que la policía acababa de desalojar de las plazas.

Pero el software de la nueva guía tenía varios troyanos que al principio pasaron desapercibidos, que sumados a los errores de confundir sexo con género, movilización con batucada y follamigos con partido político acabó renegando de la izquierda, de la lucha de clases y a llamar neorrancios a quienes peleaban para no perder los derechos sociales que conquistaron nuestro padres.

Así, que si muchos de los que creyeron que asaltar los cielos no era algo cercano, pero al menos sí se podría hacer política de otra forma: más clara, directa, democrática, cercana a la realidad se sintieron estafados; y cuando la lucha del feminismo de 300 años era reducida a una performance de batucadas, estereotipos sexistas y revisiones alocadas de la historia para sacar vikingos trans de sus tumbas, el “recalculando ruta” era ya un suma y sigue de bandazos en una absoluta desorientación en todos los caminos emprendidos.

La realidad diseñada en las mentes de los programadores del software de Podemos, ahora Unidas-Podemos, era tan alejada de la del común de los mortales que sus éxitos en las primeras elecciones pronto desaparecieron, pero como los líderes no pueden equivocarse quienes lo hacían eran los electores, a los que se calificaba de fascistas y pijos en el caso de Madrid, o fascistas y paletos en el de Castilla y León, a los que sumaban el despectivo de viejos.

Y como cada vez son más los fascistas, paletos y viejos, en definitiva, neorrancios, a los que se añaden las tontas del pueblo, las chupa cabras y terfas que no comulgan con ruedas de molino, a los jóvenes urbanos bien educados y a la última en las nuevas tendencias, entre las que no se incluyen el precio de la alimentación, la luz, las pensiones o la vivienda, logros que nuestros padres consiguieron a fuerza de pluriempleos y emigraciones interiores y exteriores, lo mejor que se les ocurre es mirar por encima del hombro a los que estén más allá de la M-30 y reírse del Azarías, olvidando que el bueno del Azarías era un pedazo de pan hasta que un día se le cruzaron los cables por culpa del señorito Iván, y lo colgó de una encina.

Pero como estos agudos analistas políticos, podriditos de doctorados y másteres están ocupados en hacer cosas chulísimas y en explicárselas con sesudas referencias a Butler al “geriátrico electoral”, porque en su vida han tenido que esperar una semana en un pueblo aislado a que vuelva el médico en su recorrido por la comarca, pues no entienden que no les voten y les llaman paletos; porque si tuviesen sus estudios y mundo serían del Círculo de Podemos Estamos Perdidos en la Nada, y ya habrían identificado a los guerreros trans que se batieron el cobre con Escipión a los pies de Numancia. Que eso es lo que cuenta. Y llegados a este punto de la historia y tras recalcular la ruta “n” veces para acabar siempre atascados en lo diverse e inclusive, la casa sigue sin barrer, entre otras cosas porque quienes podrían haber barrido se han ido marchando o los han expulsado con tanta tontería; pero no, no les pidáis autocrítica, porque “La izquierda no necesita autocrítica ni lamentos, necesita un proyecto ilusionante y distinto a todo”. ¿Distinto a qué?

La izquierda sí necesita autocrítica, y sobre todo recuperar las ideas básicas de derecha e izquierda y lucha de clases, y ahí tendrá su proyecto “tan distinto a todo” tal y como se definió hace 174 años, cuando se publicó el Manifiesto Comunista; porque el capitalismo siempre ha tenido claro sus objetivos, sus proyectos y nunca los ha olvidado ni cambiado.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.