La ultraderecha y el transactivismo “queer”: tanto monta, monta tanto

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El nuevo argumento que emplean en Unidas Podemos y quienes les aplauden para justificar el transactivismo queer es que las feministas que nos mostramos contrarias a las leyes de “identidad de género” y, en concreto, a la mal llamada “Ley Trans”, somos fachas, carcas, chochas. Que defendemos lo mismo que la ultraderecha. Y digo nuevo, porque hay que recordar que hasta hace poco decían que éramos del PSOE, y esta oposición a la “ley Big Pharma” era una cuestión de trifulcas dentro del gobierno de coalición, entre Carmen Calvo e Irene Montero, ya sabéis, dos mujeres enfrentándose por el poder, nada nuevo bajo el sol.

Pues bien, es cierto que la ultraderecha, entre muchos otros colectivos políticos o civiles en el mundo, se muestra contraria a la “Ley Trans”, pero también la ultraderecha dice que hoy el cielo despejado de Madrid es azul, y no por ello veo que la “izquierda exquisita” (sí, existe la “izquierda exquisita”) salga en tromba a negarlo.

Bromas aparte, desde el feminismo queremos aclarar (aunque quienes pregonan nuestra vinculación con la ultraderecha lo saben de sobra) las enormes e insalvables diferencias que existen entre los argumentos que ofrece la ultraderecha para mostrarse contrarios con la “Ley Trans” y los que defiende el feminismo.

No en balde, tanto desde Podemos como desde Izquierda Unida se han lanzado sendos comunicados feministas contrarios a la mencionada ley, firmados por centenares de cargos, trabajadoras/es, afiliadas/os y simpatizantes. Ninguno de estos partidos ha dicho ni media palabra al respecto. Sin embargo, las firmantes del comunicado de Podemos (y digo las, porque a los hombres firmantes ni los han llamado) denuncian sotto voce que han contactado con ellas de forma individual para que se retracten de dicha firma en público si quieren conservar sus cargos, y ya se ha producido al menos un despido de una trabajadora del partido.

Se sabe también de alguna concejala podemita que se ha retractado en las redes, pero lo cierto es que la gran mayoría siguen firmes, y cabe esperar que realicen pronto algún movimiento al respecto.

Pero regresemos a esas enormes e insalvables diferencias, que se resumen en una: la ultraderecha cree en la existencia de cerebros “rosa” (femeninos) y cerebros “azules” (masculinos), que definen la personalidad de los individuos según su sexo, es decir, las niñas deben comportarse como niñas y los niños como niños… y así debe seguir siendo en la edad adulta. Todo lo demás es “raro” (queer, qué casualidad) y debe ser reconducido. En conclusión, niegan de plano el feminismo.

Porque, aunque esté de más tener que volver a repetirlo, muy al contrario que la ultraderecha, desde el feminismo se defiende desde hace ya siglos (y la ciencia lo avala, por cierto) que no hay cerebros “rosa” ni cerebros “azules”. Es decir, no hay ni cuerpos ni cerebros equivocados o que haya que cambiar. No hay actuaciones “femeninas” o “masculinas” correctas o equivocadas. El feminismo lucha por un mundo que no imponga a niñas y niños, mujeres y hombres, roles y limitaciones basadas en el sexo con el que nacen.

Como sabemos que es muy difícil unir los puntos (el transactivismo queer internacional se ha encargado de que así sea, no se preocupen, también al feminismo le costó descifrarlo), hemos realizado el cuadro que acompaña a este artículo, en el que se aprecia que quienes comparten argumentos no son precisamente el feminismo y la ultraderecha. Con un simple vistazo puede verse quiénes coinciden en una visión neoliberal y antifeminista.

Pues bien, el claramente misógino y violador de los derechos de los y las menores (y aquí no puedo evitar resaltar el atronador silencio de los Defensores del Menor) anteproyecto de Ley Trans se registró finalmente en el Congreso de la mano de Más País, Compromís, ERC y las CUP, aprovechando la excusa de la imaginaria huelga de hambre delivery (a domicilio), quienes a su vez aprovecharon para abandonarla a los dos días y medio de haberla supuestamente iniciado. Circo tras circo, mensaje lastimero tras mensaje lastimero, con la complicidad, también, de la mayor parte de la prensa, que se hicieron eco de dicha huelga de hambre sin comprobar siquiera si había algo de cierto en ella.

Como si el anteproyecto de Podemos fuese poco delirante y misógino, el “nuevo” anteproyecto tiene una como mínimo curiosa novedad: “aquellas personas trans mayores de 65 años que acrediten que no tienen otro recurso recibirán un subsidio del Estado”. Pues bien, mujeres mayores de 65 años que os habéis dedicado al trabajo doméstico o a cualquier otro por el que no os hayan cotizado, a pesar de que ni el Ministerio de Igualdad ni ninguno de los partidos que se llaman a sí mismos “feministas” se hayan preocupado de vosotras, ahora tenéis una solución: declararos todas trans, será muy fácil, solo habrá que acudir al Registro y afirmarlo, y así al menos cobraréis el subsidio. Total, ya sabemos que esta ley consiste en café para todes. ¿De verdad no veis el absurdo (entre muchas otras cosas) de esta ley?

En fin. No es de extrañar que las mujeres seamos invisibles también en esta ocasión, pues al igual que Podemos o el PSOE, ninguno de estos partidos, que se autodenominan de izquierdas y feministas, se ha dignado a reunirse con el feminismo para escuchar sus postulados. Porque a ninguno de estos partidos le interesa en realidad lo que piense y defienda el feminismo. Porque ninguno de estos partidos es feminista y punto. El feminismo no es lo que ellos quieren que sea el feminismo. El feminismo tiene una agenda histórica internacional basada en el abolicionismo: del género, de la prostitución, de la maternidad subrogada, de la pornografía… en definitiva, de todo tipo de opresión que condene a las mujeres. Y las leyes queer oprimen hasta hacer desaparecer a las mujeres, oprimen hasta pretender que nuestras niñas se “conviertan”, por arte de birlibirloque de la Big Pharma, en niños.

Mucho más hay que decir de este ataque posmoderno a las libertades, pero finalizaré por hoy con una de las mejores lecciones de periodismo político que se hayan brindado, y adjudicada al Garganta Profunda del caso Watergate: “Sigue el dinero”.

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