Jesuitas españoles admiten más de cien casos de abusos sexuales

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La Compañía de Jesús en España admitió ayer en un informe que más de un centenar de personas -81 de ellas menores- sufrieron abusos sexuales cometidos por miembros de su orden desde el año 1927 a la actualidad. Se trata de la primera investigación interna realizada por una orden religiosa española.

El informe, presentado por el padre Antonio España durante un acto en el entorno de lo que la entidad religiosa denomina Sistema de Entorno Seguro de la Compañía de Jesús para la sensibilización, intervención y prevención de los abusos en sus instituciones (puede consultarse en este enlace), reconoce estos casos desde el 1927, primera fecha de la que poseen registros en este sentido, hasta la fecha y recoge situaciones de abusos cometidas principalmente en colegios y entidades educativas, cuya cifra supera el centenar de víctimas y señala a unos 96 religiosos.

Responsables de la Orden informaron en la presentación del informe que en el 20% de los casos admitidos hubo reincidencia y que en el resto consta una única denuncia; asimismo anunciaron que entre los acusados hay 17 religiosos que siguen vivos (no se mencionan nombres ni de acusados ni de víctimas) pero se mantienen apartados del contacto con menores o ya no pertenecen a los jesuitas. Son en su gran mayoría casos de una sola víctima y relacionados todos con el entorno educativo. Los colegios jesuitas son una cantidad de 68 centros en casi todas las provincias del estado y abarcan todas las etapas del sistema educativo.

El informe parte del reconocimiento de estos casos, admitidos como realidad desde que «empezaron a destaparse los abusos en instituciones ligadas a la Iglesia Católica en todo el mundo», y expresa «el sentimiento por el dolor de las víctimas, las ocasiones en que no se escuchó a quien quería respuestas, y en que se afrontaron de manera insuficiente acusaciones que deberían haber supuesto medidas tajantes». Considera que esa falta de atención tiene su fundamento en una «cultura institucional equivocada que contribuido a generar más dolor».

El documento aclara que por abusos entiende desde casos más leves (entre los que incluye tocamientos, insinuaciones o lenguaje impropio) hasta los casos que comprenden relaciones sexuales completas. Si bien especifica que la mayoría pertenecerían al primer tipo, no aclara en qué proporción se sitúan. Entre los sucesos están los que se han destapado y han llegado a los tribunales de justicia pero también otros que no llegaron a denunciarse y de los que la Compañía tiene conocimiento por las denuncias anónimas de las personas que los sufrieron o los supieron. Es decir, las fuentes son las consultables a través de los archivos propios de denuncias e investigaciones, y además los rumores, sospechas y los incidentes destapados por la prensa. Dicho de otro modo, los datos emitidos deben ser estimados como fiables atendiendo a la franqueza de quienes lo emiten, que son los propios señalados como entidad.

Sin embargo, las asociaciones de víctimas consideran que las cifras que se mencionan en el documento son ridículas. Fuentes periodísticas que manejan otros datos, como es el caso de el diario El País, entienden que estas cantidades de casos reconocidas expresan sólo una pequeña parte, y en concreto los investigadores de este periódico estiman que -basándose en los datos que ellos poseen, extraídos de hemeroteca y procedimientos judiciales- serían más de cien pero sólo en las décadas más recientes, que involucrarían a más de 400 víctimas, de las cuales además sólo un porcentaje corresponderían a religiosos de la Compañía de Jesús. Es decir, las cifras de casos de abusos y de personas que los sufrieron probablemente sean muy superiores a las que se han reconocido en este primer informe interno de una entidad católica española.

Por una simple cuestión de estadística, si se extrapolara la cifra de los jesuitas a otras órdenes religiosas, la cantidad de casos se dispararía a una cuantía alarmante. El único estudio realizado en nuestro país y editado por el Ministerio de Asuntos Sociales en 1996 calculaba que más de un 4% de sacerdotes podrían ser responsables de abusos, cifra que coincidiría con las que manejan otros estudios de trasparencia en otros países. La asociación nacional de víctimas de abusos a menores Infancia Robada agradece el gesto que los jesuitas han realizado por la transparencia, pero lo califican de insuficiente. Su presidente ha declarado que “valoramos el esfuerzo de los jesuitas en bucear en el pasado, en informar de datos y estadísticas temporales, pero esto debe ser considerado como un inicio liviano de algo más: reconocimiento y reparación. Asumir responsabilidades de facto y proceder a sanciones e indemnizaciones”

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