Biden y Harris juran su cargo sobre tres Biblias

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Es costumbre en los Estados Unidos el que todos los altos magistrados juren su puesto públicamente sobre la Biblia. Esto, por supuesto, también se extiende al Presidente y Vicepresidente.

Ciertamente, es algo que la Ley escrita no exige, sin embargo, para todo aquel que conozca el régimen jurídico anglosajón (Common Law), sabrá que el derecho consuetudinario, esto es, la tradición, pesa tanto o más que la Ley escrita.

La tradición estipula que el juramento ha de hacerse sobre la Biblia familiar, un ejemplar conservado y usado a lo largo de las generaciones. Esta tradición la rompió Obama juramentando sobre dos Biblias diferentes, una que poseyó Abrahán Lincoln y otra que fue de Martin Luther King. Donald Trump hizo lo mismo que Obama y juró sobre una Biblia de Lincoln.

En el mediodía de la hora de ayer Biden se ciñó a la tradición. Su mujer sujetó una biblia familiar que cuyos días se remontaban al siglo XIX; en esta ocasión Biden quiso representar la figura moderada y estable, que ha representado hasta ahora, para ganarse las simpatías de un electorado más conservador. No fue así con Kamala, la figura ‘transgresora’ de esta candidatura…

Kamala juró sobre dos Biblias: Una de ellas era propiedad de Thurgood Marshall, el primer juez negro de la Corte Suprema, y la otra era propiedad de Regina Shelton, su cuidadora durante la infancia. Todo al tiempo que la primera jueza hispana de la Corte Suprema, Sonia Sotomayor, le instaba al juramento. En total se usaron tres biblias para el juramento. Casualmente (o no) las dos biblias que usó Kamala, de un tamaño no despreciable, no pueden verse en ningún momento de la escena grabada de su juramento; a diferencia de lo que se aprecia en la escena del juramento de Biden que solo jura sobre una.

Después de todo, Harris ejerce el papel de candidata ‘reivindicativa’ y ‘rebelde’, más alineada con la izquierda electoral, en contraste con la figura de Biden; de modo que el par pueda suscitar simpatías a uno y otro lado (y en el medio) del electorado norteamericano. En las guerras electorales de Occidente, la simbología y el ‘relato’ no son solo una parte importante sino que son el mismo campo de batalla donde se libra la guerra entera. Para el Partido Demócrata el derrocar a Trump era crucial, antes y durante de las elecciones, por lo que no han dejado ningún cabo suelto.

Biden se declara romano-católico mientras que Harris, bautista.

El juramento siempre se corona con el siguiente epílogo: ‘Help me God’, que es – Dios me asista -.

Podemos ver así, que la imagen de caduca religiosidad que se ha vendido a este lado del charco como exclusiva de Trump y los suyos, no es tan exclusiva…

Estados Unidos tiene mucho que contarnos, pero no podremos entenderlo, tampoco juzgarlo, si solo atendemos a los cantos de Sirena que escuchamos a tanta distancia.

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