Antidisturbios, la serie que los sindicatos policiales no quieren que veas

0

La ficción, según la definición de obra en la RAE es: “Clase de obras literarias o cinematográficas, generalmente narrativas, que tratan de sucesos y personajes imaginarios.”. Atención a la última palabra, imaginarios. Esto quiere decir que NO es la realidad, que tiene un carácter artístico, hipotético, metafórico. Pero claro, para ser consciente de esto hay que tener cierto bagaje cultural. O bien, si te acostumbras que definan a los tuyos como profesionales incólumes y obstinados (El comisario), o bonachones estrafalarios y divertidos (Los hombres de Paco), pues que te den una mirada diferente, no debe gustar… o al menos eso parece. Hoy vamos a hablar de Antidisturbios.

Se trata de un thriller policiaco del año corriente, escrita y creada por Isabel Peña y Rodrigo Sorogoyen y dirigida por este último y Borja Soler, para la plataforma Movistar+. La idea original, parece partir de Sorogoyen a raíz de un personaje de la película Que dios nos perdone (2016), que iba a ser antidisturbios pero finalmente fue jefe de policía y este cautivó al director madrileño. La serie contó con autorización para grabar en instalaciones oficiales, usaron equipo real proporcionado por la Confederación Nacional de Policía y han sido ampliamente asesorados e incluso parecen haber contado con documentación que les facilitó la DGP. La producción está francamente bien, realizada por The Lab Cinema y Caballo Films.

Sobre el trabajo en escena, se lleva la palma, el elenco está soberbio. La protagonista, Vicky Luengo, encarna el papel de Laia Urquijo, de asuntos internos, con un papel escrito para lucir, y así lo hace. Igual Luce Raúl Arévalo que, en el papel de uno de los antidisturbios, tiene un arco de personaje muy interesante. Todos están muy lúcidos, pero me gustaría resaltar a Patrick Criado, actor de 25 años, que lleva desde muy niño en esto de la interpretación y sobrecoge por su autenticidad y su energía. También me gustaría hacer mención a Roberto Álamo, este archiconocido actor, que se dio a conocer en teatro, en la compañía Animalario, ya cuenta con dos premios Goya y bien merecidos, porque su trabajo siempre es de una minuciosidad tremenda, desde los pequeños gestos, a los estallidos de ira, un portento.

La serie parte de un desahucio en el centro de Madrid, donde un grupo de antidisturbios muy unido (nuestros protagonistas), tendrán que intervenir. La situación se vuelve cada vez más tensa y finalmente muere un hombre. El grupo de antidisturbios, puesto que se enfrenta a un juicio, intenta contactar con agentes externos que les ayuden, lo cual acabará afectando al grupo en diversos aspectos. La protagonista, de antidisturbios, intentando hacer averiguaciones sobre el caso, terminará descubriendo más de lo que esperaba.

Lo mejor, en mi opinión, la interpretación. Todos los personajes, a pesar de que puedan rozar el cliché, están inmensos, pues siempre tienen un punto que los aleja de lo típico.

Lo peor, sinceramente creo que Movistar+ tiene un problema con el sonido, le pasó en la primera temporada de La Peste (no he visto la segunda) y en esta también le para por partes. No sé si es la propia plataforma, pero se ha convertido en “la niña fea” de las producciones, porque dudo que el gran profesional, Aitor Berenguer, sea el culpable de esto.

Empezaba hablando de la ficción, porque no podía entender como la JUPOL o la CEP, se habían molestado tantísimo por la serie, exigiendo explicaciones y llamando al boicot de la misma. Y más, después de verla al completo, pues aun habiendo conductas deplorables de algunos personajes, no deja de dar una imagen bastante buena, de un colectivo (los antidisturbios) bastante demonizado. O sea, que un cuerpo que se dedica, entre otras cosas, a dar palos, no tiene dentro a ningún violento, ningún chulo, ningún deprimido y por supuesto, ningún drogadicto. Además, no señalan a todos, hablan de algunos y de hecho hay ciertos individuos que rayan el heroísmo. Claro, que una de las últimas series sobre policías, fue un documental que sacó Netflix sobre la situación en La Línea de la Concepción y ahí no había ni medio problema, porque no se tocó, ni de lejos, la ligerísima posibilidad de que allí haya agentes corruptos, sobornos y agentes dobles, de eso nada. Como no aparece, la serie es un primor, aunque la realidad sea otra. Pues esto es lo que hay, porque salen casos flagrantes de consumo de droga, porque salen abusos indescriptibles y salen problemas de corrupción, dentro de los cuerpos de seguridad del estado Y hay algunos, que con mucho talento y más buena fe de la que ustedes creen, hacen FICCIÓN, de lo que podría ser. Pero les molesta. ¿Les molesta la libertad? ¿O acaso ha salido algo que se acerca demasiado a la realidad? El honor, señores, está en sus manos, no en las de un artista. Puede que no quieran mirarlas pero… ¿de qué color están tintadas esas manos?

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.