Nuria Coronado Sopeña (@NuriaCSopena)
Su pasado la ha curtido en la resiliencia. Sobrevivir a las humillaciones, palizas, detenciones y problemas de salud por el terror franquista, hacen que la abogada, política y periodista no pierda el sueño por la denuncia de delito de Odio de la Fiscalía de Barcelona –ahora trasladada a Madrid–, por acusaciones de transfobia promovida por Mar Cambrolle de la Federación Plataforma Trans. “Peores cosas he vivido en la vida y vive mucha gente como para preocuparme ahora por esto”, explica a El Común.
Y es que, la fundadora del Partido Feminista, decir lo que piensa de una legislación “promovida y defendida patéticamente desde sectores que se dicen izquierda y feminista cuando en realidad son populistas”, es errar en el tiro. “Tendríamos que estar luchando contra la ofensiva de la derecha que cada vez es más fuerte, en lugar de vivir en una nueva distopía, en la que, como siempre, las mujeres somos las más perdedoras”.
La denuncia a Falcón -a la que también se ha sumado la Direcció General d´Igualtat del Departament de Treball, Afers Socials i Famílies de la Generalitat de Catalunya- a la escritora le parece un juicio político. “Me tenían ganas porque me he manifestado contra el independentismo y han encontrado este resquicio. Esto no es otra cosa que un juicio político”, destaca.
Para la activista y política, “la Ley Trans tiene como objetivo olvidar las categorías antropológicas y marxianas, para despolitizar y banalizar tanto las teorías marxistas como las luchas que está librando el Movimiento Feminista y deslegitimar la definición de la mujer como clase social explotada y oprimida”.
El fin: acabar con el feminismo
Para Falcón “no hacer distinción de lo que biológicamente es constatable e innegable como el sexo” e intentar hacerlo pasar como género, “deslegitimiza, descalifica y pretende hacer desaparecer al feminismo. Si no existen mujeres ni hombres ni madres, ni padres, la lucha feminista es innecesaria”, recalca por teléfono.
El estribillo de la despatologización que tanto la ministra de Igualdad y su partido como las asociaciones LGTBI (defensoras también de la prostitución y de los vientres de alquiler) e influencers varios repiten sin cesar, “es cuanto menos una tomadura de pelo”. Y no solo para las mujeres. “También hace de menos a las personas transexuales mayores de edad que han seguido una serie de intervenciones según marca la ley y que han sufrido mucho por ello”. Y da fe con varios ejemplos que tiene en su propio partido. “Tenemos transexuales que han pasado por todo el periplo de una Ley con derechos y garantías para que ahora les vengan con el transgenerismo”.
Frente a esta realidad Falcón habla “de los farsantes, delincuentes y fantasmas que son los falsos trans. Soy mujer y no me pueden criticar por ello. Si me han de procesar que me procesen por todo. Yo que he entregado mi lucha a la defensa de la verdad no voy a dejar que se rían de mí. Son tipejos que juegan con las palabras y la terminología para confundir. Los que se hacen llamar transgénero -que no son transexuales- andan medio vestidos de mujer teniendo barba y otros ni siquiera eso y me exigen que les respete y que no hacerlo es considerarles enfermos mentales”.
La periodista echa mano “a todo lo vivido como mujer” para que ahora cualquiera “pueda decirse tal según los gustos o dependiendo de cómo se haya levantado ese día. Nada de lo vivido como mujer me gusta como para permitir que menores de edad desde los seis años puedan, sin el permiso de sus madres y padres, y con su simple declaración, cambiar de sexo o se les nombre un defensor judicial para ello”.
Y es que para esta licenciada en Derecho, Arte Dramático y doctora en Filosofía por más que se intente borrar a la mitad de la población lo cierto es que “ya la mujer no existe, somos únicamente género, las bofetadas nos las siguen dando a nosotras, no al género”.
La sociedad trastornada
La presidenta del Partido Feminista cree que tanto la denuncia que le han interpuesto como la presión del lobby trans, se debe a que “estamos viviendo en una sociedad trastornada donde el deseo está por encima de la razón. Nos encontramos con que el deseo se impone a la realidad. Con que lo ideológico domina lo material. Es el idealismo frente al materialismo”.
Y ante esto Falcón se pregunta “cómo es posible que necesitemos una edad legal para sacarnos el carné de conducir o para votar y hasta eso tiene remedio ya que cada cuatro años después si no estamos de acuerdo podemos votar a otro partido. Si votas mal y te corriges, ¿de verdad vamos a permitir que niñas o niños se automutilen y se mediquen con consecuencias para toda su vida, como si nada? ¿Es esta la sociedad que queremos?”.
Para la escritora por más que alguien se opere para cambiar de sexo, no podrá hacer igual con la biología. “Esta no desaparece en un quirófano. Ser mujer u hombre se constituye en la fecundación. ¿Significa entonces que la ciencia es transfobia también?”.
Lobby con patente de corso
Con el borrador que Unidas Podemos pretende hacer Ley, la abogada recuerda que “solo tienen 35 diputados y el Congreso”, y al que se opone tanto ella, su partido como el propio PSOE y todo el movimiento abolicionista, vendría a significar que “nos cambiamos de sexo, según nuestra afición o emoción, involucrando incluso a los menores, inventando seres humanos que no existen, y todo el mundo debe respetarlos”.
Un despropósito que se apoya en el capitalismo. “Visten los intereses económicos en nombre de los derechos humanos, pero solo miran por las industrias farmacéuticas y su farmacopea para los tratamientos psicológicos. Solo piensan en el negocio multimillonario de las clínicas de reasignación de sexo, con cirugías espantosas, así como en el lobby de papanatas y personajes venidos de fuera como Butler, ahora apoyado por el Banco Santander y la Botín para dar conferencias en España, por la secta universitaria de profesoras que aceptan el género o por quienes tienen patente de corso para decir y hacer lo que se les ocurra sin que nadie pueda oponérseles. Frente a todo eso yo represento la visión crítica”.
Así las cosas, la entrevistada agradece al movimiento feminista que la ha apoyado por la denuncia y su visión abolicionista. En concreto comentamos en la llamada uno de los innumerables mensajes recibidos como el de Rosa Cobo: “Lidia Falcón es la coartada. Solo una excusa para lo importante, que es el subtexto de la denuncia: la defensa de los vientres de alquiler y de la prostitución. Y la erosión del feminismo como movimiento político junto a los derechos de las mujeres”.
“No voy a parar. Por más ruido que hagan con la denuncia, y aunque las feministas no tengamos los medios económicos y el lobby de poder, estoy segura no se va a conseguir. No vamos a permitir esta tropelía de Ley. Voy a ir hasta el final, a donde más duele: al voto. Saldré a la calle a hacer campaña y preguntar a las madres y padres si están dispuestos a permitir que con seis años sus hijas e hijos puedan mutilarse, castrarse u hormonarse. Estoy segura que contra esto quienes defienden esta Ley y la apoyan no van a poder. Los partidos solo tienen miedo a una cosa. El que la gente no les vote”, finaliza.
Viva Lydia Falcón. Al menos dice en público lo que muchos piensan en privado muchiiiiiisimos..
Como le explicarán al niño con dos padres cuando quiera saber hacia los 10 años o antes .. quién lo fabricó? Y en el cole? Dirá a la profe:
Si.. mi papá-mamá se llama Jorge y mi papá Julio..
Lo que le están haciendo a Lidia no tiene nombre, bueno, si, el de persecución política. Todo este entramado y victimismo para defender que la industria farmacéutica pueda obtener pacientes de por vida y dejar que los hombres tengan más excusas para odiar y abusar de nosotras ha sido el empujón que necesitábamos yo y muchas para sumarnos al partido feminista y dejar definitivamente los sucedáneos de socialismo que son podemos, iu y el psoe. Gracias por tu valentía Lidia.
Lidia, genio y figura.. Más claridad imposible.. Brava!!