La previsible derrota de Turquía en Siria arrastra a la OTAN a su decadencia acelerada

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El régimen de los “Hermanos Musulmanes” turco de Erdogan no se metió solo en la guerra a gran escala contra la República Arabe Siria en 2011.

La OTAN había salido euforizada con la facilidad con que había aplastado la República yugoslava de Serbia, la República Sprska de la federación bosnia, el Afganistán ya destruido por sus aliados talibanes y la Yamahiriya Arabe Libia Popular y Socialista (nombre oficial de la Libia revolucionaria liquidada en 2011). Entendió que era el momento de agrupar en Turquía el ejército terrorista que venía organizando desde los tiempos de la “Operación Ciclón” (plan de la CIA para exterminar la República Democrática de Afganistán en los años 80, https://es.wikipedia.org/wiki/Operaci%C3%B3n_Cicl%C3%B3n). Los planes del Pentágono para invadir Siria e implantar el “Gran Oriente Medio” norteamericano venían de lejos como lo denunció públicamente el general Wesley Clarck del partido demócrata por su rivalidad con sus colegas del partido republicano y no por su amor por la paz (Clarck dirigió los devastadores bombardeos de la OTAN contra la República Federal de Yugoslavia en 1999).

Erdogan y las potencias de la OTAN acordaron trabajar por dos objetivos comunes: aplastar la Revolución árabe de liberación nacional y derrocar la revolución baasista siria, destruyendo la República Árabe Siria y asesinando a su presidente Bashar al Assad. Turquía desde la caída del campo socialista europeo y la Unión Soviética (1989-1992) ambiciona crear un hinterland propio de tipo semi colonial formado por los países vecinos de Siria, Iraq, Libia, Crimea, Bosnia-Herzegovina, Bulgaria, Turkmenistán, Azerbaiyán, Georgia y Uzbekistán. Los chovinistas turcos ya sean integristas suníes o laicos kemalistas sueñan con dominar nuevamente las antiguas ciudades otomanas de Mosul, Alepo, Homs, Sarajevo, Üsküp (actual Skopje) Beirut, Misrata o El Cairo.

Turquía cooperó plenamente con las fuerzas de la OTAN en desmembrar la Federación socialista yugoslava, colonizar Bosnia-Herzegovina, arrancar Kosovo de Serbia, destruir Libia e instalar un gobierno reaccionario de los “Hermanos” en El Cairo. De manera que no había nada extraño ni inédito en que las bases militares empleadas por la OTAN en Turquía sirviesen para que el servicio secreto turco MIT cooperase con la CIA gringa, el SIS inglés y la DGSE en la preparación y armamento de las bandas de “perros de la guerra” islamo fascista veteranos de las aventuras de la CIA en Afganistán, Paquistán, Argelia, Chechenia, Daguestán, Libia, Bosnia, Kosovo, Macedonia, Albania…

Rápidamente la CIA dirigida por el general Petraeus y la Clinton organizó otra operación al comienzo secreta (https://es.wikipedia.org/wiki/Timber_Sycamore) para comprar masivamente armas en las industrias de las actuales colonias norteamericanas que son Croacia, Bulgaria y Ucrania y trasladarlas a los cuarteles de los terroristas en Turquía. Simultáneamente la DGSE francesa a las órdenes del ministro francés de exteriores Fabius y sus colaboradores Eric Chevalier y Jean Pierre Filiu armaban un llamado “Ejército sirio libre” formado por varios miles de desertores sirios rápidamente transformado en otro componente del magma terrorista dominado por los “Hermanos Musulmanes”.

Como en casos anteriores las petromonarquías criminales del Golfo, Saudíes, Qatar y Emiratos financiaron ampliamente esta y todas las operaciones destinadas a destruir Siria. Y el ISIS inglés se permitió además el lujo profesional de crear desde Estambul un servicio de falso auxilio civil formado por criminales de Al Qaeda y llamado “Cascos Blancos” para contribuir a la gigantesca campaña de propaganda destinada a culpabilizar al país agredido, Siria, de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad cometidos en realidad por la horda criminal controlada por la OTAN. Operación de propaganda que fue condecorada por la alcaldesa de Madrid Carmena en abierta confirmación del estercolero ideológico que lleva siendo hace tiempo parte de la “izquierda española”.

La llamada “oposición siria” formada por un grupo de mercenarios financiados por los países de la OTAN y los saudíes estableció en 2011 su cuartel general en Estambul bajo supervisión del MIT turco a la espera de tomar el poder en un Damasco asaltado por los terroristas.

Pero desde 2015 los planes de la OTAN y su socio turco se tuercen cuando Siria empieza a frenar la agresión terrorista con el sacrificio inmenso de su pueblo y la ayuda generosa de Rusia, Hezbolá e Irán.

La actual ofensiva para derrotar, exterminar o expulsar a decenas de miles de criminales encuadrados por el MIT turco y los servicios de la OTAN plantea un dilema angustiante para la OTAN: el fin de su hegemonía en Oriente Medio y la confirmación de su “muerte cerebral” en expresión del presidente francés Macron.

Los escenarios que los estrategas otanianos temen son:

  1. La derrota militar y política de Turquía que se traduzca en un giro estratégico de este país que lo acerque a Rusia, Irán y a la Nación Árabe.
  2. La eventual llegada al poder en Turquía de una coalición de la izquierda y los nacionalistas turcos contrarios a la pertenencia a la OTAN.
  3. El reforzamiento del polo formado por Turquía y Qatar que aumente su enfrentamiento con el régimen saudí y su acercamiento a Irán.
  4. El fin del expansionismo turco en los Balcanes, el norte de Siria, África y Asia Central que ha servido a los intereses norteamericanos para frenar a Rusia.
  5. La derrota de la horda islamo fascista que la incapacite para futuras operaciones criminales en Crimea, Ucrania, Cáucaso, Rusia, Irán, Xinjiang chino, Libia o incluso en países aliados que desee desestabilizar llegado el caso como por ejemplo Egipto, Argelia, Marruecos o España.
  6. Un acercamiento pragmático de los kurdos YPG a Siria que los neutralice como agentes de la desestabilización de Siria, Irak e Irán.
  7. El reforzamiento de Rusia como principal potencia geopolítica del Mediterráneo oriental, Oriente Medio, Cáucaso y Norte de África.
  8. El reforzamiento de Irán como principal potencia musulmana regional de Oriente Medio aliada a Rusia, China, Siria e Iraq.
  9. El reforzamiento de Siria que le permita abordar su necesaria reconstrucción, la expulsión de los invasores norteamericanos, el control de sus recursos petroleros y gasíferos y su conversión en nuevo polo del nacionalismo árabe capaz de atraer a Iraq, Egipto, Jordania, Líbano, Palestina, Yemen, Omán y Argelia.
  10. El aislamiento de Israel en la región como resultado de la derrota del terrorismo anti-sirio, de la estrategia de Turquía y de los kurdos YPG, cartas empleadas por la OTAN para debilitar al Eje de la Resistencia.

Todos estos escenarios temidos por el noruego Stoltenberg y los generales de la OTAN, en especial los norteamericanos que son quienes mandan, aceleran no sólo la decadencia de esta alianza sino el declive irreversible de la hegemonía occidental como lo expresa en sus ratos de lucidez el ya citado Macron.

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