¿Un Gobierno al servicio de Uber?

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Astor García, Secretario General del Partido Comunista de los Trabajadores de España

Se rumorea que una de las opciones que está barajando el Gobierno, en concreto el Ministerio de Trabajo, para hacer frente a la proliferación de falsos autónomos en muchos sectores, es fomentar la figura del denominado TRADE (trabajador autónomo económicamente dependiente).

El dato, de confirmarse, supondría uno de los ataques más brutales contra los derechos de los trabajadores y las trabajadoras de nuestro país, ya que supondría aceptar el modelo que están tratando de implantar empresas como Uber o Deliveroo.

La del trabajador autónomo económicamente dependiente es una figura introducida en 2007 que atribuye algunas protecciones a un sector muy concreto de los autónomos: quienes trabajan exclusivamente para otra empresa o quienes perciben el 75% de su facturación de una sola empresa.

Según la normativa, esa “dependencia económica” no viene acompañada del resto de elementos que el artículo 1 del vigente Estatuto de los Trabajadores recoge como característicos de la relación laboral, pero al mismo tiempo establece para este tipo de trabajador autónomo algunos derechos similares a los de los trabajadores asalariados. Eso sí, siempre que se cumplan algunos requisitos como no tener empleados, no subcontratar sus actividades o no ser titular de un establecimiento o local comercial. El TRADE, como cualquier otro autónomo, es quien paga sus propias cotizaciones a la Seguridad Social.

La figura del TRADE siempre ha tenido mala prensa al estar asociada a otra situación, que es la del conocido como “falso autónomo”, esto es, el trabajador que cumple todos los requisitos legales para ser considerado por cuenta ajena (asalariado) pero al que la empresa le obliga a hacerse autónomo. Los casos más conocidos recientemente son los de los “riders”, pero es un fraude que viene utilizándose repetidamente en actividades comerciales, en el sector cárnico, en el transporte, en la sanidad o en la enseñanza. Un fraude del que prácticamente no escapa ningún sector económico.

En realidad, esta mala prensa no va tan desencaminada. El TRADE es una figura creada por la falta de voluntad para meterle mano al fraude laboral masivo: es más fácil regular un poquito para ciertos casos extremos que profundizar en las causas que conducen a la proliferación de los falsos autónomos. Como en tantos otros ámbitos, la regulación sirve para dar carta de naturaleza a fenómenos que no deberían existir, pero que no se quieren combatir.

Al crear los TRADE, el PSOE de Zapatero estaba reconociendo que no iba a atacar el fraude laboral, sino a corregirlo. Y la introducción de aquella figura hoy puede facilitar que cientos de miles de trabajadores pasen de ser trabajadores por cuenta ajena a ser considerados autónomos.

Sobre todo cuando falta además la voluntad de hacer frente a una patronal cada vez más envalentonada y exigente, que va viendo cómo triunfan sus propuestas para sacar a más trabajadoras y trabajadores del ámbito de protección (cada vez más escasa) de la normativa laboral y su inclusión en las mucho más flexibles y desreguladas relaciones mercantiles. En esta “deslaboralización” son empresas como Uber, Amazon, Glovo o Deliveroo las que llevan la batuta y maniobran en los márgenes de una legislación que cada vez favorece más al patrón frente al obrero.

Así, estas empresas ya han propuesto la creación de una nueva figura, el TRADE digital, que daría una vuelta de tuerca a la normativa vigente para reconocer como autónomos de pleno derecho a los “riders” y conductores que, en la actualidad, están ganando juicio tras juicio su reconocimiento como trabajadores asalariados. Sería una figura creada expresamente para ellos, pero basada en la preexistente figura del TRADE “ordinario”, tomándola como punto de partida para dar un nuevo paso en los ataques contra nuestros derechos como trabajadores y trabajadoras.

Con TRADE digital o sin él en nuestra legislación, lo cierto es que está encima de la mesa la propuesta de legalización masiva del fraude los falsos autónomos. De una forma tan sencilla que da vergüenza: dejar de considerarlos “falsos” para reconocerlos como autónomos de pleno derecho, de modo que la empresa contratante se libere de cualquier tipo de obligación de cotizar, de indemnizar y de respetar derechos laborales incluidos en convenios colectivos y demás normativa. El sueño de todo capitalista, vamos.

Así las cosas, sirvan estas líneas como aviso para navegantes, y como aviso muy serio para la ministra y su equipo, dado que su Gobierno es tan amigo de abordar temas “complejos” con medidas “de regulación estricta” que acaban legitimando lo que aparentemente se quiere combatir: en política hay que escoger bando, o con Deliveroo o con los riders, o con la patronal o con los trabajadores y trabajadoras.

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