Carabanchel

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Hace aproximadamente un año, los camaradas de la Agrupación de Carabanchel (o Núcleo o cómo coño le llamen ahora) preparaban un acto contra la prostitución, la violencia de género y los vientres de alquiler. Un NO debate que es necesario llevar a nuestros barrios porque el liberalismo nos quiere hacer ver las tres cosas como normales y no como consecuencia de la desigualdad social a la que nos lleva cada día más rápido y brutalmente el capitalismo.

El caso es que el acto, una vez aprobado y hasta publicitado por el propio PCM (luego hablaremos de esto), recibe un boikot por parte del “movimiento trans” que exige estar en la mesa del debate y que se invite como orador a las personas que indicase la “representante” de este movimiento. Evidentemente, mis camaradas de Carabanchel se niegan a que los actos políticos organizados por ellos sean dirigidos por alguien que no es ni del Partido y deciden, como no podía ser de otra forma, continuar con el acto que se convierte en un exitazo de participación y debate y más que nada de resistencia a una dirección acomplejada y sin ideas propias que vio en este conato de boikot la excusa que llevaban buscando desde hacía meses para expulsar a cuatro de los más honrados y trabajadores de los militantes del PCM.

Pero este acto no era el primero que era ninguneado por la dirección del PCM mucho más preocupada en la venta de libros, en seguir pillando en Ahora Madrid y organizar cañas con arroz vegano y juegos de mesa revolucionarios para las tardes de lluvia. Ojalá hubiera sido el primero, pero no, unos meses antes y con motivo de la muerte de Fidel Castro, los mismos camaradas invitaron al embajador cubano a hablarnos de lo que significó Fidel y de la Revolución una vez el comandante ya no está entre nosotros. Nadie de la dirección se dignó a aparecer en ese acto (si hubiera sido en Lavapiés…) y, entre esos dos actos, otro contra los vientres de alquiler, con invitada de Podemos incluida que no se diga que no somos confluyentes, no sólo no fue apoyado por la dirección, además el PCM negó la financiación y hubo que pagarlo todo de nuestro bolsillo (Mención especial a este respecto al miserable trepa de Raúl Solís que pilló la pasta y desapareció sin decir ni adiós, cariño)

Esa es la dirección del PCM, un nido de trepas endogámicos que se escudan en la estrella del marxismo leninismo en su logo para tapar todas sus vergüenzas y su absoluta falta de capacidad política. Ya sabéis, el marxismo leninismo no se hace solo, hay que hacerlo.

Os cuento toda esta chapa porque Álvaro y sus colegas al final van a cerrar la sede del PCM en Carabanchel. La misma sede que lleva cerrada desde que mis queridos camaradas fueron expulsados. Carabanchel, un barrio que tuvo en los buenos tiempos ocho Agrupaciones del PCE, el barrio donde empezó la gloriosa defensa de Madrid, un barrio obrero que cuenta entre sus vecinos más ilustres a Marcelino Camacho, Josefina Samper, Cleo o Julia Manzanal.

Yo supongo que cuando Álvaro nos dice que hay que volver a la periferia y dejarse de gintonics con pétalos de rosa en los garitos cool de sus barrios de pijos, se refiere a hacer desaparecer una Agrupación histórica de un barrio obrero modelo, pero seguro que es sin mala fe.

Yo sé que esto ya es recurrente y también sé que, aunque mis camaradas y yo mismo estuviéramos en el PCE, la Revolución estaría igual de lejos. No pretendo ir de sobrado como aquellos que se saltaron los estatutos de IU y el referéndum en que la militancia madrileña decidió no ir con Ahora Madrid ni de cañas, no yo no soy así de soberbio ni tengo la verdad absoluta en mi cabeza. Sé cuáles son las reglas y que os las saltasteis para pillar en un engendro horizontal de esos tan guays.

Hacer al partido más pequeño no es bien nunca, pero aún recuerdo a esta dirección de acomplejados jalear a aquella gilipollas que tachaba hoces y martillos y la “tibia” respuesta de nuestro querido secretario general madrileño a los ataques al PCE del puto pijo errejonista aquel. Todos los huevos que le habéis echado con el crítico, deberíais haberlos usado contra el anticomunista. Pero perro no muerde perro.

Parafraseando al gran Josele Santiago: triste es robar, pero más tristes sois vosotros.

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