Junto a la hoguera que estaba
disfrazando su reflejo,
un cacique sabio y viejo
con su nieto conversaba.
Entre el humo le contaba
sobre dos lobos hambrientos,
veloces como los vientos,
que pelean fieramente
dentro del alma y la mente
por todos los sentimientos.
—«Un Lobo es gris, envidioso
vengativo y traicionero;
se pone siempre primero;
es agresivo y celoso.
Otro es blanco, generoso
y le gusta razonar;
siempre listo a cooperar
y compartir su calor.
El blanco busca el amor,
pero el gris, prefiere odiar»
«El que mate a su rival,
a partir de ese momento
gobernará al sentimiento
y ha de ser el animal
que rija nuestra moral»
—« ¿Y cuál será finalmente
el que venza en nuestra mente?»
El muchacho preguntó.
Y el abuelo respondió:
—«Aquel al que se alimente»