Mi sugerencia para los Reyes de 2022

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Cumpliendo con lo establecido las dos últimos ocasiones, y esperando que sea una tradición que dure muchos años, mi última columna anual en este medio, o la primera del nuevo periodo en este caso, va a ser una recomendación para sus cartas a los Reyes Magos.

En esta ocasión, este villano de Madrid les va a hablar de uno de los grandes cronistas de su tierra en las últimas décadas. Desaparecida recientemente Almudena Grandes, quizás sea el más grande cronista Madrileño que aún sigue vivo.

Les hablo del gran Carlos Giménez, una figura clave del cómic español de la segunda mitad del siglo XX y de las primera décadas de la la presente centuria, y que, quizás por haberse centrado más en el público adulto en una época donde existían muchos de los prejuicios que han lastrado a esta forma de expresión, es menos conocido que Ibáñez, Escobar o Vázquez, por ejemplo, si exceptuamos los aficionados más acérrimos a la historieta.

Además nunca ha temido significarse y tomar partido por sus ideas, situándose muchas veces en posiciones comprometidas. Por ejemplo colaboró con el PSUC en los tiempos en los que no era fácil hacerlo, y formaba parte de la redacción de la autodenominada satírica y neurasténica revista El Papus en los años en los que sufrió un atentado con bomba por parte de la Triple A. Giménez nunca ha dejado de recordar que vio rastros de sangre y pedazos de sus propios compañeros en la conserjería donde explotó el paquete bomba.

Declaración de Carlos Giménez en su siguiente historieta al retomar su trabajo tras el atentado contra El Papus y portada del cómic especial de solidaridad con la mencionada revista dibujada por nuestro autor.

Carlos Giménez ha tocado casi todos los géneros en su recorrido, con obras muy estimables en la ciencia ficción o en el western, pero las series que le han hecho verdaderamente grande han sido aquellas inspiradas en la España en la que le tocó vivir y en su propia biografía. Les voy a hablar de tres de ellas:

―En Paracuellos (1975) relata a través de un trasunto sus primeros años, acogido en uno de los centros de la institución franquista Auxilio Social. Giménez es muy exhaustivo retratando el ambiente oscuro y gris en que crecían aquellos menores, sin escatimar el adoctrinamiento político y social (el que de verdad hubo en España, no ese del que ahora se quejan precisamente los herederos de aquel), el maltrato por parte de religiosos integristas y funcionarios sin escrúpulos, el hambre y la carestía material… Aun así también se cuelan momentos entrañables cuando nos describe la complicidad y las relaciones que aquellos menores intentaban establecer, las cuales les permitían a veces tener un momento de esperanza en su futuro, o conseguir juguetes o esparcimiento que aliviaban sus penurias. Arriesgándome a que se me eche en cara el topicazo, permítanme especular que si este cómic hablara de los centros de menores de algún país comunista, el sistema lo hubiera elevado a obra de referencia.

Retrato de los maltratos por parte del personal de Auxilio Social en Paracuellos.

―En Malos Tiempos, aparecida en 2007, Carlos Giménez, que nació en plena posguerra, recoge lo que a lo largo de su vida oyó en boca de sus mayores o leyó en libros y nos da un relato de la guerra civil española a través principalmente de las aventuras del señor Marcelino y su familia. Marcelino es un madrileño de clase obrera a través de cuyos ojos vemos la dura realidad de la guerra, la resistencia en el Madrid sitiado, la decepción final cuando la guerra se pierde, el estraperlo y las triquiñuelas obligadas a las que abocaba sobrevivir en la posguerra, la mortalidad infantil debida a las enfermedades surgidas por las deficientes condiciones de vida de aquellos menores… Además se intercalan algunas historias de otros personajes de ambos bandos. Carlos Giménez, en su propias palabras, intentó ser «¡Objetivo! No neutral. Que nadie pretenda que sea neutral ante el fascismo». Intención, en mi opinión, plenamente lograda, ya que aunque nos muestran algunos personajes que se decantan hacia la derecha por cuestiones específicas muy bien explicadas, o algún abuso de poder de milicianos republicanos, desde luego la obra no deja lugar a la duda de la responsabilidad y los motivos de cada uno en la tragedia de hace ya 83 años.

Bombardeo sobre el Madrid republicano en Malos Tiempos.

―Volvemos a su actividad en los años de la transición con Barrio, que podría ser la continuación de Paracuellos, donde Giménez nos muestra la siguiente etapa de su vida, cuando ya de adolescente, vuelve a casa de su madre e intenta abrirse camino en la España de los 50. Aquí se nos muestra una España que ha superado lo peor de la posguerra, pero donde la tensión, las carencias, la represión, y el poder siguen atormentando a todos aquellos que no se han colado entre los palmeros del nuevo régimen.

Carlines descubre por qué no se puede ni hablar de su padre en Barrio.

A modo de comentario general que vale para las tres obras descritas, les puedo indicar que el dibujo de Giménez en blanco y negro es muy característico y destaca por su expresividad, que dota de mucha potencia a cada una de sus viñetas, pero su calidad como guionista, con el uso de diferentes formas narrativas y de elipsis y flasbacks es lo que de verdad les va a deslumbrar si optan por hacerme caso y disfrutar una de estas historietas.

Ahora depende de ustedes, queridos lectores, decidir si alguna de estas series, que están disponibles tanto en tomos separados como agrupadas en volúmenes integrales, sería un buen regalo que pedir a Sus Majestades de Oriente. Este villano de Madrid se despide deseándoles de corazón un feliz 2022, y esperando que a la tercera sí se cumplan sus deseos cuando les felicita desde esta columna.

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