Año 2030. Laurito Castizo tiene seis años. Nació justo en los días que ahora estamos viviendo. Él y su padre circulan por la ciudad de Madrid. Pasan por el Puente del Rey sobre el Manzanares. El infante pierde la pelota, pero ésta no cae del todo al fondo del abismo. Se queda atrapada en la estatua surrealista de dimensiones épicas que está situada donde hasta poco después de su nacimiento había una reserva de aves que habían vuelto al tramo renaturalizado del río Manzanares. Mientras el padre alarga la mano para recuperar la pelota el niño pregunta:
—Papá. ¿Por qué está aquí este amasijo de hierro?
—Bueno, verás, hijo. Dicen que representa a una fallera. ¿Sabes ya lo que es una fallera?
—Sí, papá, esas mujeres que salían en las fiestas de Valencia antes de que el cambio climático volviera esa zona inhabitable. ¿Pero por qué está aquí?
—Resulta que cuando fue imposible tapar el escándalo de la masacre de las residencias de mayores… —comenzó a explicar el padre.
—¿El abandono de los viejecitos, dices? ¿Lo del saco de patatas gigante ese que han puesto en la Gran Vía? —interrumpió Laurito con impaciencia infantil.
—Sí, hijo. Verás, el mismo artista… Un tal Leonardo Fascio, uno que huyó de las dictaduras latinomaericanas y le dieron rápidamente asilo aquí, resulta que tenía dos esculturas hechas. Entonces se las compró el presidente actual de la Comunidad, Alfonso Serrano, y se las impuso al acalde Ortega Smith. Colocaron una en homenaje a las víctimas de la presidenta anterior, Ayuso, y otra aquí, por la tradición que empezó el alcalde anterior, Almeida, de hacer todos los años una mascletá, como en Valencia, aquí. Como además esta zona naturalizada había quedado destruida, pues a nadie le pareció mal.
Aquí la mente del pequeño empezó a elucubrar con los datos que conocía de la historia reciente de la Comunidad y el Ayuntamiento. Además había recibido unas cuantas nociones de cuidado de la naturaleza en el colegio, aunque el presidente autonómico Serrano había prometido que a partir del próximo curso escolar esas charlas se suprimirían por su evidente contenido ideológico. La cabeza de Laurito hervía de preguntas. Por fin empezó a soltarlas:
—Pero papá. ¿Ortega Smith no es ese señor que agredió a otro en el Ayuntamiento por ser gay y parecerle afeminado? Me llamasteis Laurito porque os apeteció ponerme un nombre no binario. ¿Cómo es que sustituyó a Almeida un tipo así y le seguisteis votando?
—Bueno, como te iba diciendo, llegó un momento en que no se podía mantener la misma estructura que estaba. Cuando nos enteramos de que Ayuso había masacrado a todos esos ancianos ni ella, que fue condenada a permanente revisable, ni Almeida, que había dejado que documentos del Ayuntamiento cayeran en manos suyas, podían seguir. Así que el PP se reestructuró, e incluyó a Ortega Smith, dado que su partido estaba a punto de desaparecer y no tenía vínculos con la dirección antigua de los populares. ¿Recuerdas las veces que Serrano ha dicho «Ayuso es el pasado»? En cuanto a Ortega ha cambiado y ahora seguro que estaría muy contento de conocerte. ¿No has visto cómo va todos los años a las fiestas del orgullo gay por mucho que raje de ello?
—Pero Serrano he visto por las pantallas LED y demás que era muy amiguito de Ayuso. Que la aplaudía siempre que hablaba . Que incluso la aplaudió el día de su famosa confesión. Y Ortega tiene que dar su discurso del Orgullo en zonas diferentes a Chueca porque allí le temen. No son nuevos, papá.
—Que sí, hombre, que este PP no tiene nada que ver con el que encerró a los ancianos. Serrano no sabía nada. Por eso le voté.
La mente infantil del pequeño Laurito, sin embargo recordaba otras cosas que había oído en otra parte. No podía dejar de preguntar con curiosidad.
—Pero el papá de mi amiguito Iván dice que llevaban años denunciando ese protocolo, casi desde el momento en que se puso en práctica. Pero que no salía por la tele hasta que Serrano quiso construir un aeropuerto en el Retiro y Ayuso se negaba, momento en que todo estalló. El papá de Iván dice que porque alguien lo filtró para destruirla cuando no quiso hacer lo que quería Serrano.
—El papá de tu amiguito Iván tiene su idea. Yo tengo la mía y respeto todas. Ahora, nunca votaré a los rojos porque pierden dinero y destruyen todo.
—Papá, antes había aquí un trozo de naturaleza y el Retiro no estaba siendo arrasado para poner un aeropuerto. Y la deuda en Comunidad y Ayuntamiento ha subido mucho.
—Tú no lo entiendes hijo. Cuando crezcas lo entenderás.
Con esta frase Laurito se calló provisionalmente pero pasado un rato le vino otra pregunta a la cabeza:
—Papá. ¿Cómo es posible que Leonardo Fascio hubiera hecho ya dos estatuas cuando se las encargaron? ¿Y qué tiene que ver el saco de patatas gigante con los viejecitos y estos hierros con una fallera?
—Según Leonardo ya había habido contactos antes. Y el saco de patas alude a que así abandonó Ayuso a los viejecitos. Y la fallera dice que es que así se ejercita la imaginación. Bueno, voy a mirar las noticias en el móvil… ¡Anda! Dicen que Ayuso y Almeida saldrán por buena conducta el mes que viene. La perpetua revisable ha sido sólo de cuatro años. Y que ya se trabaja en su incorporación al personal director del aeropuerto del Retiro. ¡No puede ser! ¡Lo de los jueces amigos de esta gentuza es indecente!
—Pues vota a otros, papá.
—¡No! Nunca votaré a los rojos, ya te lo he dicho!