No preguntes «¿Qué es una mujer?» Pregunta «¿Por qué a una mujer?»

1

Por Karina Castelao

Ha pasado ya el 8M y tras la resaca es momento de hacer balance.


Mi balance va a ser breve y se reduce a decir que la Semana del 8M se ha convertido en un “campo de nabos” y en un evento capitalista más, igual que todas las festividades del Orgullo o de las
Navidades.

Dice Beatriz Gimeno en X que no hay división del feminismo, que la marcha en que no iba ella, «es una anécdota». Y lo argumenta en que en Madrid salió «una manifestación plural y diversa de 50.000 personas que marchan juntas con sus diferencias, y otra de 4.000». Cierto en todo. No hay división del feminismo. Hay feminismo y prolongación del Carnaval.

En Madrid hubo el 8 de marzo pasado una manifestación feminista y una carnavalada con más hombres que mujeres (mirad las fotos subidas por ellos mismos) llena de colores, canciones y bailes al ritmo del Zorra de Nebulossa. Y sí, ciertamente así fue en todo el país. En Vigo el centro de la pancarta de cabecera del la manifestación «oficial» lo ocupaban Abel Caballero y José Ramón Gómez Besteiro. Eso no es división del feminismo, es otra manifestación del patriarcado.

Hasta aquí mi análisis de otro día de manipulación interesada de cifras, de apuestas de a ver quien
tiene más larga la cola de la manifestación, de bailecitos, saltitos y de ninguneo y mofa de las verdaderas protagonistas: las mujeres.

Porque lo único destacable de este 8 de marzo es que hemos dejado de saber porqué y por quién se sale a la calle este día. ¡Quién me iba a decir a mí hace no más de cinco años que en el 2024, a
finales del primer cuarto del siglo XXI, el gran debate entre el feminismo y los «feminismos» iba a ser sobre lo que es una mujer!

Hace unos días cayó en mis manos un artículo de la antaño directora del Instituto de las Mujeres Beatriz Gimeno (esa que va a pasar a la historia del feminismo por haber cambiado el nombre de la institución del singular al plural -como les gusta a estos de Podemos pluralizar las cosas para colar de rondón la nada inocente idea de que la diversidad es la nueva igualdad).

Bajo el sugerente título de “¿Qué es una mujer?”, Gimeno, pretendiendo dar la razón a Irene Montero, hace auténticos malabares para intentar no definir lo que es una mujer. Primero aludiendo a cuando la propia “Celia Amorós reconoce que la definición de la categoría mujer es problemática” (recordemos que mujer y categoría social mujer no son lo mismo). Luego pasando por Christine Delphy (de la que nos recuerda que era íntima de Simone de Beauvoir), quien “asegura con firmeza que tanto ser mujer como ser una persona negra son posiciones sociales que nada tienen que ver con la biología”. Lo importante según Gimeno no es lo que sea una mujer, sino “qué significa serlo, es decir, el lugar social que ocupa; exactamente lo que dijo Irene Montero ”. Y por último termina su preámbulo argumentativo con Monique Wittig, para quien “lo que sea que es una mujer se define siempre en la matriz heterosexual, que es lo que la coloca en su posición de dominada en relación con los hombres” (recordemos aquello de Wittig de que “las lesbianas no son mujeres” que luego Jeffreys se vio obligada a “matizar” cuando las «lesbianas con pene» comenzaron a hablar del «techo de algodón»).

Es decir, que para Gimeno no existe mujer fuera de la categoría social, con lo que cabe suponer que, si algún día se acaba el patriarcado, desapareceremos como por arte de magia y solo habrá personas a las cuales no hará falta clasificar en mujeres y hombres, ya que todos seremos estándar de ser humano y cada biología será tratada en igualdad de importancia (al menos eso espero porque el diferencial sexual no va a desaparecer).

Pero lo que Bea Gimeno olvida (o no) es que, tanto Amorós, como Delphy como Wittig hablan de la categoría mujer bajo el único prisma de ser una categoría aplicable solo a las hembras de la especie humana. “Ningún destino biológico, físico o económico define la figura que reviste en el seno de la sociedad la hembra humana”. Dicho de otro modo, que no hay razón alguna para que las hembras humanas y solo las hembras humanas, ocupemos esa categoría social subordinada (a ver, realmente no lo olvida, pero lo maquilla para que encaje en el discurso transinclusivo).

Dice Gimeno que “como feminista nunca diría que a las mujeres nos matan por tener vagina sino por nacer en una sociedad que ha creado unas estructuras sociales jerárquicas y de desigualdad en la que unas personas valen más que otras”. Sin embargo, reconoce que “la inmensa mayoría de las personas que ocupan una posición social u otra en el sistema sexo/género tienen determinados rasgos biológicos”, pero que puede ocurrir que haya “personas con otras características biológicas que ocupen las posiciones sociales que consideramos de mujeres”. Y aquí es cuando introduce a las mujeres trans, a las disidencias sexuales, personas no binarias, etc. (que digo yo que tanto esfuerzo de las personas no binarias en ser no binarias y resulta que ocupar el lugar subordinado en el sistema sexo/género los convierte en mujeres).

“Si podemos imaginar una sociedad igualitaria en la que la diferencia biológica no significase nada, ni jerarquía ni dominación, entonces esa diferencia no es la causa de ésta”. Cierto. Por eso la
pregunta que nos debemos de hacer no es qué es una mujer, sino ¿por qué siempre a una mujer?


Todas las estructuras sociales jerárquicas que colocan por encima a los hombres de las mujeres se basan, ciertamente, en las relaciones materiales de producción, pero el criterio para materializarlas es exclusivamente el diferencial biológico entre hombres y mujeres. Es decir, por ser mujeres pero en la acepción del término como personas de sexo femenino. En tener vagina, vulva, útero, generar óvulos, poseer la capacidad de gestar y de crear seres humanos y en poseer un conjunto de caracteres sexuales primarios y secundarios relacionados directamente con ello.

Estas características biológicas, y no otros factores, son las que han permitido considerar a las mujeres por parte de los hombres y durante toda la historia de la humanidad, o una fábrica de personas o un contenedor de sus fluídos para desahogo de sus apetitos sexuales. Y para ello, para perpetuar esta situación, este status, es por la que han creado (con nuestra complicidad en ocasiones) esas estructuras sociales que les permiten apropiarse, violentamente incluso, de nuestras capacidades biológicas y que reciben en su conjunto el nombre de patriarcado.

¿Cuántas circunstancias de vulnerabilidad de las que padecen las mujeres se deben exclusivamente al hecho de ser biológicamente mujer?
¿Cuántas circunstancias de precariedad laboral se deben al hecho de ser biológicamente mujer?
¿Cuántas no han podido estudiar por el hecho de ser mujeres casaderas?
¿Cuántas han abandonado su trabajo por el hecho de ser mujeres?
¿Cuántas han reducido su jornada y su sueldo por el hecho de ser mujeres?
¿Cuántas han criado solas a sus hijos por el hecho de ser mujeres?
¿Cuántas no promocionan profesionalmente por el hecho de ser mujeres?
¿Cuántas son vetadas laboralmente por el hecho de ser mujeres?
¿Cuántas se resignan a profesiones feminizadas de baja cualificación por el hecho de ser mujeres?

Y ahora viene la gran pregunta:
¿Cuántas de estas situaciones les ocurren a los hombres por el hecho de ser biológicamente hombres?
¿Cuántos hombres casaderos no han podido estudiar porque sus familias han priorizado a sus hermanas?
¿Cuántos han sido rechazados en un trabajo por ser hombres fértiles?
¿Cuántos se les han impedido promocionar en su empresa cuando han tenido hijos?
¿Cuántos han dejado sus trabajos o reducido su jornada y sueldo al tener hijos porque cuidarlos es lo esperado de ellos como hombres?
¿Cuántos hombres se han visto en la obligación de criar a sus hijos solos?
¿Cuántos no han elegido una determinada profesión por carecer de referentes hombres? 

Éstas y cientos más de circunstancias que padecemos por el hecho de ser biológicamente mujeres son las que nos hacen ser económica, laboral y socialmente víctimas de precariedad y vulnerabilidad. Las que nos hace, como dice Delphy e Irene Montero “trabajar más que los hombres de sus familias o de sus sociedades, pero tener menos dinero, capital, tiempo, espacio”.

Pero no es nuestra biología la justificación de estas manifestaciones de opresión, ningún destino biológico nos coloca irremediablemente en la parte baja de la jerarquía sexual humana. No nacemos con predisposición genética de servir a los hombres ni de estar sometidas a ellos, ni de cuidar, ni de ser sacrificadas y abnegadas madres o esposas, ni de ser complacientes concubinas. Por no nacer no nacemos ni con predisposición genética a querer tener hijos ni a que nos atraigan sexualmente los hombres. Es el patriarcado y todas las instituciones sociales culturales y económicas que lo sostienen y que están encaminadas a asegurar su supervivencia (religión, capitalismo, heterosexualidad obligatoria, matrimonio, familia nuclear, maternidad y, por supuesto, el género) las que nos obligan a ello. Con violencia la mayoría de las veces.

La biología, el haber nacido hembras de la especie, no es lo que justifica nuestro lugar subordinado en el mundo, es lo que lo explica.

La pregunta realmente nunca ha sido el «qué», siempre ha sido el «porqué». 

1 COMENTARIO

  1. Solo una corrección a tu artículo la pancarta oficial que abría en Vigo la Manifestación del 8M como lo hace siempre todos los años es la de Feminismo Unitario una plataforma donde están muchas asociaciones feministas de diferentes sensibilidades y corrientes de la ciudad y mujeres a título personal Es un instrumento que utilizamos para manifestarnos el 25N el 8M y cada vez que se produce un feminicídio en Galicia
    En esta manifestación convocada por FU siempre hay unas normas:
    Abre FU siguen todas ls asociaciones feministas de la ciudad que se quieran unir donde muchas de nosotras nos movemos a lo largo de la manifestción para marchar con nuestra asociación/sindicato/partido y hacer el relevo de sostener “ la faixa” ( pancarta )de FU
    Siguen las secretarías de los sindicatos y luego los partidos políticos que quieran asistir
    Una petición que se hace siempre es que enn las faixas solo vayan mujeres.
    Todas las Asociaciones secretarias y partidos han cumplido con estas normas que siempre son así excepto el PSOE Vigués .
    A mi como a muchas compañeras nos ha molestado mucho el ver en prensa como la faixa del PSOE era llevada por Abel Caballero y otros señoros que no pudieron como siempre hacen reprimir sus ansias de protagonismo , en Vigo
    no nos extraña pero si nos molesta profundamente,
    El resto lo hace la prensa local y gallega , en las galerías de fotos del día siguiente se publicaron varias fotos de la faixa del PSOE y se obviaron las de muchas asociaciones y partidos donde los compañeros iban detrás en un plano totalmente secundario.
    Os escribo únicamente para aclararlo,a todas nos molestó mucho pero me gustaría que se rectificase lo de pancarta oficial porque ni era la que abría la marcha ,ni era la convocante de esa manifestación y desde luego después de ver la prensa se constató que no tenían muy claro en qué consistía el acto.
    Gracias por permitirme aclararlo
    Un saludo
    Teresa Marchante Hernández

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.