Antonio Gil
Trabajadores de la planta de Mercedes en Vitoria se reunieron con los responsables de la fábrica para discutir posibles ajustes en el calendario laboral y la plantilla, como la implementación de un ERTE o la ampliación de la bolsa de horas (lo que aumentaría la cantidad de horas que los trabajadores deben a la empresa).
La causa de esta situación es debida a varios factores, como el descenso o aplazamiento de pedidos de vehículos y los problemas en el suministro de componentes tecnológicos.
De momento, ya se han producido cinco días de parada en febrero, más otros tres en marzo; la plantilla ya ha recibido la comunicación de que en Semana Santa cuatro jornadas que en principio serían laborables finalmente no lo serán, aunque en este caso la dirección señala que es para «favorecer la conciliación familiar de las y los trabajadores».
Esta situación de incertidumbre ha motivado que el comité de empresa, en el que están presentes los sindicatos ELA, LAB y ESK, abra una negociación con la dirección de la fábrica.
La preocupación principal está en la capacidad de suspender jornadas recogida en el convenio, cifrada en 18 al año de las cuales 11 ya se han descontado, por lo que el margen de maniobra es muy escaso.
Desde la plantilla se reclama que «el esfuerzo ante la situación no recaiga completamente sobre ella, y que la empresa asuma parte de las jornadas suspendidas».
