El conflicto empezó el 25 de noviembre después de tres años de paralización de la actualización del convenio colectivo. Es la huelga más larga que se ha registrado en Vigo y se manifiesta con protestas diarias de los trabajadores.
En este contexto, tendrá lugar una asamblea, que se celebrará en doble convocatoria (de 9.00 a 10.30 y de 16.00 a 17.30 horas), donde se producirá una votación en urna en la que los empleados de la concesionaria del transporte urbano de Vigo tendrán que elegir entre cuatro opciones continuar con la huelga, suspenderla temporalmente, retomar los paros parciales o aceptar la propuesta de la empresa.
Vitrasa les ofrece una subida salarial del 3% en 2023 y una paga única de 500 euros que englobaría los años 2021 y 2022, así como diferentes mejoras del calendario de vacaciones, un plus de nocturnidad de taller y mayor flexibilidad en los cambios de turnos y descansos.
Una propuesta insuficiente hasta el momento para los trabajadores, que redujeron sus exigencias al pedir un 2,5% de subida salarial en 2021 y 2022 en lugar del 3% inicial que exigían.
Por el momento, las posturas son irreconciliables. Vitrasa espera «que el comité acepte la última propuesta de la empresa, que le supone un coste de casi 1,2 millones de euros”, frente a la de los trabajadores, que “supondría incurrir en un coste de casi 3 millones”. Dicen, además, que “están soportando importantes pérdidas económicas”.
Por su parte, los representantes de los trabajadores denuncian la pérdida de poder adquisitivo –los sueldos están congelados desde hace cuatro años– y que la empresa, “en las cuentas de 2020, incluyó el gasto de la compra de buses, los cuales llegaron más tarde, para profundizar en su discurso de pérdidas”.
