Isidro Páez. Investigador CEFMA
En medio del turbulento tiempo electoral que recorre la Argentina para la primera vuelta de las elecciones presidenciales del 22 de octubre, hoy día la intervención del FMI tiene un control exacerbado sobre la economía nacional por la disputa de la apropiación del excedente de rentas a costa de los sectores sociales mediante un ajuste que entierra el futuro del país en la geopolítica dominadora del dólar como sucedió históricamente en Ecuador y Panamá.
Al igual que el euro como moneda única provocó el sometimiento del Estado español a las directrices del Banco Central Europeo, el FMI dirige el endeudamiento del país latinoamericano a un crecimiento exponencial de los intereses con la constante captación de nueva deuda para enfrentar una deuda heredada imposible de saldar, un proceso sin vuelta atrás del cual es imposible salir. Todo ello con el coste social de un 40% de pobreza y casi un 10% de indigencia.
Un Gobierno progresista (…), paradigma del «poder nacional y popular», con sindicatos de gran autonomía económica que siguen siendo correa de transmisión peronista, la utilización clientelar del Estado con una expansión de políticas de bonos, planes sociales de carácter asistencial ante los índices alarmantes de pobreza, que lleva a cabo políticas que favorecen el lastre extractivo de los valores de uso que depreda la naturaleza y la vida de comunidades sin freno alguno: soja transgénica y fumigación por glifosato previa deforestación, el intento de macrogranjas porcinas, la aprobación del trigo transgénico para uso doméstico en la alimentación, el proceso de extracción del litio en manos de legislaciones provinciales, el no cumplimiento de la Ley de Glaciares por las mineras, y por otro lado el paulatino proceso de dolarización del precio de los alquileres en el ámbito bonaerense, el incremento de los precios de los servicios energéticos, todo ello ocasiona asimetría económica y social, dominación política y debacle ecológico, la doble explotación capitalista del Hombre y la Naturaleza.
Crisis de partidos y Estado.
En Argentina padecemos por un lado del «cesarismo» –decisionista y carismático– un debilitamiento de la sociedad política con dispositivos desarticuladores de los movimientos desde abajo que descoyunta la organización de la izquierda marxista, asistimos a la experiencia populista tanto gubernamental como de la oposición con liderazgos paternalistas y ofertas electorales sobredimensionadas, a lo que se añade el impacto emocional del discurso de figuras políticas en declive (culto a la personalidad con Cristina Kirchner) y simultáneamente la irrupción de personajes siniestros como Milei con «fórmulas antipolíticas» en el marco electoral de La Libertad Avanza, basado en desvalorizar “lo público” que canaliza la frustración de un electorado desengañado de la «promesa democrática», un desencanto masivo en elecciones de las PASO de agosto 2023 (elecciones primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias) para determinar las candidaturas para los partidos políticos, en las que alcanzó el 30% del «voto castigo» en condena de los partidos del status, propagando un darwinismo social que consagra el egoísmo individual como un valor positivo y al sometimiento de los más débiles y humildes como la consecuencia de un orden natural social establecido.
Milei propone un principio de la era menemista de infausto recuerdo: el vaciamiento del Estado, nada que pueda ser llevar a efecto por el sector privado permanecerá en el Estado, que refleja lo que Portantiero [1] definió como «feudalización del Estado por las corporaciones»
Como cantaba Frank Sinatra «If you can make it there, you can make it anywhere», no es de extrañar que los ceos de BlackRock, Vanguard Group, Fidelity, PIMCO, Franklin Templeton, Allianz SE, FMR, Capital Group, UBS, Credit Agricole Group, NN Group, Intesa Sanpaolo, Global Evolution, Ashmore Group, TCW Group, entre otros, tomen buena nota de la apuesta de Milei, un nuevo neocolonialismo en concordancia con el aniversario de los 200 años de la Doctrina Monroe: la idea de que América Latina es el “patio trasero” de los Estados Unidos.
Milei es el nexo necesario entre el sector financiero y los fondos de inversión, viene a defender la institucionalidad mundial del capital financiero. Como escribe Horacio Ravelli, Milei con su delirio de “dolarización” del país, un salto al vacío que requiere tomar nueva deuda por no menos de 40.000 millones de dólares y/o vender activos públicos con ese fin. Y allí está el verdadero y único objetivo: devaluar el peso para que sea igual al dólar contado con liquidación (CCL) o dólar cable (el medio que usan los usuarios para girar dólares al exterior) y que el Banco Central mediante operaciones de mercado abierto compre –con dólares de las reservas– títulos públicos nominados en moneda extranjera, revendiéndolos en pesos.
«Estados Unidos no tiene amigos permanentes, solo intereses”.
John Quincy Adams. 6° presidente de EEUU
EEUU suele exhibir a veces, una franqueza brutal que ayuda, de algún modo, a clarificar la cuestión en debate. En julio 2022 en el marco de la Concordia Annual Summit, la general norteamericana Laura Richardson, jefa del Comando Sur (SOUTHCOM) aseguró que las inversiones de China están “socavando la democracia” en Latinoamérica. En su posterior gira por América Latina declaró que había hablado con los embajadores estadounidenses en Argentina y Chile y con ejecutivos de las empresas Livent y Albemarle para discutir la exclusión de competidores de la región que viene a corroborar la idea de los planes anexionistas de EEUU para con América Latina basados en la Doctrina Monroe que se pueden rastrear a lo largo de la historia reciente.
El documento Santa Fe IV: «Latinoamérica hoy«, editado por James P Lucier a finales de 2000 y destinado a orientar ideológicamente la política de EEUU hacia América Latina, significa lisa y llanamente un plan de anexión de América Latina y el Caribe. De acuerdo a ese plan de anexión se trazan las estrategias y se definen los enemigos.
Podemos leer en el documento:
«A continuación se plantean los principales elementos geoestratégicos que siguen siendo importantes para la seguridad nacional de Estados Unidos:
1. Control de los estrechos Atlánticos.
2. Uso del Canal de Panamá.
3. Una ruta sureña segura alrededor del Cabo de Hornos.
Todos estos están dentro del escenario estratégico naval.
4. Seguridad de que los países del hemisferio no son hostiles a nuestras preocupaciones de seguridad nacional. Además, que los recursos naturales del hemisferio estén disponibles para responder a nuestras prioridades nacionales. Una «Doctrina Monroe», si quieren»
[1] Portantiero, Juan Carlos (1988) » La producción de un orden. Ensayos sobre la democracia entre el Estado y la sociedad» Ed. Nueva Visión.
