Ángel Martín se ha «Coronado»

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Por Zuriñe Ojeda

Pedro Sánchez es un visionario, amigas. Fue hablar de sus amigos desconcertados por el feminismo y, como si hubiera dejado pagada una barra libre, le salen por todas partes.

Decía Goya que el sueño de la razón produce monstruos, y diré yo que el despertar de las mujeres saca a la luz todo tipo de fantoches. 

Los hombres andan como pollos sin cabeza. Los cimientos del edificio de su masculinidad están construidos con dos elementos básicos: nuestra sumisión y nuestra adoración. Y cuando fallan, se les derrumba la construcción y se quedan lloriqueando entre los escombros, preguntándose qué ha pasado.

Dice Coronado que él quiere poder decirle a una mujer guapa cuando le apetezca. A mí me gustaría decirle si me lo cruzara que quizá tanto bífidus no le esté sentando bien, pero como yo sí tengo educación y respeto, me lo callaré. Lo que el estupendo actor no sabe es que las mujeres no somos atrezzo para su disfrute, y que nuestros derechos no dependen de lo que a él le apetezca o no hacer. Este señor no sabe, quizá por su apellido, que el feminismo les quitó la corona a los hombres hace 300 años, que no somos sus súbditas, y que nos pasamos por el arco de triunfo lo que a ellos les apetece. Vuestras gónadas ya no rigen nuestro destino, señores, asumidlo y ahorradnos a todas el bochornoso espectáculo de vuestros pataleos infantiles. 

Pero si el homo lloriquensis resulta patético, cuidado con el homo aliado equidistantis, es mucho peor. Este último es el que ha aceptado que no está bien que nos maltraten, violen o asesinen. Seguramente ha ido a alguna concentración contra la violencia machista y te cuenta que es muy feminista porque quiere mucho a su mujer, a sus hijas y a su madre. Alaba el feminismo “de antes” porque era evidente que estábamos discriminadas y le parece estupendo que sobre el papel tengamos los mismos derechos. Y como cree que ya los tenemos, no entiende qué seguimos reivindicando ni por qué nos enfadamos. Porque las mujeres, compañeras, no tenemos derecho a enfadarnos. Todas sabemos que estamos más guapas sonriendo, y que si fruncimos el ceño y levantamos la voz es que estamos buscando la tercera guerra mundial. Es que las feministas estamos provocando una guerra de sexos, amigas, que no os enteráis. Nunca en diez mil años las mujeres hemos devuelto los golpes, el feminismo no busca una dictadura de mujeres sobre el sometimiento de los hombres, pero ellos sienten que sí. Y los sentimientos de los hombres mandan, y últimamente hasta dictan leyes. Es por eso que tipos como Ángel Martín, un poco más listo que Coronado, viste su paternalismo de “buenismo bien” para decirnos a las mujeres con una sonrisa que ya está bien, que nos estamos pasando de reivindicativas. Porque seguimos necesitando tutela, la tutela de los hombres, para que nos digan hasta dónde podemos llegar. Pues no, señor Martín, esto nunca ha sido una guerra. Esto ha sido y sigue siendo un genocidio y nosotras nunca les hemos pagado con la misma moneda. Pero la realidad nunca ha hecho mella a quienes hablan desde el púlpito de la masculinidad y siguen pretendiendo tutelar nuestras vidas y nuestras luchas. 

Desde aquí os propongo a Martines y Coronados que cojáis vuestros deseos y vuestro paternalismo, lo empaquetéis bien y, envuelto con un lacito, os lo metáis por donde os quepa. Ah, y no me veis pero os lo estoy diciendo con una dulcísima sonrisa.

@zurinelakona

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