Tras la puerta

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Jesús Carretero Ajo

Lo recóndito, tras la puerta,
siempre es prisionero de sí mismo
y un juguete de las sombras
o un mar sospechosamente
en calma.

Tras la puerta que niega
la entrada a los paisajes,
el silencio se escarcha
y en piedra muda
la palabra.

Fuera, el Sol ilumina
la piel de la casa;
tras la puerta, la lluvia inunda
las estancias donde habitan
el filo y el aliento feroz.

Nadie llama
si, tras la puerta, asoma
el azul cruento de la vena;
ni siquiera, cuando el aire
huele a violeta y a trueno.

Una mirada violácea,
tras la puerta,
guarda silencio y aguarda
en la soledad de su laberinto
el ataque final del Minotauro.

Cuando ya es tarde,
tras la puerta solo quedan
tumbas con nombre de mujer
y el dolor, entonces, es flor inútil
en una tierra sin matices.

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