A la entrada del poblado
estaban abuelo y nieto,
cuando se acercó un sujeto
y preguntó muy cansado:
—«¿A este pueblo que he llegado,
sabe cómo son su gente?»
Y el abuelo, sonriente
a su vez le preguntó:
—«¿Y del pueblo que salió
cómo eran, honestamente?»
—«Allí todo se torció,
eran sucios como el lodo»
—«Pues aquí son de igual modo»
El abuelo respondió.
Cuando el hombre se alejó
otro viajero llegaba
y lo mismo preguntaba:
—«¿Qué tal es aquí la gente?»
Y el abuelo, nuevamente,
a su vez le replicaba:
—«¿Como eran en tu ciudad?»
—«Pues todos eran amables,
solidarios y confiables,
gente buena de verdad.»
—«Pues con toda honestidad
lo mismo vas a encontrar
en este hermoso lugar»
El abuelo respondió.
El hombre le agradeció
y al poblado quiso entrar.
—«¿Cómo puede suceder?»
preguntó el nieto extrañado
«que lo mismo has contestado
con distinto parecer?»
—«En la vida suele haber»
respondió con voz serena
—«Gente mala y gente buena
gente que mata o que cuide;
pero eres tú quien decide
con quién compartes la cena»
