Dani Gallardo, otra víctima de la Ley Mordaza

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Supón que eres un chico de 22 años que vive en Madrid y que por esas cosas del destino tienes una fuerte conciencia social. Supón que tras la sentencia del Procès sales a la calle a protestar y que te concentras el 16 de octubre del 2019 para protestar por ello. Supón que formas parte de uno de los varios colectivos madrileños que convocaron la concentración en la Puerta del Sol para protestar contra la condena a los presos políticos y la represión en Catalunya. Supón que una vez en Sol, y después de varias provocaciones de grupos fascistas que se presentaron allí (ninguno de los cuales es detenido), el colectivo decide mover la protesta hacia las puertas del Congreso de los Diputados. Supón que intentas llegar a la cámara baja, dando la vuelta por Tirso de Molina, pero antes de acercarte empiezan a cargar los antidisturbios del Cuerpo Nacional de Policía y los manifestantes se dispersan. Supón que las fuerzas sacrosantas del imperio español, muy español y superespañol detienen a tres personas, uno de ellos menor de edad. Supón que los jefes de Policía represora no están contentos y deciden iniciar una persecución contra los jóvenes que se han manifestado. Supón que te diriges ya a casa con tu novia cuando te vuelves a encontrar con la Policía. ¡Mucha Policía! Supón que corres y que te das cuenta de que tu novia no está contigo. Supón que vuelves a buscarla y que te encuentras a un Policía acorralándola, apalizándola, vejándola, atizándola, aporreándola, sometiéndola. Supón que intentas sacarla de debajo de los porrazos de un energúmeno que desea hacer daño a aquellos que no piensan como él. Supón que después de una paliza a ti y a tu novia te meten en una celda. Supón que pasas a disposición judicial porque el orgullo del Policía ha sido herido en tal intensidad que desea que te pudras en la cárcel inventando una historia imposible. Supón que el Juzgado de Instrucción número 22 de Madrid ordena tu ingreso en prisión de forma cautelar y sin fianza. Supón que pasas un año en el centro penitenciario de Alcalá Meco. Supón que tu defensa haya demostrado tu arraigo y tu bajo riesgo de fuga. Supón que se te haya denegado reiteradamente la libertad condicional. Supón que eres juzgado sin más pruebas que la foto de un casco dañado y la sacrosanta y validísima palabra del orgulloso Policía. Supón que el informe policial te acusa de haber intentado agredir a un agente con una barra de madera con clavos extraída de un palé. Supón que la fiscalía te pide seis años de privación de libertad por los delitos de desórdenes públicos, atentado contra la autoridad y lesiones leves. ¡Porque eso sí, le has atizado con un madero pero no le has hecho nada! Supón que la novia a la que intentaste ayudar es acusada de atentado contra la autoridad y le piden un año de prisión después de la manta de hostias que recibió de ese energúmeno al que algunos llaman Policía. Supón que tras salir de prisión sigue el proceso contra ti. Supón que, cuatro años después, tras pasar tu caso por el Tribunal Supremo te rebajan medio año de condena pero te dan diez días para ingresar en prisión para cumplir los tres años que te quedan.

Pues eso le ha sucedido a Daniel Gallardo y nos puede suceder a cualquiera. Desde la entrada en vigor de la Ley Mordaza en 2015 todos los ciudadanos podemos ser abusados por la Policía, apaleados por la Policía, vilipendiados por la Policía, humillados por la Policía, golpeados salvajemente por la Policía, injuriados por la Policía, menospreciados por la Policía, asesinados por la Policía. Según el Informe sombra España incumple la Convención Internacional contra la Tortura, sigue utilizando material antidisturbios potencialmente letal, sigue practicando las devoluciones de inmigrantes en caliente y no realiza investigaciones sobre los crímenes del franquismo, además de usar la fuerza por motivos racistas y clasistas. ¿Cómo pretenden que nos creamos la palabra de la Policía? Pues la palabra de un Policía es Ley y sirve y ha servido para encarcelar la protesta, recordemos a los seis de Zaragoza que sin más pruebas que la palabra de un Policía han sido acusados del mismo delito y se les piden siete años de prisión a la espera del recurso presentado ante el Tribunal Supremo. 

Nos quieren con miedo, con pavor, con el respeto que sólo se le puede profesar a los tiranos y a los que abusan de su poder. Esa tiranía representada por la Policía represora pero instigada por la judicatura y creada ex profeso por unos políticos que temen la rebelión del pueblo, no es más que la constatación del fracaso de nuestro sistema. No desean lo mejor para el pueblo, desean lo mejor para sus intereses personales. Yo acuso a los políticos de complicidad para delinquir, a los jueces de juzgar sin pruebas y a los Policías de ser el brazo ejecutor de esta dictadura engalanada con brillantina. Abnegados mentirosos con porra y pistola. Personas cubiertas con armadura, con casco, con escudo bajo las cuales reina el despreciable silencio de los simples. Personas armadas con porras y con muchas ganas de hacerse respetar pero, en el fondo, irrespetables por cuanto representan lo peor del sistema. Seres que tras quitarse su traje de justicieros se vuelven infinitamente pequeños. Almas despreciables, tercas, incapaces. Inquisidores cuya única función en el mundo es reprimir, coartar, atacar de frente la libertad de expresión que es voluntad y salvaguarda del pueblo. Hombres inoculados del germen del odio de clase. Muñecos de papel que osan representar a la autoridad cuando no poseen la voluntad del pueblo inscrita en sus porras. Almas leves e inconsecuentes, desagradables comparsas del reino de los justos. Pequeñas voluntades, insignificantes secuaces de la depravación y conservación del sistema.

Ante estos seres los ciudadanos perdemos nuestra condición de ciudadanía. Según muestra Amnistía Internacional, se han identificado, al menos, cuatro artículos que, aplicados estos años, han impactado decisivamente sobre el derecho a la protesta pacífica, debilitándolo en forma extrema. Son el 36.6 (resistencia, desobediencia y negativa a identificarse), 37.1 (manifestaciones espontáneas), 37.4 (faltas de respeto) y 36.23 (uso de imágenes de las fuerzas de seguridad). Desde 2015, las autoridades han propuesto 250.300 sanciones sobre estos mismos artículos, que suponen el 78% del total de sanciones en materia de seguridad ciudadana, que en gran medida han impactado negativamente en el ejercicio de derechos humanos de manifestantes, defensores y defensoras de los derechos humanos, y periodistas por conductas protegidas por los derechos a la libertad de expresión y de reunión pacífica, algo que Amnistía Internacional ha podido constatar en sucesivas investigaciones e informes. La organización muestra su preocupación sobre el aumento en la aplicación de las sanciones en relación con las faltas de respeto a la autoridad. En 2021 se aplicaron 26.254 cuando la media, entre 2016 y 2021, fue de 20,713, es decir, se han producido, según los últimos datos facilitados por el Ministerio del Interior, un 27% más que la media.

Varios partidos políticos, incluido el PSOE, (que en cinco años gobernando no ha querido derogar esta ley, es decir, ha mentido porque ha llevado su derogación en su programa electoral) interpusieron en su día un Recurso de Inconstitucionalidad. En su Sentencia 172/2020, de 19 de noviembre (Recurso de Inconstitucionalidad 2896-2015 presentado por 97 diputados del PSOE; 11 de Izquierda Plural y Chunta Aragonesista; 4 de Unión Progreso y Democracia y 2 del Grupo Mixto del Congreso de los Diputados, impugnando los arts. 19.2, 20.2, 36,2 y 23, 37.1 en relación con los arts. 30.3, 37.3 y 7, así como la disposición final primera de la Ley Orgánica), el Pleno del Tribunal Constitucional avaló la constitucionalidad de la Ley Orgánica 4/2015, de 30 de marzo, de Protección de la Seguridad Ciudadana (LOPSC), aprobada por el PP en 2015. Es decir, que estamos indefensos. 

Hace un tiempo escribí uno de esos artículos salidos directamente de la tripas y decía esto: ¿Qué pasaría si el pueblo, harto de recibir hostias por todos los lados, en forma de leyes injustas, de decisiones arbitrarias y de palos como ruedas de molino, se decidiera a devolverlas? ¿Qué pasaría si el pueblo se organizara de tal manera que ante las injusticias fuera quien diera las hostias a quien correspondiera? 

Ante nuestra indefensión el pueblo debe organizarse y por ello la Assemblea Persones Represaliades ha organizado una concentración en Barcelona. Tendrá lugar el próximo 31 de julio y os animamos a acudir. 

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