Mango ha acatado la sanción y ha renunciado a su recurso, la cual fue calificada de “muy grave”, como consecuencia del sabotaje de las que han sido sus primeras elecciones sindicales.
La Inspección ha considerado acreditado la elaboración por parte de la empresa de listas negras, con la afiliación sindical de cada trabajador, con las cuales la dirección del centro de Lliça d’Amunt buscaba coaccionarlos y perjudicar ciertas candidaturas.
«Si se trabaja votará a Fetico» (sindicato alternativo con presencia en el sector de los servicios). «Posiblemente abierta a escuchar sin recelo». «Dudoso». «Le parece bien todo, no se ha sentido en ningún momento coaccionada, parece que está al lado de UGT y no quiere cambiar». «No mostró mucho interés por votar». “Se jubila este verano. En principio nos apoya lista Fetico”. Estos son algunos de los ejemplos que ha documentado la Inspección dentro de las mencionadas listas negras.
La empresa, por su parte, ha reconocido ante los medios los hechos, agradeciendo además al organismo público su actuación, argumentando que “el informe prueba que determinados mandos intermedios fueron los responsables de estas coacciones”. La cúpula se ha desmarcado de dichas actuaciones.
Mango, con una plantilla de más de 6.000 trabajadores en todo el país, no contaba en ninguno de sus centros de trabajo con comité alguno, ni estaban sindicados, lo cual representa una falta de representación legal fuera de lo común en empresas de estas características.
