Por Karina Castelao
Hay un refrán en mi tierra que dice «mexan por nós e din que chove», que traducido sería algo así como que se mofan de nosotros y nos dicen que son imaginaciones nuestras.
Lo que ha hecho Yolanda Díaz de poner de Portavoz de Feminismo(s) en SUMAR a Elizabeth Duval, persona transexual autoidentificada mujer, es una forma de gaslighting de manual. Es literalmente – y ella como gallega lo entenderá – «mexar nas mulleres e dicir que está a chover». Porque lo de Yolanda Díaz con ese nombramiento tan simbólico, es una auténtica declaración de intenciones.
Es un plantarle cara al feminismo y retarle a ver quien la tiene más larga: o las feministas «clásicas» que llevan décadas luchando por los derechos de las mujeres basados en sexo, o los «feminismos» disfrutones y coloridos que incluyen dentro de su lucha a todo bicho viviente que no se identifique como hombre heterosexual (y aun así con excepciones).
Colocar como portavoz de feminismo(s) de un partido que tiene aspiraciones de formar parte de una coalición de gobierno a una mujer trans es una verdadera humillación para las mujeres. Es un desprecio de su realidad, de su sufrimiento, de la violencia que padecen. Es, poner en una situación de representatividad de un grupo de personas concreto a una que jamás ha vivido ni vivirá la realidad de ese grupo que representa. Es ignorar la opresión por sexo. Es invisibilizar nuestra experiencia como mujeres. Es banalizar las demandas legítimas del feminismo y defecar en su agenda. Es, en resumen, reirse de las mujeres a mandíbula batiente.
Pero lo peor de todo es que esto lo haga una mujer. Una mujer que sabe lo difícil que es medrar en política cuando se es de sexo femenino o lo imposible que va a ser llegar a ser presidenta de gobierno de nuestro país, al menos, de momento.
Como ya dije en otra ocasión, no sé en qué momento a los partidos políticos nacidos de Podemos les ha parecido una buena idea para captar votantes olvidarse de las mujeres y centrarse en el colectivo LGTBIQ+. Creí que el 28M les había servido de escarmiento, ahora veo que no.
Yolanda Díaz ha pasado de prometerle a Antonelli que iba a ampliar la Ley Trans (no me puedo imaginar hacia dónde), a colocar a una mujer trans como cara visible del feminismo. Poco más desprecio puede mostrar hacia las personas de su mismo sexo. Y espero que lo pague en las urnas.
Citándome a mí misma, llevamos 300 años luchando para ser estándar de ser humano y ahora ya no somos ni estándar de mujer.
