Poderoso caballero es Don Patriarcado

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Por Sonia Mauriz Pereira

Es propio de los sistemas de opresión imponer el relato único, esto se sabe desde antiguo, ya desde Grecia con Heródoto o la misma Iglesia Católica que fundamentó en ello su monopolio occidental durante 2000 años. 

Y no es ajeno a ello el sistema opresivo por antonomasia que atraviesa clases, razas, tiempo y culturas. El más antiguo. El patriarcado. 

Esta semana, nos ha tenido pendientes de nuestras pantallas el folletín «Me llamaste caballero» en el que tenemos una única versión, la de la «supuesta» víctima. Y digo «supuesta» porque cuando «aparece muerta» una mujer, la identidad y motivo de la agresión se duda así el asesino esté allí cuchillo en mano, lleno de sangre y vociferando «¡O mía o de nadie! «

En este caso nos falta, y no parecemos necesitar, la versión de la peligrosa «agresora», la persona con la que tiene pesadillas Charles Mason y las madres asustan a sus hijos: «Si no te comes el brécol las empleadas de super te llamarán caballero » 

No la tenemos, ni hace falta porque es mujer y nadie le preguntará. 

¿Alguna duda en la sala de que si los empleados implicados fueran hombres la tragedia en tres actos habría quedado en uno? 

¿Cómo puedo afirmarlo con tal rotundidad? Porque he estado ahí, como mujer trabajadora, y de cara al público he aguantado todo tipo de improperios, amenazas, insinuaciones… Y como clienta también. Ese camarero que cree que necesitas sus valoraciones de tu físico, ese vendedor de móviles que te llama por si el móvil no va bien, el repartidor que se queda con tus datos… 

Recordemos hace poco la chica que se quejó, en un hilo, de un repartidor que se había quedado con sus datos para contactar con ella. La respuesta en redes fue responsabilizarla de un posible problema laboral de un incomprendido Romeo.

No me suena apoyo de la ministra o el entorno periodístico queer. Ninguna campaña. 

¿Os imaginais una nota de prensa por cada agresión verbal, física o insinuación? ¿Os imaginais apoyo institucional? 

Somos mujeres, no lo soñéis. 

Las mujeres somos «propiedad del comunal» y todo hombre, en todo ámbito, tiene derecho a «corregirte», insinuarse, agredirte. 

Cuatro días viendo una marca mencionada en todos los medios y redes por un incidente en la caja de un super.

¿Cuántos casos de acosos a mujeres conocéis? ¿Cuántos que han llegado a juicio? ¿Con la misma repercusión? ¿Cuantos episodios en comercios y hostelería que son pan de cada día? 

Como encargada (esta semana por las redes he descubierto que entonces era burguesía) recibí muchas veces un trato denigrante desde la creencia por parte del cliente de que en el pago por el servicio se incluye mi dignidad al ninguneo constante como responsable. 

Cuando se exigía hablar con el encargado y aparecía yo la siguiente petición era «hablar con mi supervisor «. Vamos llegar a ese punto donde hubiera un hombre. No había. 

O ignorarte hablándole a uno de los empleados, obviamente bajando el tono hasta el palmoteo en la espalda y el «No pasa nada amigo».

He recibido frases maravillosas, clásicas del machismo más medieval » Te habrá dejado el novio» , » Si sonrieras serías hasta guapa «, «Vienes de un funeral» ( efectivamente venía, del de mi abuela) , «Tú lo que necesitas… «, «Guarra» (este por tener hora de cierre, una de tantas veces que vino seguridad)…

Son momentos en los que te tiemblan las piernas y llorarías de rabia, de impotencia, que a ti la empresa te exige unas normas y que apliques una política de empresa, que no decides tú, horarios que no decides tú, precios que no decides tú, que no miren por cámara y haya una cola, que indiques los métodos de pago y agilices, y no decides tú… Pero si hay un problema te lo comes tú y la empresa será la primera en usarte como sacrificio humano. 

Me han golpeado la verja, pedido cafés con todo apagado y el bolso en la mano, echado humo a la cara, gritado, levantado la mano, reído de mí… y una sola frase con la voz masculina de algún compañero hace que acabe todo. O con solo aparecer. 

Como trabajador no eres nadie, como trabajadora mujer menos que nadie, el escupidero social de cualquier frustrado. Añádele hoy día la story time en redes, la exposición, porque quien se comporta así no quiere un buen servicio, no le interesa resolver y solucionar un conflicto ( «Se disculpó pero no de corazón»), es una Salomé sedienta de sangre y dopamina, no le vale nada menos que tú cabeza y las cabezas de las mujeres son gratis. 

Así que sí, sé la versión que nadie preguntó, la de contener las lágrimas y disimular el temblor en las manos, la rabia mientras intentas mantener la calma y solucionar, echar mano de la educación, por supuesto que el corazón no, de corazón te largarías, de corazón gritarías que «Basta ya», que no eres el pozo de las frustraciones ajenas. 

Pero a nadie le interesa oír esa voz, no se le puede permitir tener relato propio, del relato propio surgen la identificación, la toma de conciencia del no estar sola y de ahí la unión y a ver si esto va a acabar en revolución y se le acaba el chollo a los caballeros. 

@SoniaRadFem

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