Después de que el líder del grupo mercenario Wagner acusase al Ministro de Defensa ruso, Serguei Shoigu, de bombardear sus bases el mandatario ruso decidió abrir una investigación por «organizar una rebelión armada» que se materializó pocas horas después.
Así, el líder de los Wagner ha asegurado cosas como que «en Rusia pronto habrá un nuevo Presidente» y, en la vía de los hechos, ha tomado la ciudad de Rostov del Don, estratégica desde el punto de vista del conflicto abierto entre Rusia y Ucrania. Además, las tropas de Wagner (aseguran que cuentan con 25000 efectivos), habrían alcanzado ya Voronezh, situada a 500km de Moscú.
La capital, ante el anuncio de Prigozhin de una «marcha por la justicia» que pretende llegar hasta ella, ya se ha blindado ante la amenaza. De la misma manera, los gobernadores de las ciudades alcanzadas por los hombres de Prigozhin han aconsejado a la población no salir de sus casas. El jefe de los Wagner exige una reunión con el Ministro de Defensa Ruso y con el general Gerasimov.
El Presidente de Rusia, Vladimir Putin, se ha dirigido a la nación señalando las acciones dirigidas por el jefe mercenario Prigozhin como «alta traición» y asegurando «no permitiremos que se repita una guerra civil. Defenderemos a nuestra población y al Estado de cualquier amenaza, incluida la traición desde dentro». Así mismo, desde el gobierno ruso se ha activado el régimen de operación antiterrorista para hacer frente a la amenaza.
Vladimir Putin ha afirmado que no permitirá que el país se divida «como en 1917» y ha anunciado un «inminente castigo para los traidores».
Mientras tanto, varios convoyes de Wagner se estarían abriendo paso sin aparente problema, según declaran numerosos testigos visuales, a través de los bloqueos de carretera.
