La Cara y Cruz de la banalización de la OTAN

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Un mecanismo clave en la militarización de la vida política es que la OTAN ha sido simultáneamente banalizada y fundamentalizada, una suposición corriente de que el aparato militar tiene una base ética y es capaz de lograr la paz, ya no es una alianza militar sino una especie de asociación cultural, ya no es una cuestión de política sino de identidades y esencias profundas, la Alianza se vincula a la sociedad civil, la democracia y el crecimiento económico.

La pertenencia a la OTAN se presentó en términos existenciales como parte integral del regreso de los países del Este europeo a su hogar europeo. El lobby a favor de la OTAN concebía la membresía no como una respuesta a cuestiones estratégicas, sino como una recompensa y un marcador de «igualdad» con Occidente sobre la base de «valores«.

En 1999, en el 50 aniversario de la fundación de la OTAN, la alianza inició lo que la académica Merje Kuus del Department of Geography, The University of British Columbia (Canadá) ha llamado una “metamorfosis discursiva”, de la mera alianza defensiva que fue durante la Guerra Fría, se fue convirtiendo en un activo pacto militar preocupado por difundir y defender valores como los derechos humanos, la democracia, la paz y la libertad más allá de las fronteras de sus estados miembros.

Kuus describe en «Paz, Amor y OTAN: la construcción imperial de discurso en Europa central» como no operaron contra la sociedad civil, sino a través de ella. No trataron de separar la OTAN de la vida social, sino integrarla más ampliamente en el mundo del espectáculo, en la educación y en la vida civil.

Ser parte de la OTAN se convertiría en una condición esencial para ser un sujeto en asuntos internacionales. De este modo, la integración supone un proceso mediante el cual el poder regula la vida social desde su interior, mediante la construcción de cierto tipo de discursos, determinadas esferas de consenso, y un espacio normativo para el derecho imperial. Este proceso es parte integral de la militarización de la vida social, así el militarismo consigue aceptación popular y de las élites.

El ministro de Relaciones Exteriores de Polonia, Geremek, en 1997 declaró: «No hemos escatimado esfuerzos para volver a las raíces de nuestra cultura y estado… para unirnos a la familia euroatlántica de naciones democráticas. Esta es la esencia de nuestras aspiraciones de unirnos a la OTAN»

Y continuó: «La Alianza, ha logrado poner su inmenso poderío militar al servicio de los valores y principios fundamentales que compartimos. La OTAN puede hacer que Europa sea segura para la democracia. Ninguna otra organización puede hacer de Europa un lugar seguro para la democracia».

El Ministro de Relaciones Exteriores de Estonia, Toomas Ilves en 1996 asimismo, subrayó que la pertenencia a la OTAN codificaría «valores comunes —paz, libertad, democracia y bienestar— que Estonia valora por encima de todo». De hecho, distanció explícitamente las aspiraciones de la OTAN de la noción de amenaza, declarando un año después que “«Estonia no quiere unirse a la OTAN de la Guerra Fría. Tanto en ubicación como en espíritu, Estonia es parte de la nueva Europa y nos sentimos con derecho a participar constructivamente en la formación del nuevo sistema de defensa europeo».

El Presidente checo Václav Havel argumentó que la OTAN tiene una identidad cultural «basada en valores» y «civilizatoria» junto con su identidad geográfica y estratégica porque la Alianza fue diseñada para defender ciertos valores, como el orden político, los derechos humanos, el estado de derecho, la economía de mercado, la libertad de expresión.

El presidente de Bulgaria, Petar Stoyanov, subrayó en 1998 que las aspiraciones de su país a la OTAN representaban una “opción de civilización”. «Para nosotros”, dijo Stoyanov, “es una elección fuertemente motivada, una elección cultural, una elección de civilización

La narrativa es productiva al vincular la pertenencia a la OTAN con la aceptación en el sistema internacional. Ejemplos claros del énfasis que se pone en los aspectos positivos, no se interesa por categorías negativas como enemigo, amenaza o disciplina. Más bien tratan de presentarse como sujetos «responsables«, «de confianza«, que «se preocupan» por el mañana. Supone un orden supranacional basado en valores comunes, buscar renovados referentes y misiones que ayuden a definir o reforzar el lugar de Estados Unidos en un mundo globalizado.

Kosovo, el reverso de la OTAN

Una agresión unilateral, iniciada por la OTAN contra Yugoslavia sin autorización alguna del Consejo de Seguridad de la ONU dio origen más tarde a la República de Kosovo que declaró su independencia de Serbia el 17 de febrero de 2008, con el apoyo de EEUU y de la mayoría de los países de la UE.

En Kosovo, el Campo Militar de Bondsteel es la principal base militar del Ejército de los Estados Unidos bajo mando de la KFOR, fuerza militar multinacional liderada por la OTAN que entró en Kosovo el 12 de junio de 1999, dos días después de que el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas aprobara la resolución 1244.

Como describe Pablo Jofre Leal alberga a 4.000 tropas de ocupación. El complejo fue construido en 386,47 hectáreas con un perímetro de 11,27 kms. cerca de Ferizaj, al sur de la capital Pristina. Los norteamericanos eligieron un lugar poco poblado que casi no fue bombardeado por los aviones de la OTAN en la agresión a Yugoslavia y por ende estaba libre de uranio empobrecido. Construida por la empresa privada Kellogg, Brown, and Root (KBR) y el ejército estadounidense por 350 millones de dólares en Uroševac, cerca de la frontera con Macedonia. Bondsteel tiene un costo de 70 millones de dólares al año, para mantener en activo su propia central eléctrica, depuradoras, helipuerto e incluso Burger King y una Taco Bell. Nada que pueda faltarles a las tropas en esa región, parte de las 800 bases militares estadounidenses en el mundo.

En la realidad de la construcción de Camp Bondsteel coexisten intereses geoestratégicos relacionados con los Balcanes, Asia Occidental y la frontera occidental de Rusia. Ya The Washington Post había señalado durante la época de decisión de construcción de Bondsteel que “con Oriente Medio cada día más frágil, necesitaremos bases y derechos de vuelo sobre los Balcanes para proteger el petróleo del Mar Caspio”. Recordemos que la base se encuentra en una zona a vuelo de avión sin reabastecer de Asia Occidental, el Cáucaso y Rusia. De esta forma se puede controlar oleoductos y corredores energéticos vitales como el oleoducto transbalcánico donde multinacionales estadounidenses como la corporación Halliburton tienen presencia e intereses.

En 2002, se denunció que Camp Bondsteel era utilizada por el ejército estadounidense como campo de detención ilegal alternativo al campo de Guantánamo, por lo que fue inspeccionada por el Comisario de Derechos Humanos de la Unión Europea, Álvaro Gil-Robles, quien conmocionado comprobó su existencia y solicitó a las autoridades su desmantelamiento.

En 2008, justo después de que Kosovo declarara la independencia, Carla Del Ponte, la fiscal jefe del Tribunal Penal Internacional de las Naciones Unidas para la ex Yugoslavia (TPIY) de 1999 a 2007, publicó sus memorias: ‘Madame President: Confrontations with Humanity’s Worst Criminals and the Culture of Impunity’ donde alegaba que durante el conflicto de Kosovo se habían cometido graves delitos contra población serbia que había permanecido en Kosovo después de la guerra, sino que esos delitos no se habían investigado seriamente, en dichos crímenes estarían involucrados importantes figuras políticas del gobierno kosovar de la posguerra.

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