Rusia sigue resistiendo la política de sanciones a la que la somete Occidente con un crecimiento constante de su economía, que en medio de una guerra, parece sólida como ninguna. Tal es lo que se desprende de los propios analistas del Fondo Monetario Internacional (FMI) que el pasado martes revisaron, muy al alza, las previsiones de crecimiento del país, que en este momento se estima al 3,2%, por encima del 2,6% proyectado hasta ahora. Esto sucede mientras los salarios reales aumentan y el desempleo se sitúa en mínimos históricos en un país que no parece inmutarse por los esfuerzos de una guerra que libra contra todo Occidente, mientras su enemigo en el campo de batalla apenas es capaz de conseguir nuevo armamento de socios de la categoría de EEUU.
Esta es la segunda modificación en las previsiones de crecimiento que realiza el FMI en pocos meses, ya que en febrero el organismo ya mejoró su previsión desde el 1,1% al 2,6 ya citado. Según las cifras de este mismo organismo, el auge de la economía rusa es constante, tal y como demuestra que el año pasado esta ya creció más rápido que todo el G7 en su conjunto.
Estos sucede mientras los grandes medios de comunicación europeos siguen utilizando argumentos esgrimidos por organizaciones parciales que siguen propagando la idea de que la economía rusa está al borde del abismo, algo que contrasta con las cifras reales y sostenidas que demuestran que en la delicada situación geopolítica actual, los rusos van ganando.
