Crónica del II Congreso Internacional de Violencia Obstétrica

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Por Mara Ricoy Olariaga

El pasado 26 de Mayo tuvo lugar en la Universidad de Castellón el II Congreso Internacional de Violencia Obstétrica, en el que tuve el gusto y el honor de participar.

La jornada se dio desafiando las inundaciones que España y culminando una serie de talleres dinamizadores que se han venido ofreciendo desde principios de año.

La persistencia de este congreso en un país que acostumbra a negar desde sus instituciones médicas la violencia obstétrica, es un oasis feminista o más bien una constancia inquebrantable por parte de una mujer, Doctora en ciencias de la salud, profesora e investigadora en el departamento de enfermería Desirée Mena Tudela, a la que debemos no sólo este congreso sino también estudios tan relevantes como el publicado en 2020 sobre el impacto de la descentralización de los sistemas de salud en España, que revelaba datos tan escalofriantes pero nada sorprendentes para muchas de nosotras como que un 38,3 % de las mujeres sentían haber sufrido violencia obstétrica, un 44.4% sentían que se les habían hecho procedimientos dolorosos y/o innecesarios y a un 83.4% no se les había pedido un consentimiento informado.

Y también el realizado sobre el impacto del Covid sobre la lactancia y la violencia obstétrica, algo que va totalmente de la mano pero que como bien apuntó una de las ponentes, Esther Massó hasta el estudio de Desirée apenas se ha vinculado.

El congreso es un mirar esperanzado al futuro desde un terreno árido, es escuchar a los últimos ginecólogos que se aferran a un poder que nunca les perteneció sobre las mujeres y sus partos decir en programas de televisión que llevan “haciendo partos” desde los ochenta y poder poner la vista en las nuevas promociones de enfermería de las que puede que salgan matronas y explicarles cómo no hacer las cosas, como no repetir los errores.

Porque además España necesita matronas, nos falta un 40% de ellas, pero sobretodo nos falta que sean conscientes desde una perspectiva feminista de la importancia de su rol en la atención de las mujeres. Porque mas allá del feminismo en los discursos políticos nos falta mucho feminismo en la práctica.

La audiencia mayoritariamente joven y mayoritariamente femenina y me atrevería a decir que a la mayoría la maternidad les quedaba lejos. Aún así y sintiéndome señora mayor vislumbré en las rondas de preguntas y algunas exposiciones científicas, ese futuro prometedor que debe ver Mena cuando encuentra el ánimo para organizar este congreso cada año, gracias al entusiasmo y sabiduría de muchas de las jóvenes que participaron.

El tema de este año era “Ética de los Cuidados en el acompañamiento a la salud sexual y reproductiva.”

Inauguró la conferencia la matrona Josefina Goberna Tricas, quien argumentó sobre ética desde varios modelos de relación asistencial y también desde lo jurídico. Concediendo que para las profesionales en ocasiones cumplir con algunos requisitos puede ser complicado.

Tras su intervención el día de dividió principalmente en dos mesas redondas: “La ética del cuidado maternal en un paradigma tecnocrático. Estado actual”. “Ética y violencia obstétrica: ¿socialización y normalización?”

En la primera mesa la ponencia que quizá por ser “externa” al tema fundamental me resultó más interesante fue la de la profesora de Filosofía y Sociología, Irene Comins Mingol quien

nos habló desde su especialidad en Desarrollo Social y Paz, sobre la importancia de observar la paz, recordándonos el impacto que tienen las buenas prácticas en los sistemas de salud.

También hubo un par de intervenciones online. Una a cargo de una matrona española, Helena Eyimi, sobre la importancia de la formación y que evidenció las diferencias entre las matronas en Reino Unido y España.

A lo que yo añado que principalmente porque Gran Bretaña tiene un Colegio de matronas desde 1881 y en España aún se carece de él.

Y después, desde Ecuador nos habló la psicóloga Thais Brandão, acerca de la epistemología de la sanidad, y en ella abrió preguntas que algunas tocamos de diferentes formas, pero que para mí quedaron en el aire sobre ¿quién puede desear la maternidad?

A la tarde me tocó a mi empezar con la siguiente mesa y mi propuesta fue el estimular el pensamiento crítico y la consciencia de lo que llamé las tres P’s, Propaganda Patriarcal Perpetua. Lo hice a través de varios video clips de series y películas así como titulares de prensa para explicar la importancia de la representación de los partos y las mujeres socialmente y de cómo para cambiar esa objetificación constante y falta de historias en primera persona lo esencial es que contemos nuestras historias, sea escribiendo, en foros o dirigiendo películas.

Tras mi ponencia, la brillante Esther Massó Guijarro profesora de Filosofía en la Universidad de Granada fue cosiendo desde lo filosófico todo aquello que nos confronta con la ética necesaria para reivindicarnos como mujeres madres, parturientas y lactantes.

Concluyó la mesa la Dra. Susana Soldevilla Pérez de una manera orgánica, recordándonos la importancia de las buenas prácticas en la atención de la muerte perinatal.

Y si empecé este artículo hablando de oasis feministas lo concluyo con otro, el centro de nacimientos Casa Laietania en el hospital Germans Trías de Badalona, la comunicación científica expuesta por su coordinadora Lucia Alcaraz recibió un premio durante el congreso. Y mostró con la sencillez pragmática que tienen las matronas en su hacer científico basado en la práctica y evidencia, que otra forma de hacer las cosas incluso dentro de la sanidad convencional es posible y no debería ser tan excepcional.

Tras el congreso me siento una vez más dividida. Me cuesta creer que aún en el 2023 en España estemos hablando de la importancia de poner a la mujer en el centro de la toma de decisiones a la hora de parir, de tener en cuenta la importancia de los cuidados, de tener espacios designados para poder atravesar el duelo de lo que supone la muerte de un bebé en un paritorio. O que tengamos que recurrir a todos los campos filosóficos para reclamar lo que para mí es la cuestión más básica de nuestros derechos humanos.

Y al tiempo no puedo dejar de sentirme agradecida porque alguien como Desirée nos siga convocando para gritar, ante el silencio nacional de las instituciones.

Algo representado en el congreso con los tres monos que ni ven, ni oyen, ni hablan, en tres sillas que permanecieron expuestas todo el día para recordar las muchas ausencias y negativas a participar en el congreso por parte de aquellos que preferirían que nada cambiase.

Pero como dije en mi ponencia:

Parir a nuestros hijos e hijas, vivos o muertos es algo que nos pertenece a las mujeres.

Nos corresponde a nosotras narrarlo.

Es una cuestión feminista, urgente y sorora. Es una cuestión de justicia.

@Matriactivista

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