Vivimos en un mundo absurdo y peculiar. El arte se ha desfigurado tanto que ya no ofrece capacidad de crítica, modos nuevos de pensar o recapacitar acerca del mundo, de la vida o de la aquello que resulta trascendente. Ya he hablado de ello en algún artículo.
Escribo este pequeño juego de palabras porque un estudiante de la Universidad Nacional de Seúl se comió el plátano que formaba parte de la obra del artista italiano Maurizio Cattelan titulada “Comediante”. Esto ocurrió el pasado jueves. No vamos a decir que esté bien comerse una obra de arte que está expuesta, desde El Común respetamos los Museos y lo que representan para la humanidad, pero es que la obra en sí lo pide.
Para más inri el universitario, identificado como Noh Huyn-Soo fue grabado por un amigo suyo realizando su “gesta”. El museo en cuestión es el Museo de Arte Leeum de la capital surcoreana. Tras devorar el plátano lo volvió a pegar en la pared con la cinta que lo sostenía.
La obra en cuestión cuesta 100.000 dólares y no se van a presentar cargos dado que las instrucciones del artista indican que el plátano debe cambiarse cada dos o tres días por razones obvias.
Me pregunto sobre el valor de estas obras y cómo es posible que este tipo de artistas nos tomen el pelo de esta manera tan atroz. 100.000 dólares por un plátano pegado con cinta adhesiva sobre una pared blanca. Por cierto, la fotografía que ilustra este pequeño artículo no es de hecho en sí, es una obra mía improvisada en mi propia casa. ¿Alguien está dispuesto a pagarme 100.000 dólares?
