El diario El Mundo publicó en la tarde de ayer una información en la que titula que el periodista español Pablo González, que lleva detenido en aislamiento en Polonia desde febrero de 2022 y sin una causa clara, elaboró informes sobre disidentes rusos, informes que lo relacionarían con la sospecha de espionaje que ha bastado para mantenerle incomunicado durante más de un año.
En esa supuesta información, El Mundo da por válido un comunicado de una agencia de informadores rusos, Agentstvo, compuesta por autores independientes unidos por su disidencia con Rusia, cuyas fuentes son anónimas o bien «no citan por su nombre».
Esas fuentes anónimas, según la agencia de disidentes rusos, advierten que –un año después– se ha conocido que el móvil y el ordenador de Pablo González fue copiado al ser «cazado en Ucrania» (textual) por fuerzas de seguridad del país que le sometieron a interrogatorio. En los datos contenidos en los dispositivos, según la agencia, se han hallado ahora documentos como información sobre Zanna Nemtsova, hija del opositor ruso asesinado en 2015 Boris Nemtsov.
Se da la circunstancia de que el propio Pablo González entrevistó a Zanna Nemtsova en 2016 para el diario Gara, como puede comprobarse en la hemeroteca, y además en esa entrevista se le da voz a la hija del opositor sin ninguna sombra de crítica a la disidencia.
En el artículo de El Mundo, el autor expresa que, a través de «otras dos fuentes» (sin especificar) se concluye que esos informes no tenían carácter periodístico y que Pablo González es un agente infiltrado del servicio de espionaje militar ruso.
Contrasta la facilidad que los medios nacionales muestran para airear con rotundidad supuestas informaciones aunque estén basadas en fuentes anónimas, siempre que encajen y favorezcan al relato que conviene a la Unión Europea, pero en cambio le cueste tanto aceptar otro tipo de informaciones, como la sonada polémica que originó la investigación del contrastado periodista Seymour Hersh sobre el sabotaje del gasoducto Nord Stream y que sigue siendo cuestionada.
Es además muy llamativo que esa información salga más de un año después, de unos dispositivos como móvil y ordenador personal a los que no han tenido acceso ni los propios abogados del detenido, en lo que parece ser una maniobra que pretende justificar la detención de un ciudadano europeo sin el menor respeto a sus derechos, como por ejemplo el derecho a defenderse y gozar de un juicio con garantías.
